jueves, 30 de abril de 2015

Banana Yoshimoto

La bella flor
   Seudónimo de la escritora japonesa Mahoko Yoshimoto, nacida en 1964 en Tokio. Se le conoce como Banana debido a su gusto por las flores rojas del banano "por su belleza andrógina". Es hija de Takaaki Yoshimoto, uno de los críticos y filósofos japoneses más influyentes de la década de los 60, y de la poetisa Kazuko Yoshimoto, así como hermana de la dibujante Haruno Yoiko.
    Asistió a la Universidad Nihon, donde se especializó en Literatura. Por ese entonces, esta amante de la naturaleza se ganaba la vida como camarera en un restaurante instalado en un club de golf, escribió su primera novela, Kitchen (1988), y fue un éxito inmediato. U
na sorprendente novela con tecnologías, crisis personales y cocina como telón de fondo, con la que ganó el Premio Umitsubame de Primera Novela, el Newcomer Writers Prize y el Izumi Kyoka y originó dos películas.
    Sus historias son curiosas y cercanas al lector y se desarrollan alrededor de personajes jóvenes, urbanos y extraños, mostrando un gran interés por el detalle y lo cotidiano, tratando temas como la muerte, el adulterio y la sexualidad de manera informal y asequible. Se le ha comparado con escritoras como Marguerite Duras o Isabel Allende; su lenguaje sencillo e ingenuo describe situaciones poco habituales de la cultura japonesa, con una libertad de expresión poco común en las escritoras de su generación, probablemente debido a su educación liberal.
Sus principales fuentes de inspiración fueron las historias de no terror de Stephen King, pero como su estilo de escritura evolucionó, sus preferencias se trasladaron a Truman Capote e Isaac Bashevis Singer.
"Un viaje, no importa lo desastroso que resulte, en la memoria se transforma en algo maravilloso". Así comienza la última obra de la autora nipona Banana Yoshimoto, quien cree que este principio "también se aplica a la vida". En Un viaje llamado vida, cuyo primer volumen acaba de editar en castellano Satori, Yoshimoto comparte con el lector sus experiencias durante visitas a diversos países, así como vivencias personales y su mirada sobre la identidad nipona o momentos de la historia reciente del país, como el terremoto y el "tsunami" de 2011. Es una de sus obras "más autobiográficas", según reconoce en una entrevista la propia escritora, cuyo verdadero nombre es Mahoko Yoshimoto (Tokio, 1964) y que logró el reconocimiento internacional con su novela Kitchen (1988). Con un estilo ligero a caballo entre la narrativa y el ensayo, Yoshimoto relata sus impresiones durante visitas a Egipto, Francia o Brasil, además de recuerdos que van desde su primer amor adolescente o la maternidad hasta su gusto por la cocina y otros "pequeños placeres de la vida". Tras un largo y frío viaje en coche a través de la Toscana italiana, durante el cual cayó enferma, Yoshimoto se dio cuenta de que hay ciertas experiencias negativas que con el tiempo terminan por convertirse en "recuerdos maravillosos", gracias a la magia "terrible y fantástica" de la memoria. "En la vida pasa igual. Porque hasta la peor vivencia se puede convertir un buen recuerdo, esa es la razón de decir que la vida es como un viaje", subrayó la autora de títulos como N.P. (1992), Sueño profundo (1994) o El Lago (2011). Hay ciertas experiencias negativas que con el tiempo terminan por convertirse en "recuerdos maravillosos" La pérdida y la muerte, temas habituales en su bibliografía, acaparan el protagonismo en el segundo volumen de Un viaje llamado vida, ya a la venta en Japón y que se publicará próximamente en castellano. "A los japoneses no nos gusta mucho enfrentarnos al tema de la muerte y la despedida a la hora de leer", señaló Yoshimoto, quien no obstante decidió "afrontarlo de forma directa" a ello tras el reciente fallecimiento de sus dos padres, el poeta y crítico literario Takaaki Yoshimoto y la poetisa Kazuko Yoshimoto. "Mis novelas y mis ensayos tratan sobre preocupaciones que la gente prefiere evitar o no pensar demasiado. Creo que yo recojo aquel sentimiento abandonado que alguna persona ha evitado afrontar porque le resulta muy duro", explicó. A su juicio, esta es la razón por la que sus obras logran conectar con un público universal, a pesar de estar "muy arraigadas" en la cultura y la sociedad niponas. En el caso de los lectores españoles, Yoshimoto cree haber encontrado una "conexión especial", ya que considera que en éste país "existe una consciencia muy alta" sobre la muerte. "No es que haya preocupación por morirse, sino que la gente afronta bien la muerte", precisa la escritora nipona. Amante de cultura española "Tuve esa impresión al leer novelas o ver películas españolas", afirmó Yoshimoto, quien admira a cineastas españoles como Alejandro Amenábar, Pedro Almodóvar o Juan Antonio Bayona, así como al literato colombiano Gabriel García Márquez. La escritora también se declara una ferviente amante de la cocina española, y en particular de las tapas. "Creo que (japoneses y españoles) tenemos un sentimiento común a la hora de buscar la armonía perfecta en lo pequeño", señala Yoshimoto, quien dedica capítulos enteros del libro a platos de la gastronomía nipona como las algas "mozuku" o el "okonomiyaki", una especie de tortilla rellena a la plancha.

Ver más en: http://www.20minutos.es/noticia/2275801/0/banana-yoshimoto/peor-vivencia-puede-convertirse/buen-recuerdo/#xtor=AD-15&xts=467263
"Un viaje, no importa lo desastroso que resulte, en la memoria se transforma en algo maravilloso". Así comienza la última obra de la autora nipona Banana Yoshimoto, quien cree que este principio "también se aplica a la vida". En Un viaje llamado vida, cuyo primer volumen acaba de editar en castellano Satori, Yoshimoto comparte con el lector sus experiencias durante visitas a diversos países, así como vivencias personales y su mirada sobre la identidad nipona o momentos de la historia reciente del país, como el terremoto y el "tsunami" de 2011. Es una de sus obras "más autobiográficas", según reconoce en una entrevista la propia escritora, cuyo verdadero nombre es Mahoko Yoshimoto (Tokio, 1964) y que logró el reconocimiento internacional con su novela Kitchen (1988). Con un estilo ligero a caballo entre la narrativa y el ensayo, Yoshimoto relata sus impresiones durante visitas a Egipto, Francia o Brasil, además de recuerdos que van desde su primer amor adolescente o la maternidad hasta su gusto por la cocina y otros "pequeños placeres de la vida". Tras un largo y frío viaje en coche a través de la Toscana italiana, durante el cual cayó enferma, Yoshimoto se dio cuenta de que hay ciertas experiencias negativas que con el tiempo terminan por convertirse en "recuerdos maravillosos", gracias a la magia "terrible y fantástica" de la memoria. "En la vida pasa igual. Porque hasta la peor vivencia se puede convertir un buen recuerdo, esa es la razón de decir que la vida es como un viaje", subrayó la autora de títulos como N.P. (1992), Sueño profundo (1994) o El Lago (2011). Hay ciertas experiencias negativas que con el tiempo terminan por convertirse en "recuerdos maravillosos" La pérdida y la muerte, temas habituales en su bibliografía, acaparan el protagonismo en el segundo volumen de Un viaje llamado vida, ya a la venta en Japón y que se publicará próximamente en castellano. "A los japoneses no nos gusta mucho enfrentarnos al tema de la muerte y la despedida a la hora de leer", señaló Yoshimoto, quien no obstante decidió "afrontarlo de forma directa" a ello tras el reciente fallecimiento de sus dos padres, el poeta y crítico literario Takaaki Yoshimoto y la poetisa Kazuko Yoshimoto. "Mis novelas y mis ensayos tratan sobre preocupaciones que la gente prefiere evitar o no pensar demasiado. Creo que yo recojo aquel sentimiento abandonado que alguna persona ha evitado afrontar porque le resulta muy duro", explicó. A su juicio, esta es la razón por la que sus obras logran conectar con un público universal, a pesar de estar "muy arraigadas" en la cultura y la sociedad niponas. En el caso de los lectores españoles, Yoshimoto cree haber encontrado una "conexión especial", ya que considera que en éste país "existe una consciencia muy alta" sobre la muerte. "No es que haya preocupación por morirse, sino que la gente afronta bien la muerte", precisa la escritora nipona. Amante de cultura española "Tuve esa impresión al leer novelas o ver películas españolas", afirmó Yoshimoto, quien admira a cineastas españoles como Alejandro Amenábar, Pedro Almodóvar o Juan Antonio Bayona, así como al literato colombiano Gabriel García Márquez. La escritora también se declara una ferviente amante de la cocina española, y en particular de las tapas. "Creo que (japoneses y españoles) tenemos un sentimiento común a la hora de buscar la armonía perfecta en lo pequeño", señala Yoshimoto, quien dedica capítulos enteros del libro a platos de la gastronomía nipona como las algas "mozuku" o el "okonomiyaki", una especie de tortilla rellena a la plancha.

Ver más en: http://www.20minutos.es/noticia/2275801/0/banana-yoshimoto/peor-vivencia-puede-convertirse/buen-recuerdo/#xtor=AD-15&xts=467263
"Un viaje, no importa lo desastroso que resulte, en la memoria se transforma en algo maravilloso". Así comienza la última obra de la autora nipona Banana Yoshimoto, quien cree que este principio "también se aplica a la vida". En Un viaje llamado vida, cuyo primer volumen acaba de editar en castellano Satori, Yoshimoto comparte con el lector sus experiencias durante visitas a diversos países, así como vivencias personales y su mirada sobre la identidad nipona o momentos de la historia reciente del país, como el terremoto y el "tsunami" de 2011. Es una de sus obras "más autobiográficas", según reconoce en una entrevista la propia escritora, cuyo verdadero nombre es Mahoko Yoshimoto (Tokio, 1964) y que logró el reconocimiento internacional con su novela Kitchen (1988). Con un estilo ligero a caballo entre la narrativa y el ensayo, Yoshimoto relata sus impresiones durante visitas a Egipto, Francia o Brasil, además de recuerdos que van desde su primer amor adolescente o la maternidad hasta su gusto por la cocina y otros "pequeños placeres de la vida". Tras un largo y frío viaje en coche a través de la Toscana italiana, durante el cual cayó enferma, Yoshimoto se dio cuenta de que hay ciertas experiencias negativas que con el tiempo terminan por convertirse en "recuerdos maravillosos", gracias a la magia "terrible y fantástica" de la memoria. "En la vida pasa igual. Porque hasta la peor vivencia se puede convertir un buen recuerdo, esa es la razón de decir que la vida es como un viaje", subrayó la autora de títulos como N.P. (1992), Sueño profundo (1994) o El Lago (2011). Hay ciertas experiencias negativas que con el tiempo terminan por convertirse en "recuerdos maravillosos" La pérdida y la muerte, temas habituales en su bibliografía, acaparan el protagonismo en el segundo volumen de Un viaje llamado vida, ya a la venta en Japón y que se publicará próximamente en castellano. "A los japoneses no nos gusta mucho enfrentarnos al tema de la muerte y la despedida a la hora de leer", señaló Yoshimoto, quien no obstante decidió "afrontarlo de forma directa" a ello tras el reciente fallecimiento de sus dos padres, el poeta y crítico literario Takaaki Yoshimoto y la poetisa Kazuko Yoshimoto. "Mis novelas y mis ensayos tratan sobre preocupaciones que la gente prefiere evitar o no pensar demasiado. Creo que yo recojo aquel sentimiento abandonado que alguna persona ha evitado afrontar porque le resulta muy duro", explicó. A su juicio, esta es la razón por la que sus obras logran conectar con un público universal, a pesar de estar "muy arraigadas" en la cultura y la sociedad niponas. En el caso de los lectores españoles, Yoshimoto cree haber encontrado una "conexión especial", ya que considera que en éste país "existe una consciencia muy alta" sobre la muerte. "No es que haya preocupación por morirse, sino que la gente afronta bien la muerte", precisa la escritora nipona. Amante de cultura española "Tuve esa impresión al leer novelas o ver películas españolas", afirmó Yoshimoto, quien admira a cineastas españoles como Alejandro Amenábar, Pedro Almodóvar o Juan Antonio Bayona, así como al literato colombiano Gabriel García Márquez. La escritora también se declara una ferviente amante de la cocina española, y en particular de las tapas. "Creo que (japoneses y españoles) tenemos un sentimiento común a la hora de buscar la armonía perfecta en lo pequeño", señala Yoshimoto, quien dedica capítulos enteros del libro a platos de la gastronomía nipona como las algas "mozuku" o el "okonomiyaki", una especie de tortilla rellena a la plancha.

Ver más en: http://www.20minutos.es/noticia/2275801/0/banana-yoshimoto/peor-vivencia-puede-convertirse/buen-recuerdo/#xtor=AD-15&xts=467263
   Con el tiempo, la producción literaria de esta destacada representante de las letras japonesas incluiría títulos como N.P. (1992), Sueño profundo (1994), Tsugumi (1994), Amrita (1997), Recuerdos de un callejón sin salida (2011), El lago (2011), entre muchos otros.
   Su última novela, Un viaje llamado vida (2014), es una colección de ensayos donde el movimiento hacia otros países o entre la rutina cotidiana es el eje de cada texto. "Un viaje, no importa lo desastroso que resulte, en la memoria se transforma en algo maravilloso". Así comienza este libro autobiográfico de Banana Yoshimoto, quien cree que este principio "también se aplica a la vida".  Incluye vivencias personales y su mirada sobre la identidad nipona o momentos de la historia reciente del país, como el terremoto y el Tsunami de 2011.
   La escritora opina que “hoy en día el arte y el romanticismo han desaparecido del corazón de los japoneses”, y por eso, está trabajando “en una novela centrada en esa idea”.

   A la pregunta de si conoce España, Banana Yoshimoto contesta que "Sí, una vez y por un corto período de tiempo, pero es un país que me encanta. Me gustó mucho el ambiente de principios de verano y cómo la ciudad comenzaba a animarse al atardecer. El Museo del Prado me impresionó tanto que quise permanecer allí horas y horas. Y, naturalmente, ¡me encantan las tapas! ¡Podría alimentarme a base de tapas todos los días!"

   "Mis novelas y mis ensayos tratan sobre preocupaciones que la gente prefiere evitar o no pensar demasiado. Creo que yo recojo aquel sentimiento abandonado que alguna persona ha evitado afrontar porque le resulta muy duro", explicó. A su juicio, esta es la razón por la que sus obras logran conectar con un público universal, a pesar de estar "muy arraigadas" en la cultura y la sociedad niponas.
"Un viaje, no importa lo desastroso que resulte, en la memoria se transforma en algo maravilloso". Así comienza la última obra de la autora nipona Banana Yoshimoto, quien cree que este principio "también se aplica a la vida". En Un viaje llamado vida, cuyo primer volumen acaba de editar en castellano Satori, Yoshimoto comparte con el lector sus experiencias durante visitas a diversos países, así como vivencias personales y su mirada sobre la identidad nipona o momentos de la historia reciente del país, como el terremoto y el "tsunami" de 2011. Es una de sus obras "más autobiográficas", según reconoce en una entrevista la propia escritora, cuyo verdadero nombre es Mahoko Yoshimoto (Tokio, 1964) y que logró el reconocimiento internacional con su novela Kitchen (1988). Con un estilo ligero a caballo entre la narrativa y el ensayo, Yoshimoto relata sus impresiones durante visitas a Egipto, Francia o Brasil, además de recuerdos que van desde su primer amor adolescente o la maternidad hasta su gusto por la cocina y otros "pequeños placeres de la vida". Tras un largo y frío viaje en coche a través de la Toscana italiana, durante el cual cayó enferma, Yoshimoto se dio cuenta de que hay ciertas experiencias negativas que con el tiempo terminan por convertirse en "recuerdos maravillosos", gracias a la magia "terrible y fantástica" de la memoria. "En la vida pasa igual. Porque hasta la peor vivencia se puede convertir un buen recuerdo, esa es la razón de decir que la vida es como un viaje", subrayó la autora de títulos como N.P. (1992), Sueño profundo (1994) o El Lago (2011). Hay ciertas experiencias negativas que con el tiempo terminan por convertirse en "recuerdos maravillosos" La pérdida y la muerte, temas habituales en su bibliografía, acaparan el protagonismo en el segundo volumen de Un viaje llamado vida, ya a la venta en Japón y que se publicará próximamente en castellano. "A los japoneses no nos gusta mucho enfrentarnos al tema de la muerte y la despedida a la hora de leer", señaló Yoshimoto, quien no obstante decidió "afrontarlo de forma directa" a ello tras el reciente fallecimiento de sus dos padres, el poeta y crítico literario Takaaki Yoshimoto y la poetisa Kazuko Yoshimoto. "Mis novelas y mis ensayos tratan sobre preocupaciones que la gente prefiere evitar o no pensar demasiado. Creo que yo recojo aquel sentimiento abandonado que alguna persona ha evitado afrontar porque le resulta muy duro", explicó. A su juicio, esta es la razón por la que sus obras logran conectar con un público universal, a pesar de estar "muy arraigadas" en la cultura y la sociedad niponas. En el caso de los lectores españoles, Yoshimoto cree haber encontrado una "conexión especial", ya que considera que en éste país "existe una consciencia muy alta" sobre la muerte. "No es que haya preocupación por morirse, sino que la gente afronta bien la muerte", precisa la escritora nipona. Amante de cultura española "Tuve esa impresión al leer novelas o ver películas españolas", afirmó Yoshimoto, quien admira a cineastas españoles como Alejandro Amenábar, Pedro Almodóvar o Juan Antonio Bayona, así como al literato colombiano Gabriel García Márquez. La escritora también se declara una ferviente amante de la cocina española, y en particular de las tapas. "Creo que (japoneses y españoles) tenemos un sentimiento común a la hora de buscar la armonía perfecta en lo pequeño", señala Yoshimoto, quien dedica capítulos enteros del libro a platos de la gastronomía nipona como las algas "mozuku" o el "okonomiyaki", una especie de tortilla rellena a la plancha.

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