jueves, 30 de septiembre de 2021

Nicole Krauss

 El poder de la memoria


Interesada en indagar entre las rendijas de la autobiografía y la ficción, esta neoyorkina de 47 años habla de la memoria y la soledad, prestándole una gran importancia a la cultura judía. Nicole Krauss es autora de cuentos que han sido publicados en The New Yorker. Su primera novela, Llega un hombre y dice (2002) trata los efectos de la pérdida de la memoria y el intento artificial por recuperarla. Esta obra, influida por el escritor norteamericano posmodernista Don DeLillo, fue un gran cambio para Krauss en su trayectoria tras haberse dedicado durante años a la poesía, pero la gran aceptación por parte de crítica y público hace que se decante más por la ficción. 

Sobre su abandono de la poesía dice que no fue una decisión consciente. Lo que ocurrió fue "como un enamoramiento con la novela que me tomó completamente por sorpresa. No tenía idea de que podía escribir una novela y no tenía idea de que me iba gustar. A mí siempre me encantaba la poesía, quise ser poeta y ser parte de ese mundo. Nunca se me ocurrió escribir ficción. Entonces fue casi como un experimento en búsqueda de una nueva libertad, un nuevo aliento. porque mi poesía se había puesto algo moribunda, por varios motivos"

El reconocimiento a escala internacional le llega con La historia del amor (2005), un contrajuego de espejos narrativos con imitaciones a lo Paul Auster, en el que varias historias personales se entrelazan alrededor de un manuscrito que se creía perdido.

Las preocupaciones de Krauss sobre las posibilidades y los límites de la ficción se perpetúan en La gran casa (2012), historia de cuatro personajes "unidos por el destino de un enorme escritorio con una insólita cantidad de cajones". Comienza el libro con el dueño del escritorio, un joven poeta chileno exiliado en Nueva York de la dictadura de Pinochet y quien asegura que, alguna vez, ese escritorio perteneció a Federico García Lorca.

En 2017 publica En una selva oscura, novela en la que sigue de manera alternativa los pasos de dos personajes emblemáticos de la alta sociedad judía neoyorquina que gozan de gran éxito, pero que se encuentran perdidos y buscan una salida a su situación huyendo a Israel.

Entre ambas obras, se produjo también su sonada separación del escritor Jonathan Safran Foer; pareja muy relevante en el mundo literario neoyorquino.

Gran lectora de autores hispanoamericanos, es admiradora de Roberto Bolaño: “Casi todos mis autores favoritos escriben en castellano: Vila-Matas, Gabriela Mistral, Donoso, Parra... Estaba predispuesta tras haber adorado a Borges durante años, porque es el autor que les dio a los demás la libertad de escribir en sus ficciones acerca de otros escritores y sobre la literatura en sí misma. Él inoculó esa obsesión en Bolaño, que es mi héroe. Los detectives salvajes o 2666 me confirmaron que todo es posible en la novela, al tiempo que me hicieron pensar que la literatura sajona está muerta. Es lo que llamó el efecto Bolaño: escritores involucrados en política. Nosotros tuvimos aquella tradición pero la perdimos, porque en EE UU la política está mucho más codificada. Por no hablar del conflicto que existe en mi generación entre las obras de sentimientos y las intelectuales. Bolaño es la solución: logró unir ambas cosas sin fisuras”.

Nicole Krauss vive en Brooklyn y colabora habitualmente en medios de prensa como las revistas The New Yorker, Esquire o Harper’s.

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