jueves, 27 de octubre de 2011





Conrad, un gran fuente de inspiración cinematográfica
   La aventura es el elemento dominante en las narraciones de Conrad. No es de extrañar, entonces, que algunos de los grandes directores elijan obras de Conrad para demostrar su talento. En los relatos de Conrad hay aventura (entretenimiento para el público) pero también permiten transmitir sentimientos (reflexión y, sobre todo, turbación en los espectadores). Pero no es una aventura superficial; es una aventura reflexiva, cargada de profundidad.
   No cabe duda de que pronto volveremos a encontrar nuevas producciones cinematográficas basadas en mayor o menor medida en alguna de las excelentes obras de Conrad, aunque no haya sido así desde hace varios años.

Victory (1919)
   Parece que estaban esperando a que muriera Joseph Conrad para darse cuenta del gran potencial fílmico de sus obras. Sólo una de sus novelas, "Victory", fue llevada al cine cuando el autor estaba todavía vivo. Maurice Tourneur dirigió esta película de cine mudo cuatro años más tarde de la publicación de la novela, la única que Conrad tuvo la oportunidad de ver adaptada al cinematógrafo.

Lord Jim (1925)
   Un año después de la muerte de Conrad, Victor Fleming llevó al cine “Lord Jim”. Una de las novelas más conocidas del escritor.
   La novela está basada en hechos reales: en el año 1880, los miembros de la tripulación de un vapor, el Jeddah, abandonaron a su suerte a los pasajeros creyendo que el naufragio del barco era inevitable. Jim lleva la culpa en su interior por un suceso similar en el inicio de la novela, lo que le da un carácter muy humano a este héroe que por ese motivo huye a las aguas de Malasia buscando redimir su culpa.

El rescate (1929)
   Conrad necesitó más de veinte años para ponerle punto final a la que debió haber sido su tercera novela. “El rescate” fue una novela difícil para el prolífico escritor, como él mismo aseguraba en algunas de sus cartas.
   Nueve años después de su publicación, el productor Samuel Goldwyn se decidió a adaptarla al cine encargando la dirección a Herbert Brenon. Ronald Colman fue la estrella masculina que la protagonizó acompañado por la atractiva Lily Damita.

Paraíso peligroso (1930) 
   Aunque con un título diferente, William Wellman volvió a adaptar la novela que Tourneur ya había llevado al cine once años antes (Victory). Los protagonistas, encarnados por Richard Arlen y Nancy Carlon, se ven perseguidos en una isla desierta por unos malvados enviados por un despechado que se consideraba dueño de la muchacha. Esta es una versión puramente de aventuras, sin la profundidad de la obra de Conrad.

Sabotaje (1936)
   Dos películas diferentes de Alfred Hitchcock llegaron a España con el mismo título. La primera, en 1936, se basó en una novela de Conrad, “El agente secreto”, mientras que la segunda está cargada de elementos propagandísticos porque se estrenó poco después de que los Estados Unidos entraran en la segunda guerra mundial (1942).

Victory (1940)
De nuevo "Victory" vuelve a las pantallas en 1940. Aunque no tuviera mucho éxito de público, John Cromwell capta en esta ocasión de manera excelente la inquietante historia de Conrad. Fredic March y Betty Field son los actores principales de la cinta.

El desterrado de las islas (1952)
   Esta película de Carol Reed está basada en la novela “Un paria de las islas” (An outcast of the islands) que Joseph Conrad publicó en 1896. Ambientada en Malasia, la gran fuerza de la película, como en buena parte de los relatos del escritor, es mostrar los más bajos instintos humanos.

Lord Jim (1965)
   Richard Brook adaptó esta novela de Conrad que ya había sido llevada al cine por Victor Fleming. Peter O'Toole y Jack Hawkins encabezaron el reparto.

Los duelistas (1978)
    Los asuntos de honor se han tratado de manera diferente a lo largo de la historia y a lo ancho de la geografía, pero en general siguen defendiéndose a golpes. Gabriel Feraud y Armand D’Hubert, dos húsares del ejército napoleónico, se baten a muerte en la novela de Joseph Conrad (“El duelo”, 1907) y en la primera dirección cinematográfica de Ridley Scott.

Apocalypse Now (1979) y Apocalypse Now Redux (2001)
   Veinte años después de la primera versión, Francis Ford Coppola se decidió a realizar un nuevo montaje de la película que estrenara con gran éxito allá por 1979. Cincuenta minutos más de cinta se añadieron en esta reedición.
   Aunque no es una adaptación rigurosa, quien haya leído la novela no tendrá la más mínima duda de que el guión de esta película, escrito por otro afamado director, John Milius, está basado en la novela más conocida de Conrad: El corazón de las tinieblas.

El corazón de las tinieblas (1994)
   Nicolas Roeg rodó esta película para la televisión guardando fidelidad a la obra escrita de Conrad hasta en el título. Tim Roth y John Malcovich son los personajes principales. Realmente resulta fascinante poder ver fielmente en imágenes la inquietante novela de Conrad.

El agente secreto (1996) 
   Sesenta años después de que se estrenara una versión dirigida por Alfred Hitchcock (Sabotaje, 1936), Cristopher Hampton realiza un remake de esta obra de Conrad que para la mayoría de los críticos no está a la altura de la que el director de Los pájaros. El elenco de actores es, sin embargo, insuperable: Gérard Depardieu, Bob Hoskins, Patricia Arquette, Jim Broadbent, Robin Williams, Cristian Bale, Roger Hammond, Eddie Izzard y Ralph Nossek.

El hombre que vino del mar (1997) 
   Esta película está basada en el relato que Conrad escribió en 1901 con el título Amy Foster. Beeban Kidron fue la directora encargada de dirigir a Rachel Weisz en el papel principal.

Coppola


Coppola, el hombre que entendió a Conrad

   Como ya es conocido, el argumento de “Apocalypse Now” es sencillo de explicar: un miembro de la inteligencia militar norteamericana en Vietnam (Willard) es enviado remontando un río imposible entre la jungla vietnamita-camboyana a eliminar al coronel Kurtz, un prometedor militar que ha enloquecido e instaurado en su locura una pequeña república de horror.
   Es muy curioso atender al significado original del término “Apocalipsis”. No significa en absoluto catástrofe, desastre masivo, destrucción absoluta ni nada por el estilo. “Apocalipsis” significaba en sus orígenes”revelación”.
   Igual que la palabra divina, la voz de Kurtz es palabra reveladora, pero reveladora de la parte más siniestra del ser humano, precisamente de su deshumanización. Y lo es tanto en la obra de Conrad como en la de Coppola.
   “Apocalipsis Now” es, por decirlo de algún modo, una adaptación libre de “El corazón de las tinielas” pero no es lo que comunmente se entiende como una novela llevada al cine y no tan sólo porque la novela transcurre a finales del XIX principios del XX y la película refiere a la guerra del Vietnam sino porque Coppola modifica de modo significativo el “quid” de la novela.
   Marlow no acaba con Kurtz, éste muere de enfermedad. Willard sacrifica a Kurtz y durante unos instantes lo substituye: cierra un ciclo: regenera, renace, revive…

Curiosidades del rodaje


    Francis Ford Coppola, que perdió 27 kilos en el rodaje, filmó el bombardeo al campamento de Kurtz, aunque luego decidió no incluirlo en el montaje final. Mucha gente estaba convencida de que la película tenía dos finales posibles, lo que creó algo de confusión.
   Se perdieron quince dias de rodaje porque Marlon Brando llego y no se sabía el papel. Necesitó quince días para memorizar pocas frases.
   El título de la película proviene de unas chapas hippies muy populares en los 70, época en la que se rodó el film, en las que se podía leer: "Nirvana Now".
   La película se rodó en Filipinas, y los helicópteros eran del ejército filipino. Coppola tuvo que cancelar un día de rodaje porque en medio del mismo, los helicópteros tuvieron que abandonarlo para atacar, con fuego real, a una facción disidente del presidente Ferdinand Marcos.
   Francis Ford Coppola aparece en la película: es el cámara que rueda el desembarco de los soldados.
   En una pared de la guarida-templo del coronel Kurtz hay escrito un graffiti con el nombre de la película. Harvey Keitel iba a ser la definitiva elección para protagonizar la película, pero fue despedido por Coppola en pleno proceso de preproducción.
   Brando dio innumerables dolores de cabeza al director durante toda la película. Llegó a un acuerdo con él para interpretar al coronel Kurtz, este se negó a viajar a Filipinas, habiendo cobrado ya un adelanto. Tras convencerle Coppola de que fuese al rodaje, este se presento exageradamente gordo y con la cabeza rasurada, por lo que obligó a rodar sus escenas en medio de tinieblas.
   La escena inicial en la que Martin Sheen sale bailando frente a un espejo, la rodó bajo estado de embriagez, hasta el punto de que realmente se cortó la mano al pegarle un puñetazo al espejo.

Trailer de la película (versión original)

    Muchas asociaciones de defensa de los derechos de los animales pusieron el grito en el cielo al ver la escena del descuartizamiento de la vaca en el templo del Coronel Kutz. Les costó trabajo a los productores demostrar que lo que estaban destrozando a machetazos era un muñeco.
   La breve aparicion de Harrison Ford al principio del film dista mucho de ser un cameo, ya que cuando firmó para intervenir aun no se había estrenado "La Guerra de Las Galaxias", por lo que aun era un actor desconocido para todos.
   Martin Sheen sufrió un infarto a mitad de rodaje, se llego a circular el rumor entre el equipo de la película de que había muerto, e incluso un sacerdote llego a aplicarle la extrema unción.
   Las dificultades que atravesó Coppola para encontrar un protagonista superan las de cualquier película conocida: desde Al Pacino, Robert Redford, pasando por Steve Mcqueen y Jack Nicholson, todos se negaron a participar en tan demencial rodaje; al final se tuvieron que conformar con el desconocido Martin Sheen.

Ficha técnica

Título Original: Apocalypse Now 
Género: Bélico | Drama
Subgénero: Guerra de Vietnam | Película de Culto
Año: 1979
Nacionalidad: Estados Unidos.
Duración: 153 minutos.
Dirección: Francis Ford Coppola.
Guión: John Milius y Francis Ford Coppola (Novela: Joseph Conrad).
Intérpretes: Martin Sheen, Marlon Brando, Dennis Hopper, Robert Duvall, Frederic Forrest, Albert Hall, Sam Bottoms, Laurence Fishburne y Harrison Ford.
Premios:
1979: 2 Oscars: Mejor fotografía, Mejor sonido. 8 nominaciones.
1979: Festival de Cannes: Palma de Oro (ex aequo con "El tambor de hojalata")

lunes, 17 de octubre de 2011

Joseph Conrad, el modernista que vino del mar
                                     Josef Teodor Konrad Korzeniowski (1857-1924) 

 Novelista británico de origen polaco considerado uno de los más grandes escritores modernos. Hijo de un noble polaco, quedó huérfano a los once años y estuvo bajo la tutela de su abuela y su tío paternos. A los dieciséis abandonó Polonia rumbo a Marsella, donde inició su andadura como marino mercante, que lo llevaría en una primera etapa a comerciar con armas para las tropas carlistas españolas y a un intento de suicidio.
   Ante la imposibilidad de llegar a oficial en la marina francesa y huyendo del peligro de ser reclutado por el ejército zarista (era súbdito ruso de la Polonia ocupada), se trasladó a Londres en 1878, sin saber inglés. Dos años después aprobó el examen que lo convirtió en segundo oficial de la marina mercante, y seis años más tarde el que le proporcionaría el grado de capitán, casi al tiempo que pasó a ser súbdito británico. Navegó durante toda la década siguiente, particularmente por los mares del sur, el archipiélago malayo, África y el río Congo, experiencias que se reflejarían en su obra posterior.
   Conrad no comenzó a escribir hasta 1889, en que dio inicio a La locura de Almayer (1895), que no terminaría hasta cinco años más tarde, durante los cuales aún continuó navegando, actividad que abandonó definitivamente en 1894. El éxito, no obstante, tardó en llegarle; fue con Chance (1912), de la que se vendieron más de 13.000 ejemplares en dos años, pese a que desde el principio sus libros fueron bien recibidos por la crítica.
   Aunque la mayor parte de sus narraciones tienen como telón de fondo la vida en el mar y los viajes a puertos extranjeros, la suya no es una literatura de viajes en sentido estricto. Éstos constituyen, para Conrad, el ámbito en el que se desarrolla la lucha de los individuos entre el bien y el mal, el escenario en el que se proyectan sus obsesiones y, en particular, su soledad, su escisión, el desarraigo.

   Escribió en total trece novelas, dos libros de memorias y una buena cantidad de relatos. Entre las primeras destacan Lord Jim (1900), indagación en torno al problema del honor de un marino que sufre por su cobardía juvenil en un naufragio; Nostromo (1904), a menudo considerada su mejor creación; El agente secreto (1907), a propósito del mundo anarquista inglés; Bajo la mirada de Occidente (1911), situada en la Rusia zarista; Victoria (1915), ésta con los mares del sur como escenario y La línea de sombra (1917), narración abiertamente autobiográfica acerca de su primera singladura como capitán a bordo del Otago.
   Entre sus relatos largos o novelas breves es preciso mencionar El corazón de las tinieblas, publicado en forma de libro en 1902, que constituye, a partir de su recorrido por el río Congo, una verdadera bajada a los oscuros infiernos de la mente humana y su corruptibilidad. Aunque sostuvo cordiales relaciones con algunos ilustres escritores de su tiempo como H. James o H. G. Wells, y aunque con F. M. Ford escribió varias novelas conjuntamente, se mantuvo casi siempre al margen de la vida literaria.
   Casi todas sus obras reflejan cierta tristeza. Su estilo es rico y vigoroso, y su técnica narrativa se sirve con habilidad de las interrupciones en el discurso cronológico. La construcción de sus personajes es sólida y eficaz. Conrad murió en Bishopsbourne, cerca de Canterbury, en 1924. Influyó de manera decisiva en la novela moderna, y su obra le valió el reconocimiento de destacados contemporáneos suyos como Arnold Bennett, John Galsworthy, Ford Madox Ford, Stephen Crane y Henry James.

Con posterioridad su obra se ha ido valorando cada vez más y ha ejercido un fuerte influjo en la literatura, tanto inglesa como internacional.

Fragmento de "El corazón de las tinieblas"
   La tierra parecía algo no terrenal. Estamos acostumbrados a verla bajo la forma encadenada de un monstruo dominado, pero allí, allí podías ver algo monstruoso y libre. No era terrenal, y los hombres eran... No, no eran inhumanos. Bueno, sabéis, eso era lo peor de todo: esa sospecha de que no fueran inhumanos. Brotaba en uno lentamente. Aullaban y brincaban y daban vueltas y hacían muecas horribles; pero lo que estremecía era pensar en su humanidad -como la de uno mismo-, pensar en el remoto parentesco de uno con ese salvaje y apasionado alboroto. Desagradable. Sí, era francamente desagradable; pero si uno fuera lo bastante hombre, reconocería que había en su interior una ligerísima señal de respuesta a la terrible franqueza de aquel ruido, una oscura sospecha de que había en ello un significado que uno -tan alejado de la noche de los primeros tiempos- podía comprender. ¿Y por qué no? La mente del hombre es capaz de cualquier cosa, porque está todo en ella, tanto el pasado como el futuro. ¿Qué había allí, después de todo? Júbilo, temor, pesar, devoción, valor, ira -¿cómo saberlo?-, pero había una verdad, la verdad despojada de su manto del tiempo. Que el necio se asombre y se estremezca; el hombre sabe y puede mirar sin parpadear. "

sábado, 15 de octubre de 2011

Marlow-Kurtz: la fascinación de lo degradante


   Charlie Marlow, a bordo de La Nelli, recuerda mientras navega por el Támesis la más intensa experiencia que ha tenido en su carrera.
   Marlow, de profesión marino, narra una vieja aventura en África en la que, capitaneando un vapor, debía remontar un gran río, el Congo, en busca de un tal Kurtz, representante de una compañía de importación de marfil, que al parecer se había vuelto loco en lo más profundo de la selva
   El objeto del viaje de Marlow es contactar con Kurtz y entregarle una misiva.
   Kurtz, llamado a grandes ascensos en la estructura de la compañía se ha convertido, en el corazón de África, en una especie de divinidad que se extiende absurda e irracional a todo aquel que escucha su voz.
   A partir de aquí, Conrad a través del Marlow de “El corazón de las tinieblas” (1902) muestra el tremendo impacto de la colonización europea sobre el continente, nos muestra un rastro de injusticia infinita, una deshumaizada explotación de la población.
   Es un relato potente, estremecedor, muy representativo del talento de Conrad para describir espacios, situaciones y seres humanos, así como de su tema central: cómo un individuo se crece ante la adversidad, cómo entran en crisis su idiosincrasia y su ánimo frente al poder de la naturaleza y el peligro de lo desconocido.
   Un Conrad clarividente e inmenso aventura una respuesta posible…
“…hay alguna suerte de fascinación, que pronto tienta. La fascinación de lo degradante, ya saben. Imagínense los crecientes remordimientos, el deseo de huir, el impotente disgusto, al rendición, el odio”
   En 1926 el inmortal poeta T.S Elliot escribía “The hollow men” (“Los hombres huecos”) inspirándose en “El corazón de las tinieblas”
“Somos los hombres huecos…
Figuras sin forma, sombras sin color,
fuerza paralizada, gesto sin movimiento;
los que han cruzado
con los ojos derechos, al otro Reino de la Muerte
nos recuerdan -si es que nos recuerdan-
no como perdidas almas violentas,
sino como los hombres huecos
los hombres rellenados”
   En 1979 un memorable Marlon Brando-Kurtz recita “The hollow men” a Martin Sheen-Marlow-Willard en una de las inolvidables secuencias de “Apocalypse Now”.
   Desde donde esté, Joseph Conrad, que murió en 1924, verá con amarga complaciencia que el mundo ha cambiado poco desde sus días de proas aventureras y nativos hostiles. En los valles de Afganistán o en los calores de Nigeria, otros hombres blancos sudan, se enloquecen y aprietan el gatillo, mientras la gente del lugar permanece, ante el ojo del intruso, como una incógnita a la que se desprecia y se teme.

martes, 4 de octubre de 2011

PRÓXIMA REUNIÓN MARTES 8 DE NOVIEMBRE (17.00 Horas)

El corazón de las tinieblas de Joseph Conrad

   Un descenso a los infiernos del colonialismo. La novela que inspiró Apocalipsis Now. El corazón de las tinieblas es una de las novelas más estremecedoras de todos los tiempos, además de una de las obras maestras del siglo XIX. El libro cuenta el viaje que el protagonista, Marlow, hace por un río del Congo en busca de Kurtz, un agente comercial que al parecer se ha vuelto loco, ya que cruza la débil línea de sombra que separa el bien del mal y se entrega con placer a las más terribles atrocidades.
El corazón de las tinieblas, la novela más reconocida del genial Joseph Conrad, puede leerse como un texto casi profético de los horrores del siglo XX.