viernes, 24 de junio de 2016

La dieta de la memoria

   Nueva entrega de La dieta de la memoria en la pasada reunión del 15 de junio. Nos sigue sorprendiendo la memoria de Matías que nos deleitó con el Romance de Gerineldo y la Infanta de Joaquín Díaz. Aunque Basi no se atrevió a memorizar el Poema de amor de Ibn-Arabí fue todo un acierto su elección porque momentos antes, durante la visita al Mudem, se hizo referencia a la vida de este poeta murciano. La que si se animo fue Rocío ya que recitó un poema del cantautor cubano Pablo Milanés.
   Os dejo aquí los tres textos.
   También el testigo a Rosario y a Loli Cantero
para la próxima reunión que ya será en septiembre.

La memoria de Matías

    ROMANCE DE GERINELDO Y LA INFANTA 
Joaquín Díaz
   
- Gerineldo, Gerineldo, Gerineldito pulido
quién estuviera esta noche, sólo dos horas contigo.
- Como soy vuestro criado, Señora burláis conmigo.
- No me burlo Gerineldo, que de veras te lo digo.
¿A qué hora, la mi señora, me tendrá abierto el castillo?
- Entre las once y las doce, cuando el rey se haya dormido.
A eso de las once y media, Gerineldo va al castillo.
- ¿Quién será ese caballero que a mi puerta dio un suspiro?
- Gerineldo soy, señora, que vengo a lo prometido.
Baja la dama en enaguas, abre puertas y postigos.
- Con un postigo que abra, cabe mi cuerpo pulido.
Se metieron en la cama como mujer y marido
y antes del gallo cantar, los dos se quedan dormidos. 
Cuando se despierta el rey, despierta despavorido.
- O me fuerzan a la hija, o me roban el castillo.
Coge la espada en su mano y se va para el retiro,
y se encuentra allí a los dos como mujer y marido.
- Si mato a mi hija la infanta, queda mi reino perdido,
y si mato a Gerineldo, le mato muy joven niño.
Meto la espada entre medias, por que sirva de testigo.
- Despiértate, Gerineldo, despierta si estás dormido,
que la espada de mi padre entre los dos ha dormido.
Ya se viste Gerineldo, ya se va para el retiro,
y al bajar por la escalera, el rey, su amo, le ha visto.
- ¿Dónde vienes Gerineldo, que vienes descolorido?
- Vengo del jardín señor, que está florecido y lindo;
con el olor de las flores, los colores se me han ido.
- No has prevenido muy mal para ser tan tierno niño.
- Máteme el rey mi señor, que lo tengo merecido.
- Si te quisiera matar, harto lugar he tenido.
El castigo que te doy, no te doy otro castigo,
que ella sea tu mujer, y tú seas su marido.

El acierto de Basi

La frescura de Rocío


LA VIDA NO VALE NADA (PABLO MILANÉS)
La vida no vale nada
Si no es para perecer
Porque otros puedan tener
Lo que uno disfruta y ama.

La vida no vale nada
Si yo me quedo sentado
Después que he visto y soñado
Que en todas partes me llaman.

La vida no vale nada
Cuando otros se están matando
Y yo sigo aquí cantando
Cual si no pasara nada.

La vida no vale nada
Si escucho en grito mortal
Y no es capaz de tocar
mi corazón que se apaga.

La vida no vale nada
 si ignoro que el asesino
Cogió por otro camino
Y prepara otra celada.

martes, 21 de junio de 2016

Reunión del Club Fin de temporada Ene-Jun 2016

  

   A veces no es malo ser repetitivo en ciertas cosas.
   Si vuelvo a decir que hemos finalizado una temporada estupenda, con contenidos interesantes y que han afianzado la conexión tan mágica que se ha creado en este grupo de personas tan diferentes, tan parecidas… como en la temporada anterior. Eso denota que las cosas van bien, siempre con la perspectiva de que vayan a mejor.
   Y si a esta armonía le añadimos una visita al MUDEM, compartida con el Club de Lectura Mercedes Mendoza, de la mano de Sonia por los callejones de la Molina medieval, como si se tratara de El Cairo de Mahfuz, y utilizar el propio museo para hablar de libros, para hablar de la vida… pues realmente me gusta repetirme en ciertas cosas.
   Y para repetirme más llega el turno de los agradecimientos que en esta ocasión van dirigidos a Sophonisba, Trottle, Jarber, Juan Ranz, Luisa, Antón Hofmiller, Edith, Petra, Garzón, Virginia Wolf, Kirsha, Abbas, Hamida, Kamil, y tantos personajes que han formado parte de nosotros durante estos meses y que dejan paso a los próximos con la emoción y el deseo de hacerlos nuestros.

martes, 14 de junio de 2016

Plan para el miércoles 15 de junio...

... a partir de las 5 (con la caló)

Visita guíada al MUDEM (Museo del Enclave de la Muralla de Molina de Segura).









   Tras


viernes, 10 de junio de 2016

Callejón a la mexicana

En milímetros
Dirección: Jorge Fons
Reparto: Salma Hayek, María Rojo, Ernesto Gómez Cruz, Bruno Bichir, Delia Casanova, Margarita Sanz, Luis Felipe Tovar y Daniel Giménez Cacho
Título en V.O.: El callejón de los milagros
Nacionalidades: México Año:
Duración: 140 min.
Género: Drama

Guion: Vicente Leñero
   Basada en la novela homónima del escritor egipcio y premio Nobel, Naguib Mahfuz, narra en cuatro episodios la vida colectiva de un grupo de personas que habita y frecuenta el corazón de la Ciudad de México, Todos transcurren en el escenario central de la callejuela que se llama como el filme mismo, "Callejón de los Milagros".
   La película cuenta la historia de tres personajes: el cincuentón Rutilio (Ernesto Gómez Cruz), dueño de una cantina al que le pica el gusanillo de la homosexualidad; la bella y joven Alma (una casi debutante Salma Hayek), hija de la echadora de cartas Doña Cata, que se enamora del peluquero Abel (Bruno Bichir); y la solterona Susanita (Margarita Sanz), casera de la vecindad donde todos viven, y que busca el amor en el joven Chava y en Güicho, el cínico empleado de la cantina. En pleno centro de la ciudad de México, se entrecruzan las vidas e historias de varios personajes en el último episodio "El regreso", como su nombre lo sugiere, las historias anteriores se anudan y concluyen.

El callejón de los milagros

Zuqāq al-Midaq


"Se anunciaba la puesta de sol, envolviendo el callejón de Midaq en un velo de sombras, más oscuro aún porque estaba encerrado entre tres paredes, como una ratonera. Se entraba a él por la calle Sanadiqiya, y luego el camino subía en desorden, flanqueado por una tienda, un horno y un café a un lado, por otra tienda y un bazar al otro, para acabar de pronto, igual que acabó su pasado glorioso, ante dos inmuebles contiguos, compuestos de tres pisos cada uno.
Los ruidos del día se habían apagado y comenzaban a oírse los del atardecer, susurros dispersos, jaculatorias, "Buenas noches a todos", "Pasad, es la hora de la tertulia". "¡Sé bueno, tío Kamil, y cierra la tienda!", "¡Cambia el agua del naruile, Sanker!", !¡Apaga el horno, Yaada!", "Este hachís me oprime el pecho", "Cinco años de apagones y bombardeos es el precio que hemos de pagar por nuestros pecados".

   Es el ocaso de un día donde se abre la puerta y nos invita a entrar Naguib Mahfuz (El Cairo, 1911-2006) en su novela El callejón de los milagros. Una obra de 1947 en la que el autor egipcio confirma su maestría para describir y analizar un rincón de la sociedad egipcia contemporánea que afronta tantos cambios. Y aquí lo hace a través de una narración con resonancias de las mil y una noches, en la medida en que hay muchas historias que tienen un punto en común, en que son personales o privadas pero que se van trenzando poco a poco como en una alfombra donde resalta cada detalle individual que a su vez da rostro a lo colectivo.
    Una crónica viviente del barrio, del discurrir de la existencia con su estela de emociones, aventuras, ilusiones, frustraciones, alegría, venganzas, amores, despechos y secretos y sueños mucho más grandes que las posibilidades de cumplirlos. La humanidad.
   Tras esa magnífica presentación, Naguib Mahfuz empieza a desplegar sus historias: la de Kirsha, dueño del café, y su debilidad por los jovencitos; la de la trágica relación de la bella y ambiciosa Hamida y el barbero Abbas; o la de la viuda Afifi en busca de alguien que le recuerde mejores tiempos. Pero en este caso con un protagonista excepcional: el lugar, el
callejón cairota, el callejón de Midaq, que se alza como un personaje clave. Porque nosotros con nuestras glorias y dolores pasamos y los lugares quedan, viene a recordarnos Naguib Mahfuz.

  Novela coral, centrándose en uno de los diferentes personajes en cada capítulo, para después entremezclarse y conocer las relaciones que unen sus vidas y sus desgracias.
   La maestría de Mahfuz hace que todo el relato sea lineal, entretenido y a la vez sorprendente. Cuadros protagonizados por los distintos personajes que van componiendo un mosaico del callejón. La complejidad viene de la exquisita exposición de sentimientos y relaciones entre los personajes.
   La egipcia era una sociedad que en ese momento se debatía entre el cansancio por el sometimiento al largo protectorado británico y una fe ciega en la fe musulmana, entre un mundo que avanza tecnológicamente y unas costumbres que todavía no se modernizan. Los aires de occidente van llegando, la clase comerciante se adecua, pero es un momento de crisis económica y no hay mucho donde rascar.
   Mahfuz ideológicamente era pro-occidental, pero antibritánico, se enmarcaba dentro de lo que en los años 30 se llamaban los modernistas, que proponían una apertura hacia los avances de occidente. Sin embargo luego evolucionó a un cierto eclecticismo, que preservaba la tradición egipcia.
  Especialmente sorprendentes son la cantidad de descripciones que aparecen en el libro, la mayoría de la veces breves, con unos trazos deja el escenario preparado para la acción:
“A nosotros nos basta con constatar que el callejón es una preciosa reliquia del pasado. ¿Cómo podría ser de otra manera con el hermoso empedrado que lleva directamente a la histórica calle Sanadiya? Además tiene el café que todos conocen como el Café de Kirsha, con muros adornados de abigarrados arabescos...”   Ironía y un poco de maldad al describir a los personajes. Desde luego el cuadro costumbrista que nos presenta la novela va desgranando un mundo de pasiones, de deseos, de recuerdos y de ilusiones de un barrio de clase media, humilde. Nada deja fuera el narrador, ni la religiosidad de la mayoría de los personajes, el afán de ascenso social y económico, la preocupación por el matrimonio y el futuro, la familia como elemento estructurador de la sociedad que al mismo tiempo te oprime y te protege. Las mujeres apañando casamientos, los hombres con falso machismo, las mujeres jurídicamente inferiores son jefas absolutas en sus casas, en un raro equilibrio entre las fuerzas de hombre y la mujer, los jóvenes ilusionados con el matrimonio y sus hijos y así hasta el más mínimo detalle. Hamida, el único personaje que se atreve a cruzar la frontera entre esos dos mundos representa un poco la búsqueda de la felicidad, pero esa felicidad no reside en el dinero, sino en otros valores no materiales exactamente. Sin embargo el destino tiene mucho de azar, como vemos en la novela, el azar cambia vidas o es el destino.

miércoles, 1 de junio de 2016

Naguib Mahfuz

   El mejor retratista de El Cairo
   Este novelista y periodista, fue el primer escritor árabe galardonado con el premio Nobel de Literatura, en 1988. Licenciado en filosofía, militante del Wafd, el gran partido nacionalista antibritánico, se desempeñó como funcionario en diversos organismos de la administración de su país, fue director del departamento técnico del Instituto de Artes y presidente del Instituto Nacional de Cine.
    Naguib Mahfuz (El Cairo, 1911-2006) fue el primer cultivador de la novela moderna en Egipto, considerado uno de los escritores árabes más innovadores. Su obra orbitaba en torno al hombre y su impotencia para luchar contra el destino y las convenciones sociales.Verdadero arquitecto de la novelística árabe contemporánea, a lo largo de su obra ha presentado a la ciudad de El Cairo como si fuera un mundo.
   


   Dedicado desde su temprana juventud a las letras, se dejó inspirar en el colegio por la Filosofía y comenzó a escribir artículos en revistas de entonces. Interesado en lenguas extranjeras, sobre todo el inglés, Naguib se propuso la tarea de traducir obras literarias al árabe.
    Compusó obras de ficción y publicó algo más de 80 relatos una vez hubo terminado sus estudios medios. Heredero del oficio de su padre, estuvo trabajando en el Ministerio de Asuntos Religiosos entre 1939 y 1954. Desde allí su nivel productivo literario no menguaría, sino por el contrario, alcanzaría su esplendor con grandes proyectos. De aquel tiempo quedaron inconclusos obras como La maldición de Ra (1939), Radophis la cortesana (1943) y La batalla de Tebas (1944).
    Tras sus primeros escarceos con la novela histórica, que no tuvieron mayor trascendencia, con títulos como Caprichos del destino (1939) o Lucha de Tebas (1943), dio un salto al realismo, entrando en una etapa de mayor entidad argumental y técnica. Los mejores ejemplos de esa época son Jan al-Jalilí (1946) y El callejón de los milagros (1947), minuciosas descripciones de los ambientes populares, burgueses e intelectuales de su ciudad natal. Esta novela se convirtió en uno de sus más famosos escritos. Fue llevada al cine por el director mexicano Jorge Fons, que la ambientó en el México actual y con la que ganó el Premio Goya a la mejor Película Extranjera de Habla Hispana en 1996.
    Con El espejismo (1948) y Principio y fin (1949), su obra dio un paso más, al incursionar en la novela psicológica. Dicho tránsito anunciaba uno de los períodos más significativos de su carrera literaria. Fue entonces cuando escribió su afamada trilogía compuesta por Entre dos palacios (1956), Palacio del deseo (1957) y La azucarera (1957) en donde narra los avatares de una familia desde principios del siglo XX hasta los años cuarenta.
    Defensor de la libertad de expresión, los valores universales y la convivencia entre las culturas musulmana y cristiana, Mahfuz fue también un escritor comprometido. Por su apoyo incondicional al tratado de paz entre Egipto e Israel en 1979 y sus ideas laicistas, fue incluido en las listas negras de varios países árabes y víctima de varios atentados.  

   A finales de los ochenta, el líder islamista radical Omar Abdel Rahman, hoy en prisión por el atentado de las Torres Gemelas de Nueva York en 1993, le condenó a muerte por una de sus novelas más famosas, Hijos de nuestro barrio (1959), levantando la ira de las autoridades religiosas, que prohibieron el libro durante varios lustros. En la actualidad dicha obra está vetada en su país.
    A partir de los años sesenta, sus novelas abordaron cuestiones políticas y sociales de una forma mucho más elíptica, como es el caso de El ladrón y los perros (1961), una crítica del régimen naserista, y Miramar (1967), o en la recopilación de cuentos Historias de nuestro barrio (1975).
   Hombre sencillo y burlón, espíritu liberal en el que fe y razón se abrazan sin mayor problema, permaneció fiel a su condición de escritor insobornable. Su salud comenzó a deteriorarse en 1994, cuando las puñaladas de un integrista le causaron graves daños en la visión y la audición, así como la parálisis del brazo derecho, lo que le impidió seguir escribiendo con normalidad. A pesar de ello, tras someterse a un largo proceso de fisioterapia, Mahfuz consiguió escribir una serie de relatos muy breves, al estilo de los haikus japoneses, algunos de los cuales han sido publicados en la revista egipcia Misfildunia (La mitad del mundo) bajo el título de Sueños de convalecencia.
    Los achaques y las amenazas de los fundamentalistas le mantuvieron desde entonces prácticamente recluido en su hogar, con salidas esporádicas y controladas por la policía. No obstante, Mahfuz mantuvo, dentro de sus posibilidades, una vida literaria activa, participando en reuniones en centros literarios de El Cairo y publicando cada jueves una columna en forma de entrevista en el semanario Al-Ahram Weekly en la que solía abordar asuntos de actualidad política y social. En 2006 falleció en el Hospital de la Policía de Al Aguza quedando enlutado así el mundo de la literatura mundial, de igual manera que su tierra natal, El Cairo.