lunes, 31 de enero de 2022

Un millón de gotas

Y como arañar el alma humana


" La primera gota que cae es la que empieza a quebrar la piedra". 

Un niño es asesinado y a consecuencia de esto su madre se ve inmersa en un proceso de autodestrucción. Esto, a priori, no es nada que nos pueda producir gran sorpresa, pero no hemos pasado más que unas cuantas páginas... y esto no es más que el principio.
Un millón de gotas (2014) de Víctor del Árbol es una novela compleja y llena de secretos que va dando alternancia a dos periodos temporales distintos, uno que se desarrolla en octubre de 2001, con unos trágicos y crueles hechos que desencadenan toda una serie de acontecimientos ocurridos entre junio y noviembre de 2002 en Barcelona y alrededores, y por otro una historia que empieza en Moscú en 1933 y que se irá prolongando en el tiempo hasta la noche de San Juan de 1967, en la que solo unos pocos saben lo que en realidad sucedió, pero todos se culpan y se niegan y quien podría poner las cosas en su sitio ya no está para contarlas.

Elías Gil es el personaje principal de las dos historias porque aunque en los acontecimiento que se suceden en 2002, él ya está muerto, es un protagonista indirecto, ya que todo lo que acontece en esta segunda línea temporal no es más que el legado, el resultado y las consecuencias del primero que se inició tantos años atrás. Elías Gil es el gran héroe de la resistencia contra el fascismo, un joven ingeniero asturiano que viajó a la URSS comprometido con los ideales de la revolución, que fue delatado, detenido y confinado en la pavorosa isla de Názino, y que se convirtió en personaje clave, admirado y temido, de los años más oscuros de nuestro país.
Al igual que una matrioshka rusa, la novela encierra muchas historias dentro de su argumento. Recorre varias guerras, revoluciones, campos de prisioneros, de refugiados, inocencias, culpabilidades, mala conciencia, delincuencia y crimen.

La isla de Názino

La primera gota quizás cayó en Rusia donde Elías Gil se vio sometido al sinsentido del estalinismo; quizás en Siberia donde se enamoró, traicionó y vendió todo lo que más amaba a cambio de su vida. 
Las siguientes, y fueron tantas hasta llegar al millón, fueron cayendo en Anna desde su más tierna infancia; en Esperanza, enamorada de un hombre enamorado; en Laura y en su hermano, Gonzalo, que vivieron y sufrieron desde pequeños las que habían caído sobre sus padres y luego sus propios hijos; en Tania que se fue a enamorar del único hombre del que no debía.
  
"Los cambios, las hecatombes, las revoluciones y las resurrecciones, todo empieza en alguna parte, en un momento ínfimo"; cuando cae una gota ínfima y sobre ella empieza a acumularse la caída de otro millón de gotas ínfimas.

Otro protagonista de peso es Gonzalo Gil, un abogado metido en una vida que le resulta ajena, en una carrera malograda que trata de esquivar la constante manipulación de su omnipresente suegro, un personaje todopoderoso de sombra muy alargada. Pero algo va a sacudir esa monotonía. Tras años sin saber de ella, Gonzalo recibe la noticia de que su hermana Laura se ha suicidado en dramáticas circunstancias. Su muerte obliga a Gonzalo a tensar hasta límites insospechados el frágil hilo que sostiene el equilibrio de su vida como padre y esposo.

Y también está la Matrioshka, un grupo mafioso ruso dedicado a la pornografía infantil y al abuso a menores, encabezada no se sabe muy bien por quien. "la Matrioshka es un juego de apariencias donde sólo existe una verdad, y en contra de esa apariencia, la verdad y sus reflejos son idénticos, pero eso no significa que sean la misma cosa. Los ojos creen lo que ven, la primera muñeca".


En Un millón de gotas hay personajes que no nos dejan indiferentes, muy reales, con muchas aristas, y que en algunos casos, será mucho lo que esconden tras una fachada que ellos mismos, u otros, han creado de ellos. Algunos llenos de maldad, no exclusiva de enfermos o despiadados, y que quizás puede habitar en cualquiera de nosotros, posiblemente, sólo tendrían que darse las circunstancias extremas y necesarias para que, quizás, descubriéramos que no nos es tan ajena.

Pero también vamos a encontrar historias de amor en distintas facetas: el amor entre hermanos; el amor por una persona que resulta insustituible, que nunca se olvida; el amor incondicional que no sólo esconde sino que lleva a no querer ver y reconocer la maldad en el otro, el amor que la sombra del engaño impide crecer, el amor puro y simple entre un hombre y una mujer, …

Misterio, secretos familiares que hacen atractiva la historia, apoyada por una gran labor de documentación que nos conduce a los escenarios y hechos históricos en que nos sitúa, de la Unión Soviética hasta la Barcelona de 1967, pasando por la Guerra Civil, los campos de refugiados en Francia, la Segunda Guerra Mundial, el París de la posguerra europea y el regreso a Asturias, con una aleccionadora historia de amistad entre el comunista Elías y el fascista Ramón Alcázar, los cuales se salvarían la vida varias veces.

Un millón de gotas es una obra ambiciosa que ahonda en el dolor del pasado y sus inevitables repercusiones en el presente que engancha desde el primer instante, elaborada con estilo y precisión, y con una sensacional parte final en el que se resuelven todas las tramas.

miércoles, 26 de enero de 2022

Víctor del Árbol

El escritor de culto al que no leía nadie

Si hay un autor que ha irrumpido con fuerza en el panorama literario, ese es Víctor del Árbol (Barcelona, 1968), Seminarista durante cinco años, mosso d'esquadra durante veinte años, estudió Historia en la Universidad de Barcelona. 

En lo literario, Del Árbol se dio a conocer con El peso de los muertos (2006), a la que seguiría El abismo de los sueños, inédita y finalista del XIII Premio Fernando Lara en 2008. Posteriormente, recibió el prestigioso Premio Tiflos por la novela La tristeza del samurái (2013) , una de sus obras más conocidas.

Traducido a más de diez idiomas, Del Árbol ha recibido también premios fuera de España, como el Prix du Polar Européen o el Quercy Noir, los dos en Francia.

En 2013 publicó Respirar por la herida, a la que siguió en 2014 la que parece su obra más ambiciosa, Un millón de gotas, en la que además de una notable historia criminal habla de los españoles en la Unión Soviética bajo el dominio de Stalin.

Fue escritor de culto en sus inicios, "Eso quiere decir que no te lee ni Dios", ironiza el ganador del Nadal en 2015 por La víspera de casi todo. Es también el segundo escritor español nombrado Caballero de las Letras y las Artes de la Academia Francesa en 2018, después de Arturo Pérez-Reverte. Ese mismo año participó en el ciclo de encuentros literarios "Escritores en su tinta" en Molina de Segura y confiesa sin remilgos que "sueña" con ganar el Planeta desde se presentó por primera vez con solo quince años.

"Me niego a creer que hayamos caído en la locura colectiva. La palabra tiene un poder enorme, pone en evidencia todas las demagogias y ese es el papel del escritor", insiste. "Vivimos una desvirtuación de la palabra. Cuando se habla de franquismo, de represión, de democracia, de legalidad, de pueblo, de legitimidad, se hace un uso torticero de las palabras, que es lo que hace la demagogia en cualquier ámbito de la vida", plantea.


En 2017 nos sorprende con Por encima de la lluvia, "Es una novela escrita para los que aman la vida a pesar de las derrotas, porque son héroes sin saberlo". La historia de Miguel y Helena ha cautivado al lector, como la de Isaías Loweri, personaje que da voz a uno de los conflictos más sangrientos y dolorosos de las últimas décadas del siglo XX: la guerra civil en Uganda en la novela Antes de los años terribles (2019).

Su último libro El hijo del padre (2021), parte de un crimen por parte de un respetable profesor universitario, Diego Martín, hijo de la inmigración de la España rural a la industrial, a partir del cual explica el enfrentamiento ancestral entre dos familias --una trabaja para la otra-- que se prolonga en el tiempo y el "porqué, el cómo y el cuándo" de ese odio.

El escritor no ha dejado que sus novelas se conviertan en películas. Aunque quizá claudique y permita que en Francia se haga una serie de doce capítulos con Un millón de gotas, novela que se publicará en Estados Unidos, poco antes de que La tristeza del samurái aparezca en Japón.

Su calidad literaria abarca desde tramas elaboradas con un léxico muy amplio que utiliza para sentir el latido de los personajes y conocer, mediante justas descripciones, su entorno. Un equilibrio entre la psicología y la acción.
 
Del Árbol es un personaje algo novelesco al cabo, cuyos primeros pasos en la literatura nacieron de un poema de amor para una chica y que dejó su vida de funcionario público por su pasión literaria, con excelentes resultados.

lunes, 24 de enero de 2022

DON QUIJOTE VUELVE A LA CARGA CON COMPAÑÍA

En el capítulo anterior, mientras Don Quijote duerme, el barbero y el cura comienzan a revisar y comentar la librería de don Quijote para ver cuáles libros deben quemarse. Encuentran Los cuatro de Amadís de Gaula y deciden no quemarlo por ser el mejor de todos los libros de ese género. También encuentran Las Sergas de Esplandián, Don Olivante de Laura y Amadís de Gaula, entre otros. Deciden quemar la mayoría de los libros "por disparatado[s] y arrogante[s]". Otro que deciden salvar de las llamas es Palmerín de Inglaterra por ser una historia "muy buena" y porque su autor fue un "discreto rey de Portugal".

El barbero quiere salvar los libros de poesía porque cree que no le harán daño ni perjudicarán la moral, pero la sobrina le dice que sin los libros de caballerías, don Quijote podría leer estos de poesía y luego querer dedicarse a ser pastor o, lo que consideran peor, poeta "que, según dicen, es enfermedad incurable y pegadiza", agrega la sobrina. Deciden no quemar uno que otro libro que consideran de buen gusto, y salvan también El Cancionero porque el autor es amigo del cura.

Otro hallazgo es nada más y nada menos que La Galatea, de Miguel de Cervantes. Sobre este autor, el cura dice: "Muchos años ha que es grande amigo mío ese Cervantes, y sé que es más versado en desdichas que en versos. Su libro tiene algo de buena invención; propone algo, y no concluye nada: es menester esperar la segunda parte que promete; quizá con la emienda alcanzará del todo la misericordia que ahora se le niega".

 

De la segunda salida de nuestro buen caballero
 don Quijote de la Mancha

Estando en esto, comenzó a dar voces don Quijote, diciendo:

—¡Aquí, aquí, valerosos caballeros, aquí es menester mostrar la fuerza de vuestros valerosos brazos, que los cortesanos llevan lo mejor del torneo.

Por acudir a este ruido y estruendo, no se pasó adelante con el escrutinio de los demás libros que quedaban, y así se cree que fueron al fuego, sin ser vistos ni oídos, La Carolea y León de España, con los hechos del Emperador, compuestos por don Luis de Ávila, que sin duda debían de estar entre los que quedaban, y quizá si el cura los viera no pasaran por tan rigurosa sentencia.

Cuando llegaron a don Quijote, ya él estaba levantado de la cama y proseguía en sus voces y en sus desatinos, dando cuchilladas y reveses a todas partes, estando tan despierto como si nunca hubiera dormido. Abrazáronse con él y por fuerza le volvieron al lecho; y después que hubo sosegado un poco, volviéndose a hablar con el cura le dijo:

—Por cierto, señor arzobispo Turpín, que es gran mengua de los que nos llamamos Doce Pares dejar tan sin más ni más llevar la vitoria deste torneo a los caballeros cortesanos, habiendo nosotros los aventureros ganado el prez en los tres días antecedentes.

—Calle vuestra merced, señor compadre —dijo el cura—, que Dios será servido que la suerte se mude y que lo que hoy se pierde se gane mañana; y atienda vuestra merced a su salud por agora, que me parece que debe de estar demasiadamente cansado, si ya no es que está malferido.

—Ferido, no —dijo don Quijote—, pero molido y quebrantado, no hay duda en ello, porque aquel bastardo de don Roldán me ha molido a palos con el tronco de una encina, y todo de envidia, porque ve que yo solo soy el opuesto de sus valentías; mas no me llamaría yo Reinaldos de Montalbán, si en levantándome deste lecho no me lo pagare, a pesar de todos sus encantamentos; y por agora tráiganme de yantar, que sé que es lo que más me hará al caso, y quédese lo del vengarme a mi cargo.

Hiciéronlo ansí: diéronle de comer, y quedóse otra vez dormido, y ellos, admirados de su locura.

Aquella noche quemó y abrasó el ama cuantos libros había en el corral y en toda la casa, y tales debieron de arder que merecían guardarse en perpetuos archivos; mas no lo permitió su suerte y la pereza del escrutiñador, y así se cumplió el refrán en ellos de que pagan a las veces justos por pecadores.

Uno de los remedios que el cura y el barbero dieron por entonces para el mal de su amigo fue que le murasen y tapiasen el aposento de los libros, porque cuando se levantase no los hallase —quizá quitando la causa cesaría el efeto—, y que dijesen que un encantador se los había llevado, y el aposento y todo; y así fue hecho con mucha presteza. De allí a dos días, se levantó don Quijote, y lo primero que hizo fue ir a ver sus libros; y como no hallaba el aposento donde le había dejado, andaba de una en otra parte buscándole. Llegaba adonde solía tener la puerta, y tentábala con las manos, y volvía y revolvía los ojos por todo, sin decir palabra; pero al cabo de una buena pieza preguntó a su ama que hacia qué parte estaba el aposento de sus libros. El ama, que ya estaba bien advertida de lo que había de responder, le dijo:

—¿Qué aposento o qué nada busca vuestra merced? Ya no hay aposento ni libros en esta casa, porque todo se lo llevó el mesmo diablo.

—No era diablo —replicó la sobrina—, sino un encantador que vino sobre una nube una noche, después del día que vuestra merced de aquí se partió, y, apeándose de una sierpe en que venía caballero, entró en el aposento, y no sé lo que se hizo dentro, que a cabo de poca pieza salió volando por el tejado y dejó la casa llena de humo; y cuando acordamos a mirar lo que dejaba hecho, no vimos libro ni aposento alguno: solo se nos acuerda muy bien a mí y al ama que al tiempo del partirse aquel mal viejo dijo en altas voces que por enemistad secreta que tenía al dueño de aquellos libros y aposento dejaba hecho el daño en aquella casa que después se vería. Dijo también que se llamaba «el sabio Muñatón».

—«Frestón» diría —dijo don Quijote.

—No sé —respondió el ama— si se llamaba «Frestón» o «Fritón», solo sé que acabó en tón su nombre.

—Así es —dijo don Quijote—, que ese es un sabio encantador, grande enemigo mío, que me tiene ojeriza, porque sabe por sus artes y letras que tengo de venir, andando los tiempos, a pelear en singular batalla con un caballero a quien él favorece y le tengo de vencer sin que él lo pueda estorbar, y por esto procura hacerme todos los sinsabores que puede; y mándole yo que mal podrá él contradecir ni evitar lo que por el cielo está ordenado.

—¿Quién duda de eso? —dijo la sobrina—. Pero ¿quién le mete a vuestra merced, señor tío, en esas pendencias? ¿No será mejor estarse pacífico en su casa, y no irse por el mundo a buscar pan de trastrigo, sin considerar que muchos van por lana y vuelven tresquilados?

—¡Oh sobrina mía —respondió don Quijote—, y cuán mal que estás en la cuenta! Primero que a mí me tresquilen tendré peladas y quitadas las barbas a cuantos imaginaren tocarme en la punta de un solo cabello.

No quisieron las dos replicarle más, porque vieron que se le encendía la cólera.

Es, pues, el caso que él estuvo quince días en casa muy sosegado, sin dar muestras de querer segundar sus primeros devaneos; en los cuales días pasó graciosísimos cuentos con sus dos compadres el cura y el barbero, sobre que él decía que la cosa de que más necesidad tenía el mundo era de caballeros andantes y de que en él se resucitase la caballería andantesca. El cura algunas veces le contradecía y otras concedía, porque si no guardaba este artificio no había poder averiguarse con él.

En este tiempo solicitó don Quijote a un labrador vecino suyo, hombre de bien —si es que este título se puede dar al que es pobre—, pero de muy poca sal en la mollera. En resolución, tanto le dijo, tanto le persuadió y prometió, que el pobre villano se determinó de salirse con él y servirle de escudero. Decíale entre otras cosas don Quijote que se dispusiese a ir con él de buena gana, porque tal vez le podía suceder aventura que ganase, en quítame allá esas pajas, alguna ínsula, y le dejase a él por gobernador della. Con estas promesas y otras tales, Sancho Panza, que así se llamaba el labrador, dejó su mujer y hijos y asentó por escudero de su vecino.

Dio luego don Quijote orden en buscar dineros, y, vendiendo una cosa y empeñando otra y malbaratándolas todas, llegó una razonable cantidad. Acomodóse asimesmo de una rodela que pidió prestada a un su amigo y, pertrechando su rota celada lo mejor que pudo, avisó a su escudero Sancho del día y la hora que pensaba ponerse en camino, para que él se acomodase de lo que viese que más le era menester. Sobre todo, le encargó que llevase alforjas. Él dijo que sí llevaría y que ansimesmo pensaba llevar un asno que tenía muy bueno, porque él no estaba duecho a andar mucho a pie. En lo del asno reparó un poco don Quijote, imaginando si se le acordaba si algún caballero andante había traído escudero caballero asnalmente, pero nunca le vino alguno a la memoria; mas, con todo esto, determinó que le llevase, con presupuesto de acomodarle de más honrada caballería en habiendo ocasión para ello, quitándole el caballo al primer descortés caballero que topase. Proveyóse de camisas y de las demás cosas que él pudo, conforme al consejo que el ventero le había dado; todo lo cual hecho y cumplido, sin despedirse Panza de sus hijos y mujer, ni don Quijote de su ama y sobrina, una noche se salieron del lugar sin que persona los viese; en la cual caminaron tanto, que al amanecer se tuvieron por seguros de que no los hallarían aunque los buscasen.

Iba Sancho Panza sobre su jumento como un patriarca, con sus alforjas y su bota, y con mucho deseo de verse ya gobernador de la ínsula que su amo le había prometido. Acertó don Quijote a tomar la misma derrota y camino que el que él había tomado en su primer viaje, que fue por el campo de Montiel, por el cual caminaba con menos pesadumbre que la vez pasada, porque por ser la hora de la mañana y herirles a soslayo los rayos del sol no les fatigaban. Dijo en esto Sancho Panza a su amo:

—Mire vuestra merced, señor caballero andante, que no se le olvide lo que de la ínsula me tiene prometido, que yo la sabré gobernar, por grande que sea.

A lo cual le respondió don Quijote:

—Has de saber, amigo Sancho Panza, que fue costumbre muy usada de los caballeros andantes antiguos hacer gobernadores a sus escuderos de las ínsulas o reinos que ganaban, y yo tengo determinado de que por mí no falte tan agradecida usanza, antes pienso aventajarme en ella: porque ellos algunas veces, y quizá las más, esperaban a que sus escuderos fuesen viejos, y, ya después de hartos de servir y de llevar malos días y peores noches, les daban algún título de conde, o por lo mucho, de marqués, de algún valle o provincia de poco más a menos, ; pero si tú vives y yo vivo bien podría ser que antes de seis días ganase yo tal reino, que tuviese otros a él adherentes que viniesen de molde para coronarte por rey de uno dellos. Y no lo tengas a mucho, que cosas y casos acontecen a los tales caballeros por modos tan nunca vistos ni pensados, que con facilidad te podría dar aun más de lo que te prometo.

—De esa manera —respondió Sancho Panza—, si yo fuese rey por algún milagro de los que vuestra merced dice, por lo menos Juana Gutiérrez, mi oíslo, vendría a ser reina, y mis hijos infantes.

—Pues ¿quién lo duda? —respondió don Quijote.

—Yo lo dudo —replicó Sancho Panza—, porque tengo para mí que, aunque lloviese Dios reinos sobre la tierra, ninguno asentaría bien sobre la cabeza de Mari Gutiérrez. Sepa, señor, que no vale dos maravedís para reina; condesa le caerá mejor, y aun Dios y ayuda.

—Encomiéndalo tú a Dios, Sancho —respondió don Quijote—, que Él dará lo que más le convenga; pero no apoques tu ánimo tanto, que te vengas a contentar con menos que con ser adelantado.

—No haré, señor mío —respondió Sancho—, y más teniendo tan principal amo en vuestra merced, que me sabrá dar todo aquello que me esté bien y yo pueda llevar.

martes, 11 de enero de 2022

El mapa de los afectos

Alegato a la bondad


Una pequeña comunidad rural de Iowa es el escenario en el que se desarrollan los hechos de El mapa de los afectos (Ediciones Destino 2020). Una novela coral que parte de la América rural, para permitir a su autora escarbar en los devenires de la humanidad y en la pulsión de la bondad como fuerza motora.
El libro comienza con una relación sentimental entre Valeria, una joven maestra de escuela y Tom, un hombre treinta años mayor que ella, así como la historia de un niño de cinco años cuya madre acaba de fallecer o de Greg, un hombre a quien le pierden las mujeres y el hecho de frecuentar un club de alterne de los alrededores le va a traer unas muy duras consecuencias. La novela habla de los diferentes habitantes del pueblo.
En ella, “todas las edades están representadas”, tal y como indica su autora, Ana Merino. Otros temas como el acoso laboral, la desaparición, la muerte, la violación y el cambio climático tienen gran trascendencia. Pero a pesar de los tintes amargos de la historia, la bondad es el tema central del texto porque sin ella, los habitantes del pequeño pueblo de Iowa no habrían conseguido sobrevivir.
Ana Merino diseña un mapa literario de la evolución sentimental de los personajes a lo largo de 20 años. “Es un libro que habla de la bondad humana. Uno de los protagonistas trabaja como reponedor en un supermercado. La publicación del libro coincidió con la pandemia, momento en el que descubrimos aquellas personas que son indispensables, y que no nos dábamos cuenta", expone Merino.
La escritora describe la bondad como una cualidad imprescindible para hacer el bien y mejorar el mundo, una cualidad para sobrevivir “La actitud de los seres humanos que entienden al otro, las que hacen que preservemos hacia lo luminoso, hacia lo vitalista y hacia lo bueno. La bondad como una materia prima indispensable”, añade.

Como novelista, le atrae más la vida de una persona que se dedica a los demás, que sonríe, que es dulce...  y como la bondad gestiona el dolor, el sufrimiento y como construye una resistencia. Le interesa meterse en la cabeza de una persona buena. El protagonista no va a ser el criminal, sino la víctima o la persona que está observado lo que pasa. 
"Se ha escrito mucho sobre la maldad, sobre la psicología de la maldad pero creo en la psicología de la bondad como sustrato literario. Que las cosas funcionan porque ha habido personas que han querido inventar medicinas para curar, o sea que su pensamiento inteligente lo han usado para el bien y no para el mal. Esos detalles de vida que son tan importantes en nuestra cotidianidad y que no apreciamos a mí me interesan, como fórmula, y como espacio de reflexión literaria".
Unos personajes que vertebran la historia y un lector que sabe más que los personajes. Todos ellos condicionados por la fuerza magnética de los afectos, la aleatoriedad del azar o por la justicia poética que a veces nos traen los acontecimientos más inesperados. Acompañamos a un narrador omnisciente mientras sufrimos porque vemos cosas que no se van a resolver. La autora presta atención al tema de la impunidad: cuando no se resuelven las cosas y no hay justicia, cuando hay equivocaciones y cómo ese mal afecta a la gente.

Ana Merino ya tenía un bagaje como escritora y El mapa de los afectos le ha permitido “abrirse a muchas voces y a muchas atmósferas”. Novela muy rítmica llena de sensaciones. Un dialogo con la poesía, idioma que maneja la escritora. La América rural es lo que aparece en la novela. Iowa, la tierra de la soja, del maíz, de Los puentes de Madison y de John Wayne. Un lugar profundamente humano. La casa de la autora durante mucho tiempo, su atmósfera vivencial. "Me he americanizado, como diría Bush. En el sentido de que es mi vida".
Y también es una novela muy plástica, llena de imágenes con una paleta de color muy variada y con muchos planos literarios que a tal vez podrían ser planos de miradas: Un primer plano, plano detalle, plano general... Así que combina el espacio del cómic con la emocionalidad de la poesía. Ese lugar lúdico e imaginativo de la sociedad estadounidense del siglo XX que se transmite muy bien a través de los superhéroes.
Todos los personajes van fabricando una tela, una red. Pero siempre está Valeria. Valeria es la chica invisible y hay una trama de su esencia. Luego también Rita funciona como otro hilo conductor y el propio Sam, el niño que luego es adolescente que está en la rama y contempla el mundo y que se acomoda en la vida que le ha tocado vivir. Para Merino hay hermosura también en esa cotidianidad, es una sencillez sumamente literaria.

Ana Merino pretende cobijar al lector en el universo de El mapa de los afectos y hacerle sentirse acompañado.
"Me gustaría que se encontrase cómodo leyéndola, que le diese sosiego dentro de la complejidad de la novela y que disfrutase con el estilo y el proceso. Que armonizase con su mirada empática respecto a los demás. O sea que encontrase un espacio armónico dentro del ámbito literario. Porque la novela está hablando desde el espacio de la literatura. Celebrando ese lugar de comunicación universal que viene desde hace siglos, que nos construye a todos y que nos hace da sosiego, también un espacio de reflexión".

lunes, 10 de enero de 2022

Próxima reunión martes 11 de enero de 2022 (18:00 horas)

El mapa de los afectos de Ana Merino

Valeria, una joven maestra de escuela que tiene una relación secreta con Tom, que le lleva treinta años, se enfrenta al dilema de los sentimientos y quiere entender el significado del amor. En el pueblo donde enseña, Lilian desaparece sin motivo aparente mientras su marido está en la otra punta del mundo. Greg, un hombre a quien le pierden las mujeres, frecuenta un club de alterne de los alrededores para ahuyentar su descontento, hasta que un día se ve descubierto de la peor manera posible.

A partir de momentos como estos en el transcurrir de una pequeña comunidad rural, nos adentramos en los misterios cotidianos de sus habitantes. Las vidas de todos ellos no solamente se irán cruzando a lo largo de más de dos décadas, sino que estarán condicionadas por la fuerza magnética de los afectos, la aleatoriedad del azar o por la justicia poética que a veces nos traen los acontecimientos más inesperados.

El mapa de los afectos persigue el rastro de las personas que construyen las historias escondidas de los lugares; sitios donde se evocan ausencias, sucesos extraños, donde ocurren crímenes inexplicables, se convive con las tensiones personales y familiares y donde solo la pulsión del bien sedimenta el poso necesario para seguir viviendo.

Fuente: Lecturalia

miércoles, 5 de enero de 2022

Ana Merino

Entre la plasticidad del cómic y el ritmo de la poesía


Creció entre cómics y libros. En su altar literario, Gilbert Hernández, uno de los dibujantes del underground californiano de los 80, ocupa el mismo lugar que Miguel Delibes. La poeta Ana Merino (Madrid 1971) ha vivido siempre rodeada de literatura. Su padre, el escritor José María Merino, quizás fue el que le inculcó su pasión por las metáforas, las hipérboles u otros recursos poéticos. Fuera como fuese, lo cierto es que Ana Merino es una escritora con gran trayectoria en diferentes géneros literarios.
Sobre el género del teatro afirma: “Cuando tú estás escribiendo para teatro tienes que condensar ese espacio, los personajes y la acción”. Sobre la poesía, añade: “ La poesía viene desde el interior, es una introspección hacia el interior". La autora lo considera un género de la juventud, en cambio, con la novela llega desde una madurez como escritora.

Lo único que le faltaba por escribir era novela, y qué mejor forma de debutar que hacerlo con una obra coral titulada, El mapa de los afectos (Ediciones Destino), la novela de ficción con la que obtuvo el Premio Nadal 2020. Merino cuenta que fue un proceso muy bonito, pero que no se había sentido preparada antes para llevarlo a cabo. “Cada género es diferente pero yo hasta que no cumplí los cuarenta y tantos no me sentí emocionalmente preparada para escribir una novela”, revela.
Asimismo, Merino añade: “el novelista normalmente tiene que tener un perfil de persona muy curiosa y una capacidad para distanciarse y acercarse a sus personajes, para no acercarse a su propia voz. En ese sentido, la madurez ha funcionado muy bien”.

Licenciada en Historia Moderna y Contemporánea por la Universidad Autónoma de Madrid, realizó un Master en Literatura Española y Latinoamericana por la Ohio State University, y recibió luego el doctorado por la Universidad de Pittsburgh con una tesis sobre el cómic en el mundo latinoamericano. Es catedrática y fundadora del Máster of Fine Arts (MFA) de Escritura Creativa en Español de la Universidad de Iowa, que dirigió hasta finales de 2018.

Ha publicado nueve poemarios, entre los que destaca Preparativos para un viaje, galardonado con el Premio Adonáis de Poesía en 1994. Es autora, además, de Los días gemelos (Visor 1997); La voz de los relojes (Visor 2000); Juegos de niños (Visor 2003), Premio Fray Luis de León, y Compañera de celda (Visor 2006). Experta en estudios culturales, es pionera, con sus ensayos, en el desarrollo de la formación académica del cómic. Ha sido columnista para El País, miembro del Comité Ejecutivo del International Comic Arts Forum (ICAF), del Directivo del Center for Cartoon Studies (CCS) y del Iowa City UNESCO City of Literature. Actualmente es profesora asociada de escritura creativa en español en la Universidad de Iowa y miembro de la Junta Directiva del Teatro Riverside de Iowa.

En febrero de 2022 sale su segunda novela, Amigo (Ediciones Destino), una historia que combina ficción con un hallazgo literario real de gran valor. Inés Sánchez Cruz, una poeta mexicana afincada como profesora de escritura creativa en Estados Unidos, llega a la Residencia de Estudiantes de Madrid para impartir un taller de poesía e investigar un hallazgo reciente: el archivo familiar de Joaquín Amigo, uno de los amigos de Lorca, también asesinado violentamente y desaparecido al comienzo de la guerra civil.