lunes, 30 de noviembre de 2015

Próxima reunión 1 de diciembre a las 6 en punto.



El Gatopardo de Giuseppe Tomasi de Lampedusa

   El propósito de Giuseppe Tomasi di Lampedusa al escribir El Gatopardo fue hacer “una novela histórica ambientada en la época del desembarco de Garibaldi en Marsala y centrada en la figura de su bisabuelo paterno”. El príncipe de Salina, don Fabrizio Corbera, temperamento singular en el que el orgullo y el intelectualismo heredados de su madre chocan siempre con la sensualidad y la flaqueza heredadas del padre, asiste impertérrito a la ruina de su propio linaje y a la aparición de una nueva clase social. Pero más allá de la recreación de una época y de un mundo que se extingue, El Gatopardo ha quedado como uno de los más excelsos ejemplos de novela de la insinuación, en la que los personajes quedan perfectamente caracterizados en toda su complejidad afectiva y sentimental, matizados y definidos también por sus silencios. Esta nueva edición en la colección Edhasa Literaria incorpora, además de un clarificador prefacio de Gioacchino Lanza Tomasi, un apéndice con diversos fragmentos vinculados a la novela hallados en la biblioteca del escritor y en manos de su viuda, la princesa Alessandra Wolff-Stormersee que contribuyen a trazar una imagen más completa de este clásico y de su proceso creativo. Clásico indiscutible de la literatura occidental y conocida por el gran público sobre todo a raíz de la famosísima versión cinematográfica de Visconti.


Fuente: Quelibroleo

miércoles, 25 de noviembre de 2015

El Gatopardo de Visconti

En milímetros
     

   El Gatopardo es una película mítica estrenada en 1963 y que consiguió la Palma de Oro en Cannes de esa edición. Es un filme de una intensa belleza, decadente y crepuscular que además contó con un excepcional reparto, ya que a las órdenes de Luchino Visconti, el director encargado de llevar al cine la versión de la novela homónima de Lampedusa (1958), se pusieron Burt Lancaster, que consigue con su interpretación que no se pueda pensar en Don Fabrizio sin ver su rostro, un Alain Delon dando el nivel y una Claudia Cardinale, en el esplendor de su belleza, que es capaz de robar las escenas a quien se le ponga por delante.
    El largo baile central es antológico y ya forma parte del imaginario popular contemporáneo. A través de él, Visconti va entrelazando historias, miserias, virtudes con una visión crítica, mordaz a veces, y en algunos casos cínica.
  


   El Gatopardo está ambientada en la época de la unificación de Italia en torno al Piamonte, cuyo artífice fue Cavour. La acción se desarrolla en Palermo y los protagonistas son Don Fabrizio, Príncipe de Salina (Burt Lancaster), y su familia, cuya vida se ve alterada tras la invasión de Sicilia por las tropas de Garibaldi (1860). Para alejarse de los disturbios, la familia se refugia en la casa de campo que posee en Donnafugata en compañía del joven Tancredi (Alain Delon), sobrino predilecto de Don Fabrizio y simpatizante del movimiento liberal de unificación. Éste se enamorará de Angelica (Claudia Cardinale), hija de un símbolo de la nuevas clases emerergentes, un alcalde nuevo rico y sin abolengo.
    La película, con momentos de gran belleza y toda una superproducción para lo habitual en el cine europeo de la época contó con extraordinarios añadidos como el diseño de vestuario, obra de Piero Tosi, la fotografía corrió a cargo de Giuseppe Rotunno, el lujoso diseño de vestuario estuvo en manos de Mario Garbuglia y el montaje estuvo dirigido por Mario Serandrei. La guinda final la puso la banda sonora del inigualable Nino
 Rota.

Il Gattopardo

Cambiar para no cambiar

   Gioacchino Lanza Tomasi, primo del autor de El gatopardo, y su albacea intelectual, considera que el mejor comentario que se ha escrito sobre este libro se debe al prestigioso intelectual de origen palestino, ya desaparecido, Edward Said, que considera que

«El gatopardo» habla sobre todo del paso del tiempo y de las edades del hombre, algo que obsesiona a todo el mundo en todas partes, de ahí que no sea un libro político, sino que eso forma parte de la trama, pero de lo que habla sobre todo es de cómo seguir adelante en medio de las complejidades que implica vivir. Todos pasamos por diferentes etapas en nuestra vida y cómo vamos cambiando a medida que envejecemos, y tienes la sensación, que se acentúa con el paso del tiempo, de que dispones de una cantidad de él, en torno a los cincuenta años.
  El Gatopardo narra las vivencias de Don Fabrizio Corbera, Príncipe de Salina, y su familia, entre 1860 y 1910, en Sicilia.
Tras el desembarco de Garibaldi en la isla en mayo de 1860, Don Fabrizio (personaje inspirado en Giulio IV di Lampedusa, bisabuelo del autor) asiste con distancia y melancolía al final de una época. La aristocracia comprende que el final de su supremacía se acerca: es el momento de que se aprovechen de la situación política los burócratas y la burguesía, las nuevas clases sociales emergentes que sacarán provecho del nuevo régimen generado por la unificación italiana.
   Don Fabrizio se indigna al saber que su sobrino Tancredi Falconeri, a pesar de combatir en las filas garibaldinas, es lo bastante oportunista para intentar aprovecharse de la situación y adaptarse al nuevo sistema político.  
La Expedición de los Mil o los camisas rojas
a su llegada a Sicilia.





   Tras su enfado inicial, don Fabrizio consiente que Tancredi contraiga nupcias con Angélica (la hija de un nuevo rico, don Calogero Sedara), porque sólo así, entrando por vía matrimonial en la nueva clase emergente, conseguirá su sobrino seguir perteneciendo al bando de los que dominan sobre los demás. Cuando un enviado del gobierno llega a Sicilia para ofrecer al príncipe Salina un escaño en el Senado, don Fabrizio vuelve a echar mano de su constante desencanto para renunciar y presentar, a su vez, la candidatura de don Calogero Sedara; porque él tiene bastante con esperar la llegada de la muerte.
   El personaje de Tancredi declara a su tío Fabrizio la conocida frase:

 “Si queremos que todo siga como está, necesitamos que todo cambie”.
   Esta frase simboliza la capacidad de los sicilianos para adaptarse a lo largo de la historia a los distintos gobernantes de la isla, pero también la intención de la aristocracia de aceptar la revolución unificadora para poder conservar su influencia y poder. El “gatopardismo” o lo “lampedusiano” es en ciencias políticas el “cambiar todo para que nada cambie”.
  
    Sin embargo, la amarga conclusión de Tomasi de Lampedusa será, en las páginas que describen el baile final, que las cosas han cambiado bien poco y que también la nueva situación muy pronto se incorporará a la inercia de la vida siciliana.
  
Manuscrito de El Gatopardo
  
   Como es sabido, El Gatopardo pudo no publicarse, y de hecho así ocurrió para su autor, que no llegó a verla impresa y que pocos días antes de su muerte, el 23 de julio de 1957, recibió una nueva carta de rechazo de una de las mejores editoriales italianas. Pero no es sólo eso, sino que El Gatopardo muy bien pudo no escribirse: Lampedusa no era escritor, o resultó serlo tan sólo después de su muerte; y si en los últimos años de su vida acometió su novela fue, al parecer, por causas enteramente menores: el relativo éxito tardío de su primo el poeta Lucio Piccolo, que lo llevó a hacer la siguiente consideración en una carta: "Con la certeza matemática de no ser más tonto, me senté ante mi mesa y escribí una novela"; otro de los alientos recibidos fue el de su mujer, Licy, quien lo animó a escribir por ver si con esa actividad se le aplacaba un poco la nostalgia; una tercera razón pudo ser su soledad: "Soy una persona muy solitaria", señaló. "De mis dieciséis horas de vigilia diaria, al menos diez transcurren en soledad. No pretendo, sin embargo, pasarme todo ese tiempo leyendo; a veces elaboro teorías literarias...". De manera que poco ímpetu y escasa ambición hubo detrás de El Gatopardo. El propio Lampedusa tenía sus dudas acerca de su valor: "Es, me temo, una porquería", le dijo en una ocasión a su discípulo Francesco Orlando aunque al mismo tiempo creía que merecía la publicación. No hubo mucho ímpetu ni mucha ambición al iniciar la tarea; al menos sí hubo algo de orgullo al terminarla.
   Así El Gatopardo sin ninguna intención de deslumbrar, se lee más de cincuenta años después de su publicación y ya en otro siglo, como una obra maestra solitaria por ser la única novela completa de su autor; por haber aparecido cuando éste ya estaba muerto, por provenir de un isleño apartado de la literatura "pública" hasta el fin de sus días; y por resultar extraordinariamente original, sin haber aspirado a ello.



Fuentes:
Artículo de Javier Marías "Odiar El Gatopardo". El País, 12/03/11

Giuseppe Tomasi di Lampedusa

El autor de El Gatopardo
   
   Este Duque de Palma y Príncipe de Lampedusa fue escritor únicamente durante cuatro años, pero fue lector durante toda su vida. Lampedusa fue un lector voraz que llegó a acumular una gran biblioteca de más de 4.000 volúmenes, sobre todo de literatura inglesa y francesa, las que más acapararon su pasión por la palabra escrita. Aunque de todos los libros de su vida, el más importante sería póstumo. Su obra maestra El Gatopardo, fruto condensado de varias décadas de amor por la literatura sería publicado en 1958 tras la muerte de su autor. Paradójicamente, el gran amante de los libros no pudo disfrutar del apabullante éxito del suyo propio.
   Descendiente de una de las más aristocráticas familias sicilianas, Giuseppe Tomasi de Lampedusa
(1896-1957), pasó su infancia entre los muros del palacio paterno en la capital de la isla y las diversas casas de campo. Desde niño aprendió las principales lenguas extranjeras. A los veinte años, al estallar la Primera Guerra Mundial, fue obligado a abandonar sus estudios para participar en la contienda; hecho prisionero, fue internado en el campo de concentración de Szombathely (Hungría), de donde logró escapar, y, tras una durísima marcha a pie a través de Europa, llegó a Italia.
   Durante el período fascista permaneció apartado, coherente con sus inclinaciones de conservador liberal. R
ecorrió Europa en calidad de viajero observador de las costumbres de cada pueblo. Compaginaba esta afición por los viajes con su gusto por la lectura, inclinado sobre todo a los libros de historia y a la novela extranjera.
Durante uno de esos viajes se casó con Alessandra Woll-Stomersee, una de las pioneras del psicoanálisis en Italia.
   Con el grado de capitán tomó parte en la Segunda Guerra Mundial; tras la destrucción de su casa en el curso de un bombardeo, Tomasi de Lampedusa encontró refugio en el hogar de su primo, el poeta L. Piccolo, en cuya casa tuvo sus primeros y fundamentales encuentros literarios.
Sin embargo, a pesar de su gran afición hacia las Bellas Letras, no se decidió a cultivar la escritura hasta los últimos años de su vida.  
   Entre 1955 y 1956 escribió de un tirón la obra que había de darle una gran fama póstuma, El Gatopardo (Il Gattopardo), libro escrito, como se ha dicho, rápidamente, pero gestado durante larguísimos años. El manuscrito de la novela fue publicado en 1958 al cuidado de Giorgio Bassani, un año después de que Tomasi di Lampedusa hubiese fallecido.
   Recibida con fervor entre los lectores y los críticos literarios, la novela narra las vicisitudes de la familia del príncipe Fabrizio Salina, inmersa en el tradicional inmovilismo de las clases acomodadas de Sicilia, en medio de las revueltas garibaldinas que agitaban el resto de la nación. Admirable reconstrucción de ambientes y personajes decimonónicos, hace especial hincapié en una obsesión por la derrota, obsesión que, por fuerza, acaba conduciendo a la autodestrucción. Su éxito, amplificado por la excelente versión cinematográfica que realizó Luchino Visconti en 1963 colocó el nombre de Giuseppe Tomasi di Lampedusa entre los de los mejores prosistas italianos del siglo XX.
    Además, Lampedusa escribió un par de ensayos de crítica literaria, que también vieron la luz póstumamente: Lezioni su Stendhal (Lecciones sobre Stendhal, 1971) e Invito alle lettere francesi dil Cinquecento (Invitación a la literatura francesa del siglo XVI, 1979). En 1961 apareció un volumen de relatos escritos también por el príncipe siciliano, Racconti (Cuentos), donde destaca el titulado "Lighea", que narra la fantástica y bellísima historia de amor entre un joven helenista y una sirena.
 

Fuentes:
Biografias y vidas

jueves, 5 de noviembre de 2015

Exposición Giuseppe Tomasi de Lampedusa (Palermo, 1896-Roma, 1957)

Leer bien para vivir mejor

   Del 22 de octubre hasta el 21 de febrero podemos gozar en la Casa del Lector, en Matadero Madrid, de la exposición Giuseppe Tomasi de Lampedusa (Palermo, 1896-Roma, 1957) Leer bien para vivir mejor, que comisariada por la crítica literaria Mercedes Montmany y el hijo adoptivo de Lampedusa, Gioacchino Lanza Tomasi, tiene por objeto acercar al lector español a la vida de uno de los autores más acertados, precisos y raros de la literatura italiana del siglo XX, que fue ávido lector toda su vida y que sólo durante los últimos cuatro años de existencia tuvo a gala hacer creación literaria.Horario: de lunes a sábado, de 10 a 14 h y de 16 a 20 h. Domingos y festivos, de 10 a 14 h. Entrada gratuita.


"Si queremos que todo siga igual, es necesario que todo cambie".
   Esta celebérrima frase de El gatopardo es quizás una de las citas literarias más repetida "y más tergiversada", comentó el director de la Casa del Libro, César Antonio Molina, en la presentación de la exposición Giuseppe Tomasi di Lampedusa (Palermo, 1896 - Roma, 1957): Leer bien para vivir mejor, con la que el centro cultural disecciona la vida y obra del autor italiano. La muestra se abre con fotos del escritor, desde su feliz infancia entre palacios hasta su palacio bombardeado durante la Segunda Guerra Mundial, y con el secreter francés del siglo XIX que el palermitano llenó de fichas azules para catalogar los 4.000 volúmenes de su biblioteca, de los que unos pocos ilustran la exposición.
Para más información:


lunes, 2 de noviembre de 2015

Próxima reunión 3 de Noviembre a las 6 en punto

El Cortos ClubEl dibujo de los días de Alicia Noland  

  
   Para el escritor Federico García Montalbán, como plasma en el prólogo, El dibujo de los días de Alicia Noland constituye una literatura ofensiva que seguramente se escribe con una bomba entre las manos. Ya en los dos primeros relatos de das cuenta de ello, porque te dejan el estomago contraído y lleno de metralla.

   Dice de ella que "se expone a cuerpo descubierto en cada narración. La autora se coloca en la primera línea de fuego en la lucha de la ficción contra esta realidad".
   García Montalbán considera que este libro es un regalo en forma de revelación. La mentira y la metáfora forman parte de la trama haciendo que las palabras se muevan por el territorio de lo irreal.   

   La pasión ciega de un padre por encontrar en el mundo algo extraordinario por lo que vivir inaugura la selección de relatos.
   Noland, quien ya había publicado alguno de estos cuentos, reconoce haber seleccionado estos relatos porque "siento que tienen una relación entre ellos. Todos intentan contar lo mismo. Es como un diario en el que se van dibujando los días. El dibujo que se puede hacer de la vida es algo que no comprendemos. No sabemos qué significan las cosas". 

Demonios familiares de Ana María Matute
   
   Eva, la protagonista de Demonios familiares, vuelve a la casa familiar tras la quema del convento donde estaba como novicia. Su padre, el Coronel, un hombre conservador y autoritario que siempre ha tratado a su hija con un amor distante, está paralítico desde hace años y dirige su hacienda desde la silla de ruedas, asistido por Yago, un hombre oscuro cuya historia tiene muchos secretos.
    En el bosque cercano a su casa, Eva encuentra el cuerpo malherido de un paracaidista, y ayudada por Yago, lo trasladan al desván. Eva sabe que debe mantener la presencia de este joven en el más absoluto secreto, y más desde que la zona ha sido tomada por el bando nacional. Dedicada al cuidado del muchacho, la joven e inexperta muchacha desarrollará un sentimiento que sabe que no debe sentir, algo que traiciona a todos cuantos ama.

La última novela que Ana María Matute escribió antes de morir es una historia de amor y culpabilidad que sucede en julio de 1936 en una pequeña ciudad del centro de España…
Fuente: Estandarte

viernes, 30 de octubre de 2015

Imprescindibles - Ana María Matute: "La niña de los cabellos blancos"

Demonios familiares

Los terribles silencios


   La muerte interrumpió el 25 de junio de 2014 la escritura de Demonios familiares. Sin embargo, la solidez de la novela póstuma de Ana María Matute hace que no se lea como una obra incompleta. Es la concesión de la gran literatura.
    La última novela de Ana María Matute sólo puede considerarse inacabada, al igual que le ocurre a la famosa sinfonía de Schubert, pero no incompleta.
    El poeta y crítico literario Pere Gimferrer acierta a explicar en el prólogo de la novela, que la narración de Ana María Matute no ve dañada su sentido artístico comparándola con otras
obras literarias que también no han visto cumplido su final. Incluso podríamos decir que queda inconclusa, pero que, dada la calidad del modo como resuelve la tesitura vital de su protagonista, la adolescente Eva, no necesita ir más allá para decir lo que ha dicho.
   
El estallido de la Guerra Civil Española y, concretamente, el incendio del convento en el que Eva, la protagonista, estaba internada como novicia, ocasionan su regreso a casa, en un pequeño pueblo del interior del país. Es hija de el Coronel, viejo militar que ha hecho la guerra de África, descendiente a su vez de una rígida familia de derechas dominada con mano férrea por la Madre de aquel. Tanto el Coronel, que ahora sobrevive enfermo en una silla de ruedas, como su Madre no reciben otro nombre, queriendo significar Matute con ello su función de absoluta jerarquía y poder.
   Eva ha nacido y se ha educado en el seno de esa familia sin amor, sin ternura, sin roce afectivo. Quiénes conocen la obra de Ana María Matute saben que ese tema de la precariedad afectiva de una niña es una constante en su obra. Sin ir más lejos, ocupa el centro de Paraíso inhabitado (2010), su título anterior, del que Demonios familiares iba a ser en principio continuación.
    La falta de cariño que rodea a Eva no nace únicamente de la peculiar fisonomía adusta de su padre, el viejo militar que la tuvo ya maduro; ni siquiera se debe únicamente a haber muerto su madre en el parto y haberse criado con un ama. Ambas son circunstancias concurrentes, pero Matute no insiste tanto en ellas como en otro fenómeno muy de su estilo: los silencios, los secretos. La vida de las niñas en 1936, educadas con severa observación de la frontera que marcaban los mayores, quienes las expulsan de su mundo, estaba poblada medias palabras, de secretos inaccesibles y de antiguas heridas no cicatrizadas. Eva las sufre sin llegar a entender casi nada.
   También el mundo de los hechos ocurridos en julio de 1936 es mirado de una manera muy singular. Podría decirse que Ana María Matute había querido que su última novela tratara la Guerra Civil, tema presente en la primera de las que publicó, Los Abel (1948), de igual modo que es asunto central en las que considero su dos mejores obras: Los hijos muertos (1958) y Primera memoria (1959). Demonios familiares, por tanto, vendría a cerrar el ciclo de esos dos títulos, puesto que los sucesos externos narran las consecuencias del alzamiento militar de Franco en un pueblo castellano, pero también los recuerdos que de ello guarda Eva, quien tiene la edad de la narradora y protagonista de Primera memoria.
   También ha dejado la autora en esta última novela suya una lección de profunda humanidad.. El amor que Eva comienza a sentir por el paracaidista del ejército rojo al que Yago y ella esconden en el desván tiene mucho de inocente, porque Matute ha querido que fuera primario, hermoso, elemental aunque el libro no lo desarrolla, al haber quedado interrumpido.

Dibujo realizado por Albert Asensi
   Su autora, que se basa mucho en los silencios, las sugerencias y los valores simbólicos de la Naturaleza, representada por el bosque, y que sirven a Matute, como hiciera en sus obras de corte fantástico, para vincular las dos esferas, las del afecto y la naturaleza, como si Eva tratase de seguir un instinto primordial.
Por encima de ideologías, saltándose incluso la conveniencia, Eva y Yago apuestan por el cuidado solidario del herido, como si ellos también fueran supervivientes de las historias de desafecto que han vivido.

   Dividida en dos partes, en la primera La ventana de los halcones queda asentado el pequeño mundo de Eva, reducido al marco familiar aunque a la vez inserto en el reducido círculo social del Coronel y resuelto el primer nudo narrativo: la etapa del asombro y de la sumisión, la obediencia y la determinación de dar un paso hacia la vida. En la segunda parte, Vértigo, ya desvelado el secreto, el foco narrativo se desplaza y el primer plano lo ocupan los jóvenes, apuntándose la aparición en paralelo de otra historia próxima, la amistad entre Yago y Berni, y el conflicto ético de Eva, agudizado por el drama de su amiga Jovita.
   Lo que de la novela nos ha llegado está excelentemente narrado,
resulta cohesionado, trabajado. No se trata de tanteos, como comenta en el epílogo de su ayudante Mari Paz Ortuño, Ana María Matute había corregido varias veces lo escrito, y eso se nota. Si no supiéramos que quedó inacabada, habríamos celebrado el instinto de su final abierto a varias posibilidades que el lector tiene el desafío de completar con su imaginación.
   Sus novelas no eran autobiográficas… pero ella estaba en todas ellas. Cuando la escritora hablaba de sí misma, lo hacía en tercera persona, como si apelara a esa niña traviesa que siempre fue: "¡Cosas de la Matute!", exclamaba. Hija de familia burguesa, el 26 de julio del 36, Matute cumplía 11 años: mientras ardían las iglesias, los anarquistas colectivizaban la fábrica de paraguas del padre, y la familia escondía un fraile y una monja muy cerca de casa... "Intuíamos aquella guerra, pero no podíamos denominarla. Éramos la Generación de los Niños Asombrados".
    Matute escribió su primera novela aquel verano del 36 en Barcelona y la tituló Juanito. Por las noches iba con una linterna a la habitación de mis hermanos para leerles un capítulo, que acababa con un Continuará… 

"A veces pienso: ‘¿Para qué escribir? ¡Que escriban otros! ¡A mí lo que me gusta es leer!" pero "resulta que no puedes vivir sin escribir..."

Fuentes:
Babelia (El País). Artículo El tirón de la sangre
Estandarte 2014
ABC. Ana María Matute cierra el ciclo

jueves, 29 de octubre de 2015

Ana María

La Matute
      Ana María Matute fue sin duda la escritora de mayor prestigio de las letras españolas. De su pluma trajo la magia a la literatura española sin dejar de dar testimonio de la dureza de la posguerra. Galardonada con premios como el Nacional de las Letras o el Cervantes, fue, además, académica de la RAE. Desde la publicación de Los Abel aunó el elogio de la crítica y el favor del público.  
    Ana María Matute Ausejo nació en Barcelona el 26 de julio de 1925 en el seno de una familia acomodada. Padre catalán y madre castellana. Su padre poseía una fábrica de paraguas. 
Al estallar la guerra civil todo cambia. Es la segunda de 5 hermanos y se queja de falta de cariño materno, quizás suplido por el afecto de su padre, el cual, tras sus viajes a Berlín o Londres le cuenta a la pequeña Ana María historias fantásticas. En uno de esos viajes le trae a Gorogó, un muñeco negro que le servirá de personaje en Primeras memorias. Parece así heredar la afición por los viajes y la fantasía de su padre.
 
   A los 4 años está a punto de morir por una infección de riñón y al año siguiente escribe su primer cuento, ilustrado por ella misma. Ya con 8 años vuelve a pasar por otra enfermedad grave por lo que la envían a Mansilla de la Sierra, Logroño, con sus abuelos. Vivió también en Barcelona, Castilla y Mallorca. Educándose finalmente en un colegio religioso en Madrid. 
   Su primera novela, Pequeño teatro la escribe a los 17 años. Ignacio Agustí, director de la editorial Destino, le ofrece un contrato de 3.000 pts que acepta. Sin embargo, Pequeño teatro no se publicará hasta 8 años después. 

   En 1949 escribe Luciérnagas y queda semifinalista del Premio Nadal, pero la censura le impide publicarla. Aparece en 1955 una revisión de esta obra llamada En esta tierra, pero en 1993 recuperará la versión original y esta será la que publique rechazando la segunda versión.
   
   En 1952 se casa con el escritor Eugenio de Goicoechea, tienen un hijo, Juan Pablo. Se separan en 1963, perdiendo ella la custodia de su hijo al que no pudo ver durante años. El 6 de enero del 1959, cuando ganó el premio Nadal con Primera memoria, ya había publicado Los Abel, Fiesta al Nordeste, Pequeño teatro, En esta tierra y Los hijos muertos y escribía cuentos semanales para la revista Garbo con su hijo Juan Pablo de pocos años en las rodillas.
   Comienza así su trilogía Los mercaderes en 1960 con Primera memoria, la continuará con Los soldados lloran de noche y la termina con La trampaDe 1965 a 1966 va como lectora a Bloomington (Indiana) y en 1968 a Norman (Oklahoma).   
  

 
   Cuando nadie se interesaba por la Edad Media, es cuando su ópera magna, Olvidado rey Gudú ve la luz en 1996 y devuelve a la escritora a la merecida actualidad literaria tras veinte años de silencio. Llevaba escrita una gran parte de la novela, hasta que pilló una depresión brutal y el manuscrito se quedó sin terminar:
"Yo pensaba que aquel libro iba a caer en el vacío porque contiene mucho 
elemento mágico. ¡Me adelanté veinticinco años!..." Por aquel entonces el público español no estaba tan predispuesto como ahora con «El señor de los anillos». La Matute matizaba que su trilogía Aranmanoth, La torre vigía y Olvidado rey Gudú tenía más que ver con el Rey Arturo que con Tolkien.
   Ana María Matute es calificada como mejor novelista de la posguerra. Su calidad de escritora está a la vista en sus obras, que además han sido premiadas en numerosas ocasiones. 
    Ingresa en la Real Academia Española de la Lengua en 1996. El 18 de enero de 1998 lee su discurso y ocupa el asiento K anteriormente ocupado por Carmen Conde, siendo así la tercera mujer en ingresar en 300 años.
   
   

   En 2007 recibe el prestigioso Premio Nacional de las Letras, otorgado por el Ministerio de Cultura. Ese mismo año visita Molina de Segura y participa en el primer encuentro de Escritores en su tinta celebrado en la Biblioteca Salvador García Aguilar. En 2010 se convierte en la tercera mujer en obtener el Premio Cervantes otorgado por el Ministerio de Cultura.
   En toda la obra de Ana María Matute pervive esa mirada protagonista infantil o adolescente que marca un distanciamiento afectivo entre realidad y entendimiento. Son obras que se inician con gran lirismo y poco a poco se sumergen en un gran realismo. Las novelas de Ana María Matute no están exentas de compromiso social, si bien es cierto que no se adscriben explícitamente a ninguna ideología política. Su obra resulta así ser una rara combinación de denuncia social y de mensaje poético, ambientada con frecuencia en el universo de la infancia y la adolescencia de la España de la posguerra.
   El 25 de junio de 2014 fallece a los 88 años, dejando un libro póstumo: Demonios familiares.

martes, 6 de octubre de 2015

Próxima reunión 6 de Octubre a las 6 en punto

El Cortos Club

Cárcel de Enrique Rubio  


   Cárcel, es el último número publicado en la colección La Biblioteca del Tranvía, de la editorial Tres Fronteras. Este pequeño libro recoge dos cuentos breves del joven escritor murciano Enrique Rubio titulados Cárcel y Secuestro, y que tienen en común el tema de la libertad, aunque abordado éste desde una perspectiva distinta en cada caso.
   El cuento Cárcel fue premiado con un accésit en la modalidad de relato en el Certamen Murcia Joven 2007, la última edición de este veterano concurso, que ya contaba con veinte años de andadura. Por su parte, el cuento tituladoSecuestro fue premiado en el Certamen literario para Jóvenes creadores celebrado en Madrid en 2008.

Más tarde....
Brooklyn Follies de Paul Auster
   
   Nathan Glass ha sobrevivido a un cáncer de pulmón y a un divorcio después de treinta y tres años de matrimonio, y ha vuelto a Brooklyn, el lugar donde nació y pasó su infancia. Quiere vivir allí lo que le queda de su 'ridícula vida'. Hasta que enfermó era un próspero vendedor de seguros; ahora que ya no tiene que ganarse la vida, piensa escribir El libro de las locuras de los hombres. Contará todo lo que pasa a su alrededor, todo lo que le ocurre y lo que se le ocurre, y hasta algunas de las historias –caprichosas, disparatadas, verdaderas locuras– de personas que recuerda. Comienza a frecuentar el bar del barrio, el muy austeriano Cosmic Diner, y está casi enamorado de la camarera, la casada e inalcanzable Marina. Y va también a la librería de segunda mano de Harry Brightman, un homosexual culto y contradictorio, que no es ni remotamente quien dice ser.

Fuente: Lecturalia

sábado, 3 de octubre de 2015

Brooklyn

El barrio que mola
  

   Para el escritor Paul Auster, Brooklyn solía ser una broma en los Estados Unidos. Siempre fue considerado un lugar pobre y estúpido para vivir. Decayó tras la Segunda Guerra Mundial, pero después de los 50 y después de haber sido un lugar muy pobre, muy sucio y peligroso, se transformó. Había muchas casas y edificios encantadores allí, entonces, a mediados de los 60, un montón de jóvenes que no querían vivir en la ciudad, que no tenían dinero para radicarse en Manhattan, empezaron a comprar viviendas en estos edificios a un precio irrisorio. Las casas se arreglaron y ahora Brooklyn es el barrio más chic de Nueva York.
   Es un lugar que tiene una atmósfera muy especial. Es un inventario del universo y tiene la peculiaridad de que mientras que en todas partes las diferencias étnicas y religiosas son una fuente potencial de conflictos, aquí se convive en armonía. 

"Yo me vine a vivir por razones prácticas, porque los alquileres eran más baratos y llevo 19 años aquí. Cuando me casé con Siri, ella dejó Manhattan para venirse a Brooklyn, y cuando decidimos comprarnos una casa le dije que no tenía por qué ser aquí, y ella, que había venido un poco a regañadientes, dijo que no, que no quería irse de Brooklyn", comenta Auster.
  
Brooklyn hasta 1898 fue una ciudad independiente, año en que fue incluido como un distrito más de la actual ciudad de Nueva York, formada además por Manhattan, Queens, el Bronx y Staten Island.
   Su nombre es un homenaje a la ciudad neerlandesa de Breukelen, es que esta zona antes fue un asentamiento holandés, al igual que todo Nueva York que primero fue Nueva Amsterdam. El nombre vendría a significar algo así como "pequeña marisma".

   El borough (o distrito) está unido a Manhattan a través de tres puentes: Brooklyn Bridge, Manhattan Bridge y Williamsburg Bridge.   
Brooklyn Bridge


    Caminando hacia el sur a través de Atlantic Avenue, se va avanzando por un par de espacios interesantes, tranquilos, con alma de barrio del pasado lleno de tiendecitas, negocios familiares y un buen número de restaurantes, anticuarios, boutiques o librerías. La arquitectura de nuevo atrapa la atención del paseante en las calles residenciales de los laterales.   
   Varios han sido los escritores que han vivido en sus calles empezando por Walt Whitman, quizás el más célebre de todos. Más recientemente tenemos a los dos Miller, Arthur y Henry. También Thomas Wolfe vivió en Brooklyn durante un tiempo. Un grupo de escritores compartió una casa en Brooklyn Heights,  W. H. Auden, Langston Hughes, Carson McCullers. También la novelista Bessie Smith, la autora de Un árbol crece en Brooklyn, Norman Mailer, Truman Capote... Si nos trasladamos a la actualidad es un delirio la cantidad de poetas y novelistas que viven aquí. Son innumerables.
   Y no están solos. Hay artesanos metidos a diseñadores, traficantes de muebles vintage, restauradores que aman la fusión, músicos indies de cartera abultada... Y, por supuesto, mucho hipster: esa tribu urbana que, de ser tan moderna, ha dejado de serlo hace un rato.
   Manhattan tiene quien le haga sombra. Sin rascacielos, sin museos enciclopédicos, sin marcas de lujo apelotonadas en un par de manzanas, este barrio neoyorquino despunta como lugar de peregrinación de cazatendencias y amantes de lo último.

viernes, 2 de octubre de 2015

Las locuras de Brooklyn

"Mi novela es una elegía a una forma de vivir que desapareció de un plumazo el 11 de septiembre"

   Doce años tardó el autor estadounidense Paul Auster en escribir su novela: Brooklyn Follies (2006). Optó por la comedia para rendir homenaje a una forma de vida rota abruptamente en 2001 y a la necesidad de reconocer la felicidad en lo cotidiano. Auster, que plasma en esta historia su veta más política. Su novela es un encendido homenaje a Brooklyn y a las gentes que lo habitan.
   Es una comedia, ¿romántica? Quizás. Suceden cosas tristes y hay episodios oscuros, pero al final, a la mayoría de los personajes les salen bien las cosas. También hay una veta política, sobre todo por parte de Tom, uno de los personajes principales, que es muy crítico con la Administración de Bush. Hay que tener en cuenta que la novela transcurre en el periodo de las elecciones presidenciales del año 2000. Se habla bastante de la situación que aqueja a Estados Unidos. Tom no es precisamente republicano y sus ideas se expresan con toda claridad en Brooklyn Follies.
   La sombra de los atentados se cierne de manera velada sobre toda la novela, pero no afloran en la narración hasta el final. Esos párrafos le dan un vuelco total al libro. Todo lo que ha tenido ante sus ojos el lector cobra un sentido inusitado. Brooklyn Follies se transforma en una elegía, en un himno a una forma de vivir que desapareció de un plumazo de la faz de la tierra. El lector descubre que lo que tiene ante sí es un canto a un mundo perdido, a la belleza y sencillez de una forma de vida cotidiana que dejó de ser posible a partir de aquellos acontecimientos. El 11 de septiembre de 2001 cambió el curso de la historia, haciéndonos entrar a todos en un periodo de incertidumbre.
    La novela se gestó en 1993. Nathan, el protagonista, no existía entonces en su imaginación, pero el resto de los personajes sí. Sobre todo había dos personajes muy especiales, Willy Christmas, un mendigo poeta, y Míster Bones, su perro. Esos dos personajes fueron el motor que puso en marcha la novela, pero cuando terminó el primer capítulo se dió cuenta de la singularidad de su historia y tomé la decisión de dedicarles una novela a ellos dos. El resultado fue Tombuctú, una narración breve, de carácter poético. Su intención era escribir Brooklyn Follies inmediatamente después de Tombuctú. Pero faltando Willy Christmas y Míster Bones, la estructura que tenía pensada se le vino abajo y no fui capaz de recomponerla. Entre medias, Auster otras novelas, pero no le resultó posible abordar Brooklyn Follies hasta que se le ocurrió el personaje de Nathan. 
   Narrada en primera persona por Nathan, personaje enfermo de cáncer, que decide trasladarse a Brooklyn para vivir sus últimos días en este barrio. Allí, encuentra a su sobrino Tom que trabaja en la librería del señor Harry.
   Auster va describiendo poco a poco todos los personajes de tal forma que se pueden llegar a querer u odiar. Son personajes normales que viven momentos difíciles y que Nattan logra sacarlos a flote para que busquen una vida mejor.
   La parte más emotiva del libro la protagoniza el excéntrico Harry demostrando que también posee un carácter bonachón. Auster ofrece un canto a la vida y una buena recomendación con su novela: “La esperanza es lo último que se pierde”
   Toda la vida de este escritor y cineasta norteamericano se halla alrededor de Brooklyn. Como reconocimiento de esta labor que sobrepasa fronteras, la Junta Municipal de Brooklyn quiso dedicar un día especial para recordar y homenajear a su escritor. El día 26 de febrero es el “Día de Paul Auster”. Un reconocimiento a la difusión del espíritu de Brooklyn y de las personas que lo habitan.

                         Montaje de La muñeca de Kafka Blog Plan Lector "Palabras Vivas"

Una historia dentro de otra historia: Kafka y su muñeca

   Una de las escenas más bellas de Brooklyn Follies, ocurre a mediados del relato. El tío Nathan y el sobrino Tom viajan hacia el norte y mientras lo hacen discuten sobre Kafka, uno de los escritores a quien Auster ha confesado admiración por su dominio indiscutible del juego realidad-ficción en sus escritos, incluso en sus diarios. Es entonces cuando se narra la escena: Kafka, en sus paseos junto a su compañera Dora Diamant por Berlín, se encuentra con una niña que llora desconsolada porque ha perdido su muñeca. Para consolarla, Kafka le dice que se ha ido de viaje. ¿Cómo lo sabes?, le replica. Porque le ha escrito una carta, responde Kafka. ¿La tienes ahí?, le pregunta la niña. No, pero mañana la traeré conmigo. Esa noche, Kafka escribió la carta con tanta dedicación como puso en su propia obra y a día siguiente se la leyó a la niña. Kafka escribe más cartas durante tres semanas, hasta que encuentra un final apropiado: la muñeca va a casarse, se despide de la niña, es feliz.
   El ya fallecido escritor y periodista argentino Tomás Eloy Martínez, amigo de Paul Auster, pensó que la escena había sido inventada de cabo a rabo nada más leerla. Después investigó los escritos de Kafka y apenas encontró referencias al episodio: "El único indicio que descubrí fue una referencia breve, no más de una línea, en la biografía que Ronald Hayman publicó en 1981″, explica. Así que se dispuso a preguntárselo directamente y éste contestó:
"Realmente le sucedió eso a Kafka.Yo no lo inventé. Hubo tres semanas de cartas verdaderas, que lamentablemente no han sobrevivido". La historia parecía demasiado buena para ser real y la respuesta de Auster le dejó sorprendido. "Auster me preguntó que opinaba yo. Dije que estaba perplejo. Los seres humanos nunca sabemos si la realidad es una inmensa novela o si no hay otra novela que la lisa y llana realidad".
   

   El escritor Jordi Sierra i Fabra también aborda esta historia en el libro Kafka y la muñeca viajera. Desde su peculiar y enternecedor punto de vista él da vida y voz a la niña, a la que ha llamado Elsi, y a su muñeca viajera, de nombre Brígida.
Otro relato el que Franz Kafka se transformó en un mago de la palabra para una niña desconocida de la que jamás volvió a saberse nada, como tampoco de aquellas cartas que constituyen uno de los misterios más hermosos de la narrativa del siglo XX.

Fuentes:
Babelia, El País
Blog Desequilibrios
Blog Mi sala amarilla

Paul Auster

El encantador de lectores

    A Paul Auster (Nueva Jersey, 1947), creador de intrincadas ficciones y especialista en desdoblarse en mil y un personajes, los 68 años le han recibido en pleno proceso contemplativo, mirándose a sí mismo y reflexionando sobre su pasado en un intento por indagar lo que ha supuesto vivir encerrado en su cuerpo.
    Este escritor estadounidense está considerado como uno de los más grandes autores norteamericanos contemporáneos, destacando por obras tan conocidas como La trilogía de Nueva York (1987),  formada por Ciudad de cristal (1985), Fantasmas (1986) y La habitación cerrada (1986). En este deslumbrante esfuerzo el autor consiguió amalgamar sus diversas influencias literarias (Franz Kafka, Samuel Beckett, Miguel de Cervantes) en un juego de espejos en el que se incluye a sí mismo, haciendo una relectura posmoderna de la novela negra; la trilogía fue un clamoroso éxito, especialmente en Francia.
    Estudió en Columbia licenciándose en literatura
, se alista un año como marino mercante y finalmente se instala en París en donde sufre esos primeros intentos de escritura que, de cara a la frustración por no poder con la narrativa, dejaron lugar al poeta y al traductor. En relación con esto, Auster recuerda: "Cuando era muy joven mi ambición era ser novelista. Escribí cientos y cientos de páginas de ficción, pero no me gustaban y nunca las publiqué. Deben ser unas 1000 páginas que escribí antes de tener 22 hasta que dije no, no puedo hacer esto, me voy a quedar con la poesía. Y por diez o veinte años eso fue lo que hice. Luego pasaron cosas muy complicadas para que las explique ahora y eso me hizo volver a la prosa, que es lo que hago desde entonces".
   Establecido en Brooklyn desde1974, 
Auster empezó su carrera escribiendo poesía y ensayos en las revistas New York Review of Books y Harper's Saturday Review.  
   El escritor combina temas cercanos a la filosofía y al existencialismo con tramas en ocasiones cercanas al realismo mágico con resultados que le han llevado a conseguir numerosos éxitos, como El país de las últimas cosas (1988), El palacio de la luna (1989), Leviatán (1992), El libro de las ilusiones (2003), La noche del oráculo (2004) y Brooklyn Follies (2006), entre otros.
   Su ficción se caracteriza por una desconcertante mezc
la de realismo y fantasía, de lo normal y lo increíble, que sorprende al lector y confunde sus expectativas. También ha escrito una obra autobiográfica, La invención de la soledad, que recupera la figura paterna y en el cual Paul Auster asegura haber renacido como escritor de prosa, además de un libro de poemas y ensayos, Cimientos (1990).  
  

   Además, Auster siempre ha sentido una especial predilección por el mundo del cine, siendo el autor de guiones como La música del azar, Smoke, Blue in the Face, Lulu en el puente o La vida interior de Martin Frost, entre otros, algunos de los cuales ha llegado a dirigir. En los últimos años también han aparecido varias antologías con lo mejor de su poesía.
   A lo largo de su carrera literaria, Paul Auster ha recibido numerosos galardones, entre los que habría que destacar el Premio Médicis, la Orden de las Artes y las Letras de Francia o el Príncipe de Asturias de las Letras.

   Con su primera esposa tuvo un hijo, Daniel, y con la segunda, la también escritora Siri Hustvedt, una hija, la actriz y cantante Sophie Auster. 
   Auster es un defensor de las libertades y se niega a visitar países "que no tienen leyes democráticas". Ha rehusado visitar China y rechazó —en protesta por el más de centenar de periodistas y escritores que habían sido encarcelados— la invitación que le hicieron en Turquía con motivo de la publicación allí de Diario de invierno (2012).

sábado, 5 de septiembre de 2015

Próxima reunión 8 de septiembre (18:00 horas). Lecturas de Verano


El abuelo que saltó por la ventana y se largó de Jonas Jonasson
  
   Momentos antes de que empiece la pomposa celebración de su centésimo cumpleaños, Allan Karlsson decide que nada de eso va con él. Vestido con su mejor traje y unas pantuflas, se encarama a una ventana y se fuga de la residencia de ancianos en la que vive, dejando plantados al alcalde y a la prensa local. Sin saber adónde ir, se encamina a la estación de autobuses, el único sitio donde es posible pasar desapercibido. Allí, mientras espera la llegada del primer autobús, un joven le pide que vigile su maleta, con la mala fortuna de que el autobús llega antes de que el joven regrese y Allan, sin pensarlo dos veces, se sube con la maleta, ignorante de que en el interior de ésta se apilan, ¡santo cielo!, millones de coronas de dudosa procedencia. Pero Allan Karlsson no es un abuelo fácil de amilanar. A lo largo de su centenaria vida ha tenido un montón de experiencias de lo más singulares: desde inverosímiles encuentros con personajes como Franco, Stalin o Churchill, hasta amistades comprometedoras como la esposa de Mao, pasando por actividades de alto riesgo como ser agente de la CIA o ayudar a Oppenheimer a crear la bomba atómica.
(Lecturalia)

La Templanza de María Dueñas Vinuesa
  
   Después del éxito literario y televisivo de su primera novela
El tiempo entre costuras y de su confirmación como una de las autoras más leídas en todo el mundo con Misión Olvido, María Dueñas regresa con su tercera y esperada novela. 
   Las páginas de La Templanza nos trasportarán a la segunda mitad del siglo XIX de la mano de un atractivo indiano hecho a sí mismo. Con este telón de fondo, recorreremos maravillosos escenarios de México y de la Cuba colonial y, sobre todo, descubriremos un Jerez desconocido, glamuroso y cosmopolita y de gran influencia británica donde los protagonistas vivirán un amor inesperado e historias llenas de coraje, intriga y pasión.
(Lecturalia)