viernes, 29 de mayo de 2015

Queridos maestros

    ¿Has tenido realmente alguna vez un verdadero maestro? Un maestro que te viera como una joya, como un diamante en bruto al que podía pulirse para darle un brillo magnífico.
    Existen muchos tipos de profesores, todos hemos tenido profesores a los que hemos odiado, algunos no nos han dejado apenas huella, pero algunos han sido especiales. Incluso, por encima de ellos, puede llegar a surgir esos profesores único, que aparte de enseñarnos sus asignaturas correspondientes nos ha enseñado a vivir; con pequeños consejos nos orientó en algún momento de nuestra vida, o fue un claro ejemplo de humanidad, generosidad, amor, comprensión… Este tipo de maestros jamás se olvida.
   En la clase de 5º B del colegio público Puerta de Sancho de Zaragoza todos los alumnos tienen un cargo. Desde Paula, que es la Jefa de Reciclaje, hasta Rubén, que es el Defensor de la Lectura, pasando por los miembros de la Comisión Periodística, la Curiosa, el Recogepersianas, la Abogada, el Historiador, la Apuntacitas, el Encargado de la Lista Negra de los que Hablaron Demasiado o el Cabecilla de los Sublevados. Los 22 niños, de entre 10 y 11 años, llevan su responsabilidad con orgullo. Su tutor, César Bona, ha conseguido que todos se sientan importantes.
   

   César Bona se ha hecho muy famoso en poco tiempo por haber sido uno de los 50 candidatos -el único de nacionalidad española- al Global Teacher Prize, el premio Nobel de los profesores que, la Fundación Varkey Gems entregó el pasado 16 de marzo en Dubai con una dotación de un millón de dólares.
    Para entender por qué es tan valioso este licenciado en Filología Inglesa y diplomado en Magisterio de 42 años nacido en Ainzón (Zaragoza) hay que remontarse a su infancia, ya que César Bona confiesa que él era un niño tímido "que no se atrevía" a participar en clase y que por eso ahora se empeña en fomentar la expresión oral de sus alumnos.
   Su método consiste en ingeniárselas para implicar a todos y, fomentando el respeto, la empatía y el esfuerzo, dejar que los críos, y él mismo, suelten su imaginación. Al colegio Puerta de Sancho, ubicado en el antiguo barrio obrero de La Almozara, llegó como profesor nuevo el pasado septiembre, pero ya se ha ganado a todo el mundo. Los niños se pasan el día sonriendo y levantan mucho la mano. Casi no usa el libro de texto.

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