martes, 29 de noviembre de 2011


Sawyer leyendo "La invención de Morel"

Un Lost de los cuarenta 

   En el capitulo cuatro de la cuarta temporada de la serie Lost encontramos a Sawyer, uno de los protagonistas leyendo el libro "La invención de Morel", de Adolfo Bioy Casares. Lost fue una serie de televisión estadounidense que emitió American Broadcasting Company (ABC) entre 2004 y 2010, hasta completar un total de seis temporadas. La serie se convirtió en una de las series de mayor impacto mediático y social de los últimos años debido en parte a su presencia en los medios de comunicación de masas, es el ejemplo perfecto de cómo el fenómeno "fan" puede llegar a imponerse a las pérdidas de audiencia. Narra las vivencias de un grupo de personas en una isla tras sobrevivir a un accidente aéreo.
  La historia de un fugitivo que se esconde en una isla desierta del Pacífico Sur es la trama de La invención de Morel, novela escrita en 1940. Se trata probablemente de su obra más famosa, constituyendo un ejemplo clásico de la ciencia ficción en idioma español. En el prólogo de la obra, Jorge Luis Borges expresa sobre su trama que no le parece "una imprecisión o una hipérbole calificarla de perfecta".
   Un fugitivo, condenado a cadena perpetua, arriba a una isla desierta en algún lugar del Pacífico Sur. Mientras está en la isla, llega un grupo de turistas de los cuales empieza a desconfiar cuando se enamora de una mujer del grupo a la que intenta incesantemente declararle su amor. Pero un fenómeno inexplicable se lo impide.
   El fugitivo escribe un diario sobre su vida en la isla en la que se esconde a partir de la llegada de unos turistas. Aunque la presencia de estos individuos le resulta algo milagrosa, teme que en realidad si ellos lo descubren lo entreguen a las autoridades.
   Entre los turistas hay una mujer que contempla los atardeceres cerca de las rocas del oeste. El fugitivo la observa siempre y, mientras lo hace, se enamora de ella. Aparece luego un hombre de barba, vestido con atuendo de tenista, que la visita de vez en cuando, y advierte al escuchar sus conversaciones en francés, que él se llama Morel, su nombre es un homenaje al personaje análogo de La isla del doctor Moreau de H. G. Wells, y ella Faustine.

Adolfo Bioy Casares, el mago modesto

   Escritor argentino, nacido en Buenos Aires en 1914, tiene en su haber una larga existencia como escritor que fue reconocida en 1990 con la concesión del Premio Cervantes. Su nombre, íntimamente unido al de Borges a quien había conocido en 1932 en la casa de la escritora Victoria Ocampo, con cuya hermana, Silvina, se casaría en 1940, se dio a conocer en los primeros números de la revista Sur, uno de los títulos claves del desarrollo de la vanguardia en el país del Río de la Plata. Fundó en 1935 la revista Destiempo junto con Jorge Luis Borges. Con él escribió varios volúmenes de novelas policiacas, mezclados con observaciones irónicas sobre la sociedad argentina y suscritos con diversos seudónimos: H. Bustos Domecq, B. Suárez Lynch, B. Lynch Davis y Gervasio Montenegro.

Josefina Dorado, Adolfo Bioy Casares, Victoria Ocampo, Jorge Luis Borges (Mar de Plata 1935)
   Consecuencia de estas colaboraciones es el hecho de que el nombre de Bioy Casares siempre haya figurado a la sombra del de Borges, realidad que no hace justicia al valor y mérito que reúne su obra, especialmente su serie de cuentos fantásticos y cuentos de amor, que constituyen un corpus autónomo de la obra borgiana dentro de la literatura argentina. A esta injusticia ha contribuido el propio Bioy al reconocer en sus Memorias que el hecho más importante de su vida fue el conocer al autor de El Aleph
   En novelas, cuentos y guiones de filmes, Bioy ha estudiado mitos clásicos revividos en la modernidad, aspectos paranormales de la vida y la psicología del amor. Su principal personaje es el detective Isidro Parodi.
   Entre sus títulos más notorios están: las novelas Plan de evasión (1945), El sueño de los héroes (1954), Diario de la guerra del cerdo (1969), Dormir al sol (1973) y Aventuras de un fotógrafo en La Plata (1985), y los libros de cuentos El perjurio de la nieve (1944), La trama celeste (1948), Historia prodigiosa (1956), Guirnalda con amores (1959), Historias desaforadas (1986) y Una muñeca rusa (1991). Publicó parcialmente sus memorias y el texto de dos filmes coescritos con Borges: Los orilleros y El paraíso de los creyentes (1955), Crónicas de Bustos Domecq (1967) y Nuevos cuentos de Bustos Domecq (1977) son los títulos que vieron la luz como consecuencia de esta relación literaria.
   La carrera literaria de Bioy en solitario se inicia en los años cuarenta con la publicación de su gran novela La invención de Morel, novela en donde se muestra un artefacto capaz de inventar mundos y realidades posibles en una isla maldita que recuerda la isla del doctor Moreau. Con Silvina Ocampo publicó en 1946 la novela policial Los que aman, odian y, junto con Borges, los tres autores habían sacado a la luz dos antologías: Antología de la literatura fantástica (1940) y la Antología poética argentina (1941). 
   Es también autor de un centenar de cuentos que se encuentran entre lo mejor de la literatura universal de carácter fantástico de este siglo. En 1997 publica Una magia modesta, título que reúne cuarenta narraciones, algunas de ellas muy breves, apenas ocupan una página, en donde Bioy extrae la magia de un escritor que ha rehuido, a veces por obligación, de la gloria de los grandes que conoció en su vida.
   Bioy Casares murió en Buenos Aires, a los 84 años, luego de una serie de complicaciones ocasionadas por su avanzada edad. Poco tiempo antes había expresado uno de sus últimos deseos: "No me gusta nada la idea de morir. Si pudiera vivir quinientos años aceptaría y pediría: ¿no puede darme unos más?'."

martes, 8 de noviembre de 2011

PRÓXIMA REUNIÓN MARTES 13 DE DICIEMBRE (17.00 HORAS)

 La invención de Morel de Adolfo Bioy Casares  

   Un relato fantástico, con una trama brillante y precisa, que encierra una bella historia de amor.
   Un fugitivo de la justicia se oculta en una isla deshabitada, ocupando unos extraños edificios abandonados, construidos tiempo atrás por los últimos pobladores de la isla, no se sabe con qué propósito.  Tras meses de aislamiento, y a pesar de estar seguro de que ningún barco ni avión han arribado a la isla, descubre que no está solo. Sin atreverse a revelar su presencia, comienza a espiar a los nuevos habitantes de la isla con el ánimo de averiguar sus intenciones, cuando una misteriosa mujer de gran belleza llamada Faustine atrae su atención.
   Sin embargo, a medida que el prófugo observa a los visitantes, su temor a ser capturado va a ser reemplazado por un horror mucho más profundo.