jueves, 29 de enero de 2015

Mayra Montero

   Sin etiqueta literaria


   Aunque nacida en La Habana en 1952, Mayra Montero reside en  Puerto Rico desde 1972, país en el que se integra en el mundo cultural y activo-social y colabora con varios medios de comunicación escribiendo crónicas sobre espectáculos musicales o columnas como en el periódico El Nuevo Día, algunas de las cuales recopiló y publicó en el libro Aguaceros dispersos.  
   "También en la infancia, escribía cuentos, en la escuela... y comencé a leer muchísimo. Desde que estaba en Cuba. Así comenzó. Había un gran ambiente cultural a fines de los sesenta, en la Habana; todos los escritores que pasaban por Cuba, Cortazar, García Márquez, el boom latinoamericano completo, había una efervecencia, te encontrabas en las librerías a Benedetti, a Roa Bastos, a Cortázar; había que leer, eramos un poco pedantes, pero a la larga esa pedanteria desapareció y quedó el amor por la literatura" 
    Su amor por las letras está en gran medida determinado por el ejemplo de su padre, el destacado humorista Manuel Montero “Membrillo”, quien fue guionísta de programas de televisión y de radio. “Mi papá influenció muchísimo en mí, porque desde que yo era chiquitita, abría los ojos y veía un papá que estaba escribiendo en una maquinilla y hablando solo. El leía en la voz de los personajes y venían los vecinitos, los amiguitos míos, a asomarse en la ventana a ver a mi papá para reírse. A mí me ha quedado eso y cuando yo escribo, leo en voz alta”, rememora Montero.
   Aunque proviene del mundo periodístico, publicó su primera novela en 1987, La trenza de la hermosa luna, pero su éxito, y la obra que la dio a conocer, fue La última noche que pasé contigo, finalista del premio La Sonrisa Vertical. Su siguiente premio le llegó cuatro años después, en 1995, con Tú, la oscuridad, obra destacada por la crítica. En el 2000 su relación con la literatura erótica resulta una vez más premiada y es escogida ganadora de La Sonrisa Vertical con Púrpura profundo. 
   "Yo creo que no fueron novelas. Lo primero que me marcó fueron cuentos, los de Poe, los Diarios de Ana Frank, me impactaron mucho también. Ya después, a pesar de ser una novela difícil y de que la leí muy joven, El Siglo de las luces de Alejo Carpentier. Claro que habían muchas palabras que quizás no podía entender pero me quedaba la historia"   
    Novelas como Del rojo de su sombra (1993), Como un mensajero tuyo (1998), El capitán de los dormidos (2002) y Son de Almendra (2006) hacen de Mayra Montero una escritora a la que nada se le escapa con su mirada crítica y su eventual comentario punzante lleno de ironía.  Montero es una mujer de opiniones fuertes y toda la vida las ha defendido, particularmente, por medio de su columna, que, para orgullo suyo, se ha publicado por 22 años sin interrupción –primero y mencionado antes,  Aguaceros Dispersos y luego, Antes de que llegue el lunes– en  el diario El Nuevo Día, en donde forma parte de la junta editorial.
     El sentido del humor y la mordacidad de esta escritora, columnista, periodista y aspirante a “trabajar en un zoológico” están intactos a pesar de que la desgracia ha sido una constante para ella en los pasados años. Para empezar, en el 2011, recibió un diagnóstico de linfoma de Hodgkin y posteriormente la muerte de su marido, Jorge Merino, a quien la escritora identificaba como su “pariente más cercano” en sus columnas.  
   Así en 2014 y basándose en hechos reales, Mayra Montero retoma la novela con El caballero de San Petersburgo, un fascinante viaje a la Europa del final del Antiguo Régimen y la América de la Independencia.
   En diciembre de 2014 gana la octava edición del Premio de Literatura Infantil El Barco de Vapor de Puerto Rico que convoca la Fundación SM por “El dragón dormido”. Esta es la segunda ocasión en que Montero se hace con este premio, después de lograr el mismo galardón con “Viaje a Isla de Mona” en 2008.

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