martes, 7 de febrero de 2017

Próxima reunión martes 7 de febrero a las 6 en punto

El Corrido de Dante
de Eduardo González Viaña

   “Recuerda que estamos en los Estados Unidos” le dicen a Dante Celestino cuando su hija se va de casa. Amigos y vecinos le advierten que en Estados Unidos no es raro que una joven de quince años abandone la casa familiar y se fugue. Dante ya le había aconsejado a Emmita que nunca se juntara con pandilleros o traficantes de drogas. Pero la joven ignora los consejos de su padre y, durante su quinceañera, se fuga con un latino vestido de negro, con tatuajes, que casi no habla español y que maneja una moto.

   Así comienza la odisea de Dante. Acompañado de Virgilio, un burro, y la voz de su esposa muerta, sale rumbo a Las Vegas, donde se supone vive el novio –o raptor, según Dante- de Emmita.

   En un doloroso viaje lleno de nostalgia que provoca recuerdos súbitos de su vida provinciana en México y de los días luminosos con su difunta esposa en Estados Unidos, Dante se encuentra con una serie de personajes excéntricos que harán de esta agridulce hazaña una impresionante fábula con implicaciones para la inmigración, la asimilación cultural y el futuro de un Estados Unidos latinizado.

"La fuerza narrativa de González Viaña es fundadora de esa patria futura que ocupará todo el continente y donde se sueña en español, se hace comercio con un poco de inglés, se baila en portuñol y se regresa al español para hacer el amor: en sus palabras el futuro es nuestro."
Alberto Ruy-Sánchez


Fuente: Alfaqueque Ediciones

jueves, 2 de febrero de 2017

El corrido de Dante


Transculturación en estado puro
  
   La obra del escritor peruano Eduardo González Viaña constituye un interesante ejemplo de la llamada “literatura de la inmigración” en Estados Unidos, en tanto que se aplica en ella las técnicas del realismo mágico, propias de la descripción de Hispanoamérica, a la realidad estadounidense, en una muestra de mestizaje intercultural.
   En El corrido de Dante (2006, Premio Latino Internacional 2007), se traza las líneas maestras de una modalidad literaria muy en boga desde el último cuarto del siglo pasado y que, pese al desafío que constituye para los creadores de los cánones literarios hispánico y anglófono, merece cada vez mayor atención por parte de la crítica literaria y de la antropología cultural: la llamada literatura de la inmigración, escrita por hispanoamericanos residentes en Estados Unidos. Estos, cuando son de origen mejicano, suelen clasificar sus obras de literatura chicana. 
   Dicha clasificación ha gozado desde su acuñación de un éxito extraordinario, debido a las tramas desarrolladas en estas obras literarias que inciden en las precarias condiciones de vida a que se ven sometidos los emigrantes hispanoamericanos en los Estados Unidos, a la vez que pretenden dar cuenta de la riqueza folclórica y espiritual de estas comunidades, pero también del fenómeno que el antropólogo Fernando Ortiz llamó transculturación en su influyente ensayo Contrapunteo cubano del tabaco y del azúcar (1940) definido por la RAE como "Recepción por un pueblo o grupo social de formas de cultura procedentes de otro, que sustituyen de un modo más o menos completo a las propias". Por lo que se podría decir que la transculturación es un proceso gradual por el cual una cultura adopta rasgos de otra, hasta culminar en una aculturación.
   

   La nueva situación de González Viaña como profesor residente  en Estados Unidos le permitió conocer muy de cerca los sinsabores de una amplísima comunidad de trabajadores hispanoamericanos que, como consumidores, contribuyen a la riqueza del mercado de un país que, en cambio, los somete a condiciones de explotación, persecución y discriminación. De esta experiencia tan próxima y de su actitud solidaria frente a ella surge su tarea de defensa de las minorías hispanas residentes en Estados Unidos y, sobre todo, sus libros Las sombras y las mujeres (1996) y Los sueños de América
(2000) y los textos periodísticos recogidos en Correo de Salem (1998).
    El protagonista de El corrido de Dante es, como indica el título de la novela, el mejicano Dante Celestino, emigrado a Estados Unidos junto con su esposa Beatriz. En una suerte de ironía trágica, una vez que logran instalarse en el pequeño pueblo de Mount Angel (Oregón) y tener a Emma, Beatriz muere y hace prometer a Dante que le preparará a su hija una fastuosa fiesta de quinceañera; el motivo de la promesa en el lecho de muerte como desencadenadora del conflicto narrativo aparece igualmente en Pedro Páramo (1955) de Juan Rulfo.
   Dante ya le había aconsejado a Emmita que nunca se juntara con pandilleros o traficantes de drogas. Pero la joven ignora los consejos de su padre y, durante su quinceañera, se fuga con un latino vestido de negro, con tatuajes, que casi no habla español y que maneja una moto.
   Dante, que debido a su cultura de origen no comprende las exaltadas demandas de libertad de una chica tan joven ni
que éstas se hallen amparadas por la ley estadounidense, decide lanzarse con su furgoneta a la carretera en su búsqueda.
   Así comienza la odisea de Dante acompañado de Virgilio, un burro muy particular, y la voz de su esposa muerta, viajando a Las Vegas, donde se supone vive el novio –o raptor, según Dante- de su hija.
En un doloroso viaje lleno de nostalgia que provoca recuerdos súbitos de su vida provinciana en México y de los días luminosos con su difunta esposa en Estados Unidos, Dante se encuentra con una serie de personajes excéntricos que harán de esta agridulce hazaña una impresionante fábula con implicaciones para la inmigración, la asimilación cultural y el futuro de un Estados Unidos latinizado.
   Los nombres de Dante, Beatriz y Virgilio nos dan las claves del tragicómico juego intertextual que se establece entre esta novela
y la Divina Comedia de Dante Alighieri, en la que la libertad y las supuestas políticas de interculturalidad conviven con el racismo, la explotación y la indiferencia ante los crímenes de quienes trafican con las drogas y con los sueños y las vidas de los emigrantes.
Y es que, aunque El corrido de Dante es una denuncia de las extorsiones y discriminaciones de que son víctimas los emigrantes a un lado y a otro de Río Grande, las técnicas narrativas empleadas no pretenden esbozar un panorama que podamos llamar "realista" sino más bien simbólico, en estrecha conexión con el estilo del realismo mágico para mostrarnos las penurias por las que el protagonista pasó para cruzar la frontera con Estados Unidos ayudado por las mafias de coyotes y bajo la amenaza de los patriots, granjeros estadounidenses que no dudan en matar a los emigrantes
    González Viaña ha sabido recoger en El corrido de Dante el hecho de que el emigrante que llega a la frontera se despoja allí de parte de su identidad y adquiere nuevos rasgos pero sin renunciar a muchos de los suyos originarios, por lo que el término transculturación viene siendo mucho más esclarecedor a la hora de definir el fenómeno.

Eduardo González Viaña

Comprometido con su pueblo y sus raíces

   Licenciado en Derecho, Eduardo González-Viaña (Chepén, Perú, 1941) se doctoró en Literatura en la Universidad de Trujillo. En el vecino puerto, Pacasmayo, discurrieron su infancia y su adolescencia, y ello daría el fondo marino de su primer libro de cuentos, Los peces muertos (1964), así como la entrañable nostalgia por el norte peruano que es ostensible en toda su obra.
   Realizó estudios en Lingüística y Literatura en España y Etnología en París. También trabajó como corresponsal de guerra en diversos puntos de África y en Irán durante la Revolución teocrática de Jomeini.
   Es catedrático en la Western Oregon University, además ha sido profesor visitante en las universidades de Berkely, Dartmouth y Oviedo.
   González Viaña significa el coronamiento espléndido de una manifestación literaria surgida en el norte del Perú que haría de Trujillo, a lo largo del siglo, el lugar donde surgen figuras universales de la literatura peruana como es el caso de Ciro Alegría y César Vallejo. En las primeras décadas, ellos se expresaron al frente de un grupo literario llamado “Norte”. Tiempo después, “Trilce”, el grupo de EGV, sería directo sucesor de aquél.
A los 26 años, su colección de relatos Batalla de Felipe en la casa de palomas lo haría merecer el Premio Nacional de Fomento a la Cultura "Ricardo Palma". Identificación de David, una novela publicada en 1974 lo haría ganador del Premio Nacional de Novela “Universo”.
   En los años 80, su literatura se orientaría resueltamente hacia el tema antropológico. ¡Habla, Sampedro, llama a los brujos! (1979), la conversación con un chamán del norte peruano se convertiría en un “bestseller” español y Sarita Colonia viene volando (1990), la biografía soñada de una santa creada por el pueblo, sería su homenaje “a la santidad de los pobres” y un libro que ha sido considerado como una de las grandes novelas peruanas del siglo XX.
   Durante la década del 90, González Viaña reside en los Estados Unidos trabajando como catedrático en las universidades de Berkeley y de Oregon. Sus textos se orientan entonces a describir la emigración hacia Estados Unidos“la más grande y trascendente desde los tiempos en que los judíos caminaban hacia la Tierra Prometida". De este período proceden varios libros de ensayo y relato.
   Entre sus publicaciones, destacan  El amor se va volando (1990), Las sombras y las mujeres (1996), Los sueños de América (2000), El corrido de Dante (2006), Vallejo en los infiernos (2007), El último vuelo de Superman (2012), El lucero de Amaya (2012).    También ha hecho sus incursiones en la literatura infantil con libros como El Lucero de Amaya, Eterno Mateo y ¡Quién no se llama Carlos!. Sostiene que tiene la suerte de ser abuelo y cree que “los niños no son tan niños” y que “pueden ser más sabios que los adultos”. Esta creencia la plasma en sus libros, en los que aparecen personajes como Amaya, pequeña hija de un inmigrante peruano, dispuesta a salvar al planeta que se encuentra amenazado por un meteorito.
   La prosa de Eduardo González Viaña ha sido calificada como una de las más elegantes del siglo. Según el crítico Ricardo González Vigil, "fluye rítmica y encantatoria cual versos olvidados de las convenciones métricas". Por su parte, Bryce Echenique dice que "es una prosa tan perfecta que dan ganas de cantar mientras se lee”.

   González Viaña publica cada semana la columna “El Correo de Salem” que aparece en diarios de España y de las Américas. Inmigración, cultura y análisis político son sus temas más frecuentes.

Para más información consultar su página web, El correo de Salem