lunes, 5 de febrero de 2024

María, la Bonita

"A la gente de mar"



En "María la Bonita" (Juventud, 1998) del escritor Elías Meana, se narran las vicisitudes de unos trabajadores de la mar, que no solo se enfrentan a la dureza de los elementos. En un período histórico marcado por los conflictos entre España e Inglaterra, y en una mar plagada de piratas, también han de empuñar las armas en numerosas ocasiones para defender sus vidas.

La obra obtuvo en 1998 el II "Premio Literario Nostromo. La aventura marítima", un premio dedicado a la narrativa viculada a la navegación en el mar.

María la Bonita es una goleta mercante de dos palos, 117 pies de eslora por 22 de manga y 184 toneladas de desplazamiento y que fue construida en el año 1794. Navega a lo largo de los más de cien días que dura el viaje entre Cádiz y la costa chilena, unas siete mil millas. Tripulación y goleta han de sortear a los hombres que quieren arrebatarles su libertad y sus bienes, y lidiar con la mar, que enloquecida los arrastra hasta el cofín del mundo.

De la mano del grumete Antonio, conoceremos las historias de sus compañeros de tripulación. La inquebrantable amistad que une al "Viejo" Don Luis y a Don Álvaro, su relación con Andrés, el Ovejero, la presencia de unos pasajeros muy particulares, los jesuítas Carlos y Javier, las anecdotas con Macias, el cocinero y hasta nos retrata una gata que merodea por cubierta.

En esta aventura viviremos los ataques de los ingleses, el contrabando, la llegada a puerto pero también la camaradería y el cumplimiento de la ley del mar.

Quizás lo más complicado de adentrarnos en esta obra haya sido el vocabulario técnico marítimo, en algunos capitulos más denso que en otros, que aunque el autor haya tenido la deferencia de incluir al final del libro un glosario de términos y acepciones náuticas, puede resultar tedioso para la lectura y su comprensión

Los navegantes, los exploradores, la vuelta al mundo, las islas, los naufragios son muchos de los temas que hacen que la literatura náutica sea tan atractiva. Melville, Hemingway, Defoe, London, Conrad, Kipling, entre muchos otros, con sus títulos más conocidos, nos sumergen en un mundo de aventuras en alta mar y en esa profunda conexión entre el ser humano y el océano. 

Con Elías Meana y su María la Bonita zarpamos a una travesía literaria única donde confluyen todos los elementos que nos transportan a la vida del mar y sus marineros. 

jueves, 1 de febrero de 2024

Elías Meana

Háblame del mar, marinero


Este oficial radioelectrónico de la marina mercante de la Escuela Oficial de Náutica de Barcelona, llamado Elías Meana Díaz (Salamanca, 1946), tras seis años de navegación, ingresó en el Servicio Marítimo de Telefónica donde presto servicio como operador de las estaciones de onda corta de Aranjuez y Pozuelo del Rey Radio. 

En diciembre de 1982, estando destinado en la jefatura del Servicio, solicitó permiso sin sueldo, para incorporarse como oficial de radio en la goleta Idus de Marzo, durante la primera expedición española a la Antártida que partió del puerto asturiano de Candás para recorrer las islas de la península antártica visitando las bases científicas allí emplazadas, finalizando su periplo en Punta Arenas (Chile) el 29 de marzo de 1983. Elias Meana describe su primer contacto en aguas antárticas como una sensación de paz, pero “con cierta incertidumbre”.

Posteriormente, formó parte en 1986 del equipo que construyó la Base Antártica Española Juan Carlos I, siendo designado jefe de la misma durante la siguiente campaña (1988/1989). Elías confiesa que fue una experiencia extraordinaria y todo un orgullo. Durante varios años siguió colaborando en tareas logísticas en el Programa Nacional Antártico.

Patrocinado por Fundación Telefónica, desarrolló y llevó a cabo en 1998 el proyecto Zaire, cuyo propósito era dotar a misioneros y organizaciones no gubernamentales con equipos de radio que les permitieran comunicarse entre ellos y, sobre todo, con la potente estación de la embajada española en Kinshasa. Llegaron a instalar 28 pequeñas estaciones de radio, algunas de ellas capaces de comunicar directamente con España gracias a los medios técnicos y operativos que Telefónica puso a disposición del proyecto.

Tras su prejubilación a los 53 años, no ha dejado de estar cerca del mar y de su gente, interés que claramente se refleja en su carrera literaria.

Como autor de literatura náutica es un especialista en narrativa marítima del siglo XVIII y principios del XIX. Así que publica en 1998 su primera novela, María la Bonita, una goleta mercante del siglo XVIII que fue II Premio Nostromo. La obra trata de las vicisitudes de unos trabajadores de la mar, que no sólo se enfrentan a la dureza de los elementos. En un período histórico marcado por los conflictos entre España e Inglaterra, y en una mar plagada de piratas, han de empuñar las armas en numerosas ocasiones para defender sus vidas.

Luego vinieron Ganando barlovento (Noray, 2001) cuyo protagonista, Rodrigo Carreño, es un marino de origen asturiano y afincado en Cuba que a principios de 1809 es capturado por los ingleses, y desde ese momento se fija dos metas: volver a la libertad y tomar venganza. No se plantea cómo o cuándo conseguirá "ganar barlovento" pero está seguro de que tarde o temprano lo conseguirá y regresará con los suyos, y Capitán de fortuna (Noray, 2002) , una historia de superación y fuerza sobre el naufragio de un bergantín a principios del siglo XIX que se produce cuando iba navegando hacia el cabo de Hornos.


Con Entre dos banderas (Noray, 2004) y Los silencios de Atlántico (Noray, 2012), basadas en hechos reales, el escritor ha pretendido dar luz al desconocimiento que existe acerca del papel que los marinos mercantes, jugaron tanto durante nuestra Guerra Civil, como en la Mundial.
Entre dos banderas,: los que nunca contaron es una novela que narra las visicitudes de unos héroes anónimos, marinos mercantes españoles, que, fieles al gobierno legalmente constituido, cumplieron calladamente con su labor durante la Guerra Civil Española, se exilaron a los EEUU y llegaron a formar parte de los convoys aliados durante la Segunda Guerra Mundial.
En Los silencios del Atlántico (Noray, 2012), Elías Meana se adentra en una trama sobre la encubierta cooperación que, en connivencia con el régimen de Franco, determinados buques mercantes españoles mantuvieron con la Marina de Guerra Alemana (Kriegsmarine), a lo largo de la Segunda Guerra Mundial, suministrando combustible y otros avituallamientos a los submarinos alemanes que operaban en el Atlántico.

Además de literatura marítima, Elías Meana, motivado por la experiencia antártica, escribió en 2005 El Piloto Azul, ¡Intrusos! y Aventura en el Mar Helado, una trilogía dirigida a los más jóvenes con el fin de que conozcan la Antártida y la protejan. El punto de partida es una antigua leyenda, en la dictaba que el que descansaba entre los hielos milenarios y su piel se teñía de azul se convertía en un héroe defensor de las tierras polares. El autor pretende acercar al lector a esos lugares virginales, haciéndole disfrutar de una auténtica aventura de navegación al estilo clásico. Los protagonistas: el Piloto Azul y sus amigos, Dos Pelos y Rascasota, apoyados por toda la fauna antártica, deberán poner en práctica todas sus habilidades a fin de paliar los problemas que estos y otros intrusos crean al Continente Blanco.
Elías Meana pertenece a la llamada "La Orden del Meteorito" y tiene una placa con su nombre en la que reza esa distinción en el Paseo de las Letras. Durante 5 años fue coordinador del Club de Lectura de la Biblioteca Pública Mercedes Mendoza y participó de forma activa en el III Encuentro de Clubes de Lectura de la Región de Murcia. Muchos de vosotros lo conocéis porque hemos disfrutado de su grata compañía en algunas de nuestras cenas. 

Ante todo, Elías Meana es marino, es escritor y sobre todo, amigo.