viernes, 29 de septiembre de 2017

Josefina Aldecoa

Literatura y enseñanza, enseñanza y literatura.
  
   Pocos días después de cumplir 85 años, la maestra y novelista Josefina Aldecoa murió en Las Magnolias, su casa de Cantabria a la que se había retirado hace algún tiempo.
   Durante años, su faceta de escritora quedó ensombrecida por la fama de su marido, el también escritor Ignacio Aldecoa, "uno de los grandes cuentistas del siglo XX", según lo definió ella en alguna ocasión. Su muerte, en 1969, la sumió en una gran depresión. Dejó de escribir durante más de diez años y se refugió en la enseñanza. Y fue entonces cuando esta hija y nieta de maestras adoptó para siempre el apellido de su marido. Ella había nacido como Josefina Rodríguez Álvarez el 8 de marzo de 1926 en la localidad leonesa de La Robla.

  
Colegio Estilo de Madrid. Un colegio artístico, intelectual y laico fundado por Josefina Aldecoa.
   También su otra pasión, la enseñanza, le llevó a relegar en algunos momentos su dedicación a la literatura, una escritura en la que se movió siempre entre el intimismo y el costumbrismo y en la que asumió la novela como herramienta de construcción de la memoria.
Josefina Aldecoa pasa a la historia de España como la fundadora, en 1959, del conocido colegio madrileño Estilo, desde el que difundió los valores de la Institución Libre de Enseñanza y asumió el proyecto educativo de la II República española.
   Durante mucho tiempo, sobre todo durante la dictadura franquista y en los albores de la democracia, el centro que Aldecoa dirigió hasta dejarlo hace poco en manos de su hija, Susana, fue un refugio para los hijos de la intelectualidad progresista española, de escritores y artistas que querían una educación diferente a la imperante.

  
Alfonso Sastre, Josefina Aldecoa, José María de Quinto y Rafael Sánchez Ferlosio.
 

   Nacida en una familia liberal, Aldecoa estudió en León y en Madrid. Y fue en la capital española, en la Facultad de Letras, donde conoció a un grupo de escritores que luego se situarían entre los grandes nombres de la Generación de los 50: entre otros Carmen Martín Gaite, Rafael Sánchez Ferlosio e Ignacio Aldecoa. "Era un grupo de amigos, pero sobre todo de afines", dijo alguna vez la escritora, muy amiga también de Ana María Matute y Rafael Azcona.
   Su primer libro, la compilación de relatos A ninguna parte, no llegó hasta 1961. Antes, tras terminar sus estudios de pedadogía, había viajado a Londres con 24 años -algo impensable para muchas mujeres de la época-, se había casado con Aldecoa, había tenido con él a su hija y lo había acompañado por Europa y Estados Unidos.
   En Historia de una maestra (1990), en la que aborda la historia de una profesora rural en la España republicana, Aldecoa inició una trilogía con tintes autobiográficos que continuó con Mujeres de negro (1994) y La fuerza del destino (1997).
   La narrativa de Josefina, una de las escritoras que mejor han reflejado la sensibilidad femenina,
se movió siempre entre el intimismo y el costumbrismo y en la que asumió la novela como herramienta de construcción de la memoria.

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