viernes, 31 de octubre de 2014

Norwegian Wood

o Tokio Blues

    Norwegian Wood (This bird has flown) (traducido literalmente al español como "Madera noruega (Esta ave ha volado)" es una canción de los Beatles que apareció por primera vez en su álbum de 1965, Rubber Soul. Aunque acreditada a Lennon/McCartney, fue escrita primeramente por John Lennon, aunque Paul McCartney contribuyó con la parte del medio. Es notable que es una de las primeras canciones pop occidentales en incluir un instrumento indio, John Lennon con su guitarra y acompañado por George Harrison en el sitar.
   Esta canción nos transporta hasta 1987, fecha de publicación de Tokio Blues (Norwegian Wood) en Japón. Hasta entonces, Haruki Murakami (Kyoto, 1949) no había rebasado el umbral de los 100.000 libros, pero con esta novela llegó a los cuatro millones. Entonces huyó de esa popularidad. Dejó Japón y se instaló primero en Europa y luego en Estados Unidos.

"No tengo interés en escribir novelas largas con estilo realista, pero decidí que, aunque sólo fuera una vez, iba a escribir una novela realista. Tokio blues fue un simple experimento. Personalmente, a mí me gusta esa novela, pero no he vuelto a leerla desde hace casi 20 años. De momento, no tengo ninguna intención de volver a escribir algo parecido. No tengo interés en el pasado. Ya no puedo sentir interés en el llamado estilo realista porque, si escribo una novela así, acabo aburriéndome", aclara. 
   Toru Watanabe, un ejecutivo de 37 años, escucha casualmente mientras aterriza en el aeropuerto de Hamburgo esta vieja canción de los Beatles, y la música le hace retroceder a su juventud, al turbulento Tokio de finales de los sesenta, momento histórico en que los estudiantes japoneses, como muchos estudiantes en otros países, estaban involucrados en protestas contra el orden establecido, describiendo este movimiento estudiantil en general como hipócrita. 

"La memoria es algo extraño. Mientras estuve allí, apenas presté atención al paisaje. No me pareció que tuviera nada de particular y jamás hubiera sospechado que, dieciocho años después, me acordaría de él hasta en sus pequeños detalles. [...] estaba enamorado, y aquel amor me había conducido a una situación extremadamente complicada. No, no estaba en disposición de admirar el paisaje que me rodeaba."
   
    Toru recuerda, con una mezcla de melancolía y desasosiego, a la inestable y misteriosa Naoko, la novia de su mejor y único amigo de la adolescencia, Kizuki. El suicidio de éste les distancia durante un año hasta que se reencuentran en la universidad. Inician allí una relación íntima; sin embargo, la frágil salud mental de Naoko se resiente y la internan en un centro de reposo.   
Al poco, Toru se enamora de Midori, una joven pizpireta. Indeciso, sumido en dudas y temores, experimenta el deslumbramiento y el desengaño allá donde todo parece cobrar sentido: el sexo, el amor y la muerte. La situación, para él, para los tres, se ha vuelto insostenible; ninguno parece capaz de alcanzar el delicado equilibrio entre las esperanzas juveniles y la necesidad de encontrar un lugar en el mundo. Con un fino sentido del humor, Murakami ha escrito el conmovedor relato de una educación sentimental, pero también de las pérdidas que implica toda maduración.  
   "Yo lo único que hago es perseguir las imágenes que acuden a mi mente y, siguiendo ese flujo, voy escribiendo la historia. No sabría explicar la trama, todo viene en un paquete llamado historia, que yo presento envuelto en un texto".  
   Lo curioso de Murakami es que vive en su propia historia, su atmósfera, uno se deja llevar sin saber muy bien dónde se adentra, gracias a esa prosa directa, ágil, rica, sorpresiva en su explicitud sexual y rebosante en detalles y descripciones; que no repara en comentarnos lo que comen, piensan, se dicen, escuchan, cantan, leen... Guiños que se esconden teñidos de sentido del humor que en esta novela coge un ritmo haciéndonos creer que vamos a conocer la historia entera cuando es él quien la domina. Porque si algo no pierde Murakami es el mando en las historias que nos cuenta.
   Una obra fluida, que parece lenta pero en la que nunca dejan de pasar cosas, que engancha y que terminas con una sensación de querer indagar más en la obra de este autor. 
  Como nota curiosa comentar que ciertos fragmentos de la obra se publicaron originalmente en la colección Sauce ciego, mujer dormida con el título Luciérnaga.

Tokio Blues en milímetros

    Después de cuatro largos años, Haruki Murakami autorizó la adaptación de su libro para la película Norwegian Wood con dos condiciones. La primera que pudiera ver el guión y la segunda, saber cuál sería el presupuesto de la película antes de entregar los derechos de su cinta.
    Siendo sumamente respetuoso con la novela original, el realizador vietnamita Anh Hung Tran refleja toda la misma ordenación de acontecimientos que se suceden en el libro, permitiendo además que no echemos en falta a nadie. Pero su proposición es la del trabajo severo de lo simbólico y en esa gravedad no es casual que personajes como Tropa-de-Asalto aparezcan tan episódicamente que parecen ser un guiño al lector. Que Midori sea un pálido reflejo de original,.como también lo es Nagasawa, e incluso Reiko, los personajes con una savia más positiva.
   Ha desechado todo lo aparentemente trivial, frívolo y humorístico de la novela y ha borrado de un plumazo todo lo cotidiano y costumbrista. Hasta tal punto que este relato urbano parece haberse evaporado para dar prioridad absoluta a la naturaleza, con el consiguiente paso de las estaciones, y a los fenómenos atmosféricos. 
   No hay que muy severos con el director de la cinta porque tratándose de Murakami no lo tenía nada fácil.

Ficha técnica

Dirección: Anh Hung Tran
Reparto: Kenichi Matsuyama, Rinko Kikuchi, Kiko Mizuhara, Reika Kirishima, Kengo Kora, Eriko Hatsune y Tetsuji Tamayama
Título en V.O.: Noruwei no mori (Norwegian Wood)
Nacionalidades: Japón 

Fecha de estreno: 29-04-2011
Guión: Anh Hung Tran
Fotografía: Pin Bing Lee
Música: Ryuichi Sakamoto

jueves, 30 de octubre de 2014

Haruki Murakami

Surrealista o racional

"Hacía sol y estaba viendo un partido de béisbol una tarde de abril. De repente, fue como si me hubiera caído un rayo y supe con toda claridad que sería escritor". En 1978, en el estadio japonés de Jingu, Haruki Murakami (Kioto, 1949) asistía a un partido de béisbol entre los Yakult Swallows y los Hiroshima Carp. David Hilton salió a batear y, en el instante en que golpeó la bola, se dio cuenta de que quizás él también podía escribir una novela. "En principio, me interesaba más hacer cine y teatro, pero ya en la universidad me di cuenta de que son tareas de creación en grupo, y yo, dado mi carácter, no puedo estar tranquilo si no puedo asumir la responsabilidad plena y controlar hasta el mínimo detalle. Tal vez se deba a que soy hijo único, pero no estoy hecho para el trabajo en equipo",
   A sus 65 años, el autor y traductor ha destacado por descubrir un nuevo concepto en el arte de la lectura, ya que la fantasía y la realidad que plasma en sus libros son muy atractivas. La escritura de Murakami ha conquistado por completo a Occidente, se trata de uno de los pocos autores japoneses que han triunfado con gran éxito a nivel nacional e internacional. Su ficción, que a menudo es tachada de literatura pop por las autoridades literarias japonesas, es humorística y surreal, y al mismo tiempo refleja la soledad y el ansia de amor en un modo que conmueve a lectores tanto orientales como occidentales. Dibuja un mundo de altibajos permanentes, entre lo real y lo onírico, entre el gozo y la oscuridad, que ha seducido a Occidente. Cabe destacar la influencia de los autores que ha traducido, como Raymond Carver, F. Scott Fitzgerald o John Irving, a los que considera sus maestros.
   A pesar de nacer en Kioto, vivió la mayor parte de su juventud en Kōbe. Su padre era hijo de un sacerdote budista. Su madre, hija de un comerciante de Osaka. Ambos enseñaban literatura japonesa.
Estudió literatura y teatro griego en la Universidad de Waseda (Soudai), en donde conoció a su esposa, Yoko. Su primer trabajo fue en una tienda de discos (como Toru Watanabe de Tokio Blues).


  
   Antes de terminar sus estudios, Murakami abrió el bar de jazz "Peter cat" en Tokio, que funcionó entre 1974 y 1982. El escritor es un gran aficionado a la música y lo refleja en todas sus obras.

   A los 30 años escribe su primera novela Kaze no uta o kike (Oye cantar al viento) que recibió el premio Gunzou para escritores principiantes. Poco después publica Pinball 1973 y La caza del carnero salvaje con la que gana en 1982 el premio Noma para escritores noveles.
    El escritor ha sido galardonado con numerosos premios, como el Frank O’Connor, el Franz Kafka, el Jerusalem Prize o la Orden de las Artes y las Letras que le concedió el Gobierno español. Su nombre suena siempre como el eterno Premio Nobel. Este autor demuestra que es posible ser escritor de best-sellers con libros de alta calidad literaria.
  

   En 1985 su carrera como escritor se consolida al ganar el premio Tanizaki con El fin del mundo y un despiadado país de las maravillas. En 1987 publica Tokio Blues: Norwegian Wood, su obra más célebre que le ha brindado el reconocimiento mundial y ha sido adaptada a la gran pantalla. También publica Baila, baila, baila en 1988 y Al sur de la frontera, al oeste del sol en 1992.
    En 1991 se muda a Estados Unidos con su mujer, en donde trabajó como profesor en Princeton y escribió Crónica del pájaro que da cuerda al mundo (1995), que ganó el premio Yomiuri.  Vuelve a Japón en 1995 tras dos acontecimientos: los atentados del metro de Tokio provocado por miembros del culto religioso La Verdad Suprema y el terremoto de Kobe. Sobre estos hechos publica dos libros de no-ficción, Underground
(1998) y Después del terremoto (2000).
    Después publica Sputnik, mi amor (1999), Kafka en la orilla (2005), Sauce ciego, mujer dormida (2006) y After Dark (2007).
    Por su libro De qué hablo cuando hablo de correr (2007) sabemos que practica deporte, que nada, corre maratones, y también que se levanta muy temprano, siendo uno de sus textos más personales.
    En 2009, aparece 1Q84 (Libros 1 y 2) y su continuación (Libro 3), una fecha de ecos orwellianos. 1Q84 es un compendio del mejor Murakami: una imaginación portentosa teñida de un delicado sentido del humor; personajes solitarios y heridos con anhelos universales; y ambientes enrarecidos.
    En su última novela, el conjunto de suites para piano Années de Pèlerinage del húngaro Franz Liszt inspira el viaje de Tsukuru Tazaki en Los años de peregrinación del chico sin color (2013).

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El curioso mundo de Murakami
    


   Con libros que incluyen novelas, cuentos y ensayos, Murakami ha llamado la atención de miles de lectores, especialmente jóvenes, en todo el mundo, lo que seguramente le dará a sus obras un lugar en la posteridad, así como a sus frases, lugares y canciones que menciona en sus escritos.




  • En su escritura, Haruki Murakami combina lo real y lo irreal. Hay muchos lugares que existen tal y como los menciona en sus obras: hoteles, restaurantes, carteles en las calles y tiendas de discos. Muchos comercios de música no han sido quitados por la gran afluencia de los fans del autor de Oye cantar al viento.
  • En todas sus obras incluye vivencias personales y se describe a sí mismo, tal como lo hace en la obra de Tokio Blues, en donde su personaje principal Toru Watanabe, obtiene su primer empleo en una tienda de discos.
  • El señor Murakami es un melómano por excelencia y lo demuestra en sus novelas. Regularmente, gran parte del contexto se desenvuelve en medio de una de sus melodía favoritas o acompañado por la letra de alguna canción. Sus obras estén repletas de música, tiene temas y títulos referentes a canciones en particular, como Dance, Dance, Dance, de The Dells; Norwegian wood y Drive my car, de los Beatles; South of the Border, West of the Sun, canción de Nat King Cole. Sus músicos favoritos de jazz son Stan Getz, Gerry Mulligan, Miles Davis y Charlie Parker y tiene una colección de 7.000 vinílos de este género.
  • Asimismo, en sus obras describe sus comidas favoritas y su elaboración y la afición que tiene sobre algunos colores, rituales y acciones, como el fetiche por las orejas descubiertas.
  • Amante de los gatos, detesta los perros, así como a las celebridades; además de que no se deja fotografiar a menudo y da muy rara vez entrevistas. Nunca habla de su vida privada, intenta no salir en televisión ni participar en la promoción de sus libros y casi nunca concede entrevistas y cuando lo hace viste en vaqueros y camiseta.
  • En 2009, los alumnos de Instituto Rosalía de Castro de Santiago de Compostela logran seducir a la estrella japonesa y recoge , para sorpresa de todos, el Premio San Clemente por su novela Kafka en la orilla.
  • Enemigo de Mishima, no le interesa ni su visión de la vida ni de la política, “muchos de sus libros no he podido ni acabarlos”-dijo. Algunos escritores japoneses que le gustan son Ryu MuraKami y Banana Yoshimoto.
  • Cuando estuvo en Barcelona visitó Cadaqués y Port Lligat porque él mismo se define como surrealista.
  • Sus dos biblias son El gran Gastby de Scott Fitzgerald y Un largo adiós de Raymond Chandler.
  • Se levanta a las cuatro de la mañana, se prepara café y enciende el ordenador. Por la mañana escribe durante cinco o seis horas en una concentración máxima, por la tarde corre diez kilómetros o nada, y se acuesta a las 9 de la noche. Escribe como cinco o seis borradores, el primer borrador le lleva seis meses, después se dedica a reescribir.
  • No le interesa escribir sobre otros países, solo sobre Japón, aunque le tachen de estilo “poco japonés”.
  • Es asiduo a ir al cine, y su director favorito es el finlandés Aki Kaurismaki.

miércoles, 29 de octubre de 2014

Próxima reunión 4 de noviembre de 2014 (18:00 horas)

   Contaremos en nuestra reunión con la presencia de los escritores Pedro Brotini Villa, apasionado de la literatura japonesa y autor del libro El tiempo de las palabras azules (IV Premio Volkswagen-Qué Leer), y de Berta Höpfner (Yukiko Kondo) de origen japonés y autora del libro Cartas a Japón.




Tokio blues (Norwegian Wood)
Haruki Murakami
   

   Toru Watanabe, un ejecutivo de 37 años, escucha casualmente mientras aterriza en un aeropuerto europeo una vieja canción de los Beatles, y la música le hace retroceder a su juventud, al turbulento Tokio de finales de los sesenta. 
   Toru recuerda, con una mezcla de melancolía y desasosiego, a la inestable y misteriosa Naoko, la novia de su mejor –y único– amigo de la adolescencia, Kizuki. El suicidio de éste les distancia durante un año hasta que se reencuentran en la universidad. Inician allí una relación íntima; sin embargo, la frágil salud mental de Naoko se resiente y la internan en un centro de reposo. Al poco, Toru se enamora de Midori, una joven activa y resuelta. Indeciso, sumido en dudas y temores, experimenta el deslumbramiento y el desengaño allá donde todo parece cobrar sentido: el sexo, el amor y la muerte. Con un fino sentido del humor, Murakami ha escrito el conmovedor relato de una educación sentimental, pero también de las pérdidas que implica toda maduración. 
  Tokio blues supuso el reconocimiento definitivo del autor en su país, donde se convirtió en un best seller.

Y a las 20:00 horas





Presentación del libro de Mónica Parra, 
La gruta de las serpientes.

Intervienen:
El escritor Jerónimo Tristante y el editor Quique Olmos de Carena Editors.

lunes, 6 de octubre de 2014

Próxima reunión 7 de octubre de 2014 (20:00 horas).

Contaremos con la presencia de la autora de Mi amor desgraciado,
Lola López Mondéjar 
(20:30 horas)
   
   Cuando el azar entrecruza sus vidas, las protagonistas de esta novela no pueden prever que un suceso terrible está a punto de transformarlas. ¿Qué angustia consume a Hélène? ¿Qué acontecimientos provocaron la decisión de la mujer que la observa?
   Sus historias esconden oscuras coincidencias. Las dos sufren una metamorfosis cuyas cicatrices las acompañarán siempre. Viven en una misma calle de París y, a su modo, una y otra son extranjeras. Cada día, Hélène arrastra a sus hijos al colegio sin reparar en ellos, su mirada se pierde en un horizonte invisible que sólo ella conoce. La otra mujer la sigue con curiosidad desde su ventana, ha abandonado a su marido y a su hija en un doloroso esfuerzo por buscarse a sí misma. 
   ¿Qué une a estas dos mujeres? ¿Qué las separa? ¿Son la pasión sexual y el amor materno sentimientos incompatibles? ¿Quieren siempre las madres a sus hijos con una entrega sin ambivalencias?

Delacroix - Medea - Paquita

   La obsesión del pintor romántico francés Eugène Delacroix (1798-1863)  por su Medea furiosa (Médée furieuse) le acompañó hasta el final de su vida siendo ésta una cuestión de intriga y estudio.
   Delacroix empieza a pensar en el mito de Medea en 1824, cuando escribe en su diario: “Medea me ocupa”. Desde los 26 años hasta los 64 años, la edad que tenia cuando murió, Delacroix realizó multitud de bocetos y de estudios, corrigió litografías, estuvo, en suma, enormemente interesado en este mito griego en concreto.
   Pintó de 1838 a 1863 varios cuadros y estudios sobre el mismo tema, poseyendo el Louvre otro lienzo, aunque más pequeño, con el mismo motivo.
  Delacroix representa a Medea, personaje de la mitología clásica griega sacado de la obra de Eurípides, en un tema, como es típico de él, de carácter trágico: debido a la traición y el abandono de Jasón, decide tomarse la revancha por medio del infanticidio, matando a los dos hijos que habían tenido en común.

   La obra causó sensación en el Salón de París de 1838. Era la primera obra a gran escala representando un asunto de la mitología griega que hacía Delacroix. El cuadro fue inmediatamente comprado por el estado en 4000 francos y llevado, en contra de la voluntad de Delacroix que habría preferido el Luxemburgo, al Palais des Beaux-Arts de Lille donde todavía se encuentra.
   Hacia el final de su vida, el pintor realizó tres nuevas versiones.

   Una en 1859, que, según consta, se encontraba expuesta en Berlín, siendo destruida durante la Segunda Guerra Mundial; y otras dos tres años después.
   La última versión la realizó en 1862, un año antes de su muerte. A pesar de estar enfermo y que pintar le suponía un gran esfuerzo, volvió a intentarlo.   Su afán de encontrar la perfección en una obra que le obsesionaba tanto como Medea, sea la respuesta al por qué la repitió tanto. ¿Quedó a final satisfecho? La propia satisfacción debería ser su justa recompensa por tanto empeño, dedicación y sobre todo pasión. 
     Medea, hija del rey Etes de Colchis y de la ninfa marina Idia, era una formidable he­chicera como su tía Circe. Es una de las figuras más fascinantes de la mitología griega. A veces se la representa como bruja, como una hechicera con objetivos malignos, aunque cada autor le ha dado una profundidad distinta al personaje. Ovidio y Apolonio de Rodas la describieron como una joven bella y enamorada dividida entre la fidelidad a la familia y a la tierra y el deseo por Jasón. Eurípides (480-406 a.C. aproximadamente) resaltó los aspectos más conmovedores en Medea, con un personaje desequilibra­do por la infidelidad de su marido y desquiciada por los celos y la amargura hasta el punto de matar a sus hijos en un ataque de desesperación.
  
Cuando el héroe Jasón y los Argonautas llegaron a Colchis, en la orilla oriental del mar Negro, para buscar el Vellocino de Oro, conoció a Medea, que se enamoró de él inmediatamente debido a la intervención de Afrodita, Hera y Atenea. 
   Medea sabía que el objetivo de su padre era acabar con Jasón y
decidió ayudar al joven, pues no podía soportar la idea de que muriese. Aun así tenía dudas, pues tampoco quería traicionar a su padre delante de los visitantes, pese al amor que sentía.
  La pareja tuvo que huir a Corinto, donde disfrutaron de la hospitalidad del rey Creón. Allí vivieron felices muchos años y tuvieron dos hijos. Entonces Jasón diseñó un plan para deshacerse de Medea, a la que debía toda su prosperidad, y casarse con Glauce, la hija del rey. Medea encolerizó y mató a la novia con un vestido de boda embrujado que la quemó junto a su padre. Después mató a sus hijos y huyó a Atenas en su cuadriga tirada por dragones alados, donde encontró la protección del rey Egeo que, aunque se pensaba que era estéril, tuvo a Medo con ella.
   No tenemos claro cuál fue el final de Medea. Según algunas versiones, vivió eternamente como ser inmortal en los Campos Elíseos, la parte celestial del mundo de los muertos, permaneciendo allí como esposa del gran héroe Aquiles.

   Francisca González Navarro, que fue juzgada en 2003 por un jurado popular, tras haber sido acusada de dar muerte a sus dos hijos, Adrián Leroy y Francisco de 4 y 6 años, fue condenada por el juez de la Audiencia Provincial de Murcia a dos penas de 20 años de prisión.   
   El documento condenatorio considera probado que Francisca González asesinó, en la noche del 18 de enero del 2002, a sus dos hijos menores, a los que estranguló asfixiándolos con el hilo de un cargador de teléfono móvil en su domicilio en la localidad de Santomera. De conformidad con lo indicado por el jurado, la condenada sentía celos por las infidelidades de su marido pero que eso, al igual que su consumo de cocaína, alcohol y pastillas en la noche del crimen, no afectó a su "conciencia y voluntad", ya sí actuó con absoluta frialdad a la hora de inventarse la coartada del robo y preparar todo para que fuera convincente.
   
Francisca González negó que hubiera estrangulado a sus dos hijos menores para hacer daño a su marido. La propia autora no encontró una razón para el brutal crimen y lo explica como consecuencia de una vida destrozada por vejaciones sexuales, malos tratos, graves amenazas contra su familia al relacionar a su marido, José Ruiz, con el tráfico de estupefacientes, así como, por el abuso de las drogas y el alcohol. 
  José Ruiz, su esposo, un camionero que viajaba por Europa, no salió bien parado. "Me obligaba a realizar actos de todo tipo, tales como pasar moneda falsa, y a asistir a lugares de intercambio de parejas como [los clubes] Brasil y Ninette. A todo eso me presté por amor a mi marido o por gilipollas. Sobre el intercambio de parejas me decía: 'Hago esto porque no te doy suficiente satisfacción y así te demuestro lo que te quiero'. Yo no estaba conforme, pero aceptaba".
   Además de llevarla a estos clubes, Francisca habla de infidelidades: "Me engañó durante un año, aunque ya hace tiempo que terminó esa aventura, en febrero del año pasado".
   Por su parte, el marido ha negado casi todas las acusaciones, salvo la infidelidad. José Ruiz ha reconocido que se siente tan culpable de lo sucedido por pasar tantas horas alejado de su casa que a veces piensa que el asesino ha sido él. El marido explica lo sucedido casi como un crimen pasional: "Me amaba ciegamente".
   "Nunca he maltratado a mi mujer. Es posible que alguna vez, irritado, fuera de mí, se me haya escapado la mano". El marido añade que, consciente de los problemas de Francisca, pensaba llevarla a un psiquiatra.

jueves, 2 de octubre de 2014

Mi amor desgraciado

"El instinto maternal no existe"
   
   A partir de este razonamiento, la psicoanalista y escritora Lola López Mondéjar ha construido una novela de gran hondura psicológica 
   "Quería acabar con ese mito porque creo que siempre ha funcionado como un corsé para la mujer. Es una creación patriarcal que anula la identidad de las mujeres", explica.
   Un mito griego, el de Medea, y un terrible hecho real, el de la parricida de Santomera, le sirven de base para derribar tópicos en esta novela que reivindica que la mujer debe ser, ante todo, mujer, y amar siempre sin prescindir de ella misma. 
    Hace doce años, el pueblo murciano de Santomera se dio de bruces con el horror: una mujer había estrangulado a sus dos hijos de seis y cuatro años con el cable del teléfono. 
   En la tragedia griega, Medea mata a sus hijos tras ser abandonada por Jasón. 
   ¿Qué pasa por la cabeza de una madre capaz de un acto así?   
    En Mi amor desgraciado (Siruela, 2010) se reflexiona sobre "uno de los últimos mitos que perviven en Occidente": el amor incondicional y abnegado de madre.
   En la novela, las dos protagonistas se enfrentan a un conflicto personal inspirado por sus propios hijos. Para una de ellas son el obstáculo para desarrollar su vida sexual y amorosa. Para la otra, suponen una alienación.
   "La dependencia de la mujer, de la pareja, de los hijos, es un tema importante, porque es una costumbre muy arraigada y todavía falta mucho para que cambie. El problema es que a los hombres se les enseña cuál es su deseo mientras que a las mujeres nos enseñan a satisfacer el deseo del otro", sostiene la escritora.
   López Mondéjar reconoce haberse inspirado en testimonios de sus pacientes. También se ha ido a las estadísticas: "El 33% de las mujeres en edad reproductiva de Europa decide no tener hijos. Cuanto mayor es el desarrollo de un país, el desvalimiento del patriarcado también es mayor".  

   Para ella, esta no es una novela feminista, aunque sí comprometida. "Hasta ahora los hombres han escrito los discursos y son ellos los que han impuesto una forma de amor. Hay que dar voz a la mujer para que imponga otro distinto", apostilla. Esta novela es, de momento, su aportación.   
    Hélène es la protagonista que representa la entrega erótica, una mujer a la que la maternidad supone "una carga insoportable", en opinión de la escritora, "porque la distrae de su único objetivo, que es amar, y la entrega amorosa a un hombre".
    En el otro extremo se encuentra una mujer española que ha decidido alejarse de su marido y de su hija para iniciar una búsqueda interior, "porque entiende que en el ejercicio de una maternidad convencional ella ha sido un ama de casa entregada que se ha perdido a sí misma", explica López Mondéjar.
    Sin embargo, "Mi amor desgraciado" no pretende ser una tragedia, sino, un canto a la esperanza. "Porque la única posibilidad de vivir cómodamente en la vida es integrando los distintos aspectos de la vida que nos constituyen como sujeto".
Y añade: "me gustaría que se leyese así, que estos corsés sociales, que estos imperativos sobre como amar o como ser madre, puedan ser transformados internamente por nosotros".
    La novela intenta responder, en palabras de López Mondéjar, a ese "terror" que se tiene a adentrarse en el interior de la madre, en el mito del amor maternal. "Tenemos que renunciar a ser madres perfectas para ser madres y mujeres a la vez", razona la escritora.

miércoles, 1 de octubre de 2014

Lola López Mondéjar

"La literatura que no profundiza en el personaje no me interesa"

   Cuenta la leyenda que en la Nochebuena de 1858 cayó sobre Molina de Segura (Murcia) un gigantesco meteorito, el más grande caído en España hasta la fecha. Desde entonces, el cráter emite una misteriosa radiación que ha hecho germinar una generación de escritores como nunca se había visto en toda la comarca. 100 años después nace....

    La escritora detalla los curiosos efectos de esta "radioescribidad": "Nuestra naturaleza es en extremo mutante y fantasiosa, casi diría que enfermizamente letra herida. Qué duda cabe –¡seamos científicos!–, que efecto secundario de aquel acontecimiento estelar que nos hizo ser como somos".
    Lola López Mondéjar estudió Psicología Clínica en la Universidad de Murcia, completando su formación como psicoanalista en Madrid, Alicante, Milán y París. Sus intereses profesionales abarcan desde la problemática de la adolescencia y los estudios de género hasta la revisión de la teoría psicoanalítica confrontada con los síntomas contemporáneos. Sobre estos temas ha publicado diferentes artículos en revistas especializadas y volúmenes colectivos. En la actualidad, compagina su actividad clínica con la docencia en cursos universitarios de posgrado, conferencias, seminarios y congresos.
   Durante cinco años fue columnista del diario La Opinión de Murcia, con una sección semanal, Desde el diván, donde reflexionaba sobre la actualidad desde el periodismo literario. Posteriormente, amplió el formato de sus colaboraciones con crónicas de viajes y la creación de perfiles humanos de personajes singulares y anónimos de la ciudad.

   Del periodismo a la literatura, en 1997 publica su primera novela Una casa en La Habana (Fundamentos) y, tres años después, la segunda: Yo nací con la bossa nova, en la misma editorial. Esta última recibió el premio Libro Murciano del Año 2000, en la modalidad de narrativa. No quedará la noche, tercera novela de la autora, apareció en el 2003 bajo el sello de la Editora Regional de Murcia. Algunos de sus relatos - Amazonas, El buda, Rehén, Pensamiento de amor, Cumpleaños feliz, Ley de costas - han sido publicados en diferentes revistas y antologías. En marzo de 2008 se publica su primer libro de relatos El pensamiento mudo de los peces (Páginas de Espuma) y, en octubre del mismo año, la novela erótica Lenguas vivas (Gollarín). 
   En enero 2009 vio la luz el volumen de ensayos Psicoanálisis y creatividad: el Factor Munchausen (Cendeac). Su novela Mi amor desgraciado (Siruela, 2010) fue finalista del Premio de Narrativa Torrente Ballester 2009. En 2013 llega Lazos de sangre (Páginas de Espuma), un libro donde la autora ofrece unos relatos contundentes que nos introducen en universos familiares distintos, y nos muestran las dificultades de sus protagonistas para alejarse de lo que supone para los seres humanos lo familiar.

   En 2013 publica La primera vez que no te quiero (Siruela), una novela sobre el aprendizaje que una generación de jóvenes soñadores, dispuestos a cambiar el país que habían heredado, tuvo que realizar para adaptarse a la libertad y a la democracia en la España de los años 80.
   Entre 1999 hasta el 2009 dirigió el programa literario La mar de letras, del Festival Internacional de Músicas del Mundo La mar de músicas de Cartagena, donde cada año se presenta una muestra de la cultura y la literatura de un país.
   Desde octubre de 2005 coordina diferentes Talleres de Escritura Creativa en la Biblioteca Regional de Murcia. Una experiencia que cumple su X edición y que ha reunido en torno a la literatura a más de trescientas personas, desde su lejano comienzo hasta su novena edición. Lectores y amantes de la escritura que se acercan a ellos con el deseo de disfrutar de la lectura dotándose de instrumentos y recursos críticos, y de escribir sus textos con mayor soltura. 

   Lola López Mondéjar colabora habitualmente con el periódico La Opinión de Murcia, en el que mantiene el blog Microscopías.
   Vinculada a Molina de Segura, forma parte del jurado que decidirá el ganador del XI edición del Premio Setenil el próximo mes de diciembre junto al autor de relatos Hipólito G. Navarro, como presidente, y al profesor y crítico literario José Belmonte Serrano.