lunes, 3 de septiembre de 2018

El color del silencio

Volver al pasado

"El pasado es testarudo, se cuela en las formulaciones, en las medias palabras, en lo que uno ha oído comentar en su infancia sin entenderlo del todo..."
 


Un viaje por los secretos de una mujer y su familia, por las traiciones y culpas de tres épocas distintas: los meses anteriores a la sublevación de Franco en 1936, la noche en que el hombre pisó la Luna el 20 de julio de 1969 en Rabat y el Madrid actual. En su novela El color del silencio, Elia Barceló mezcla pinceladas de luz marroquí y sombras del pasado para pintar un presente inevitablemente marcado por la memoria del ayer.

   El germen de esta historia surgió de una lectura: la del libro del que el historiador Ángel Viñas teorizó sobre el asesinato del general Amado Balmes, La conspiración del general Franco. Ese libro inspiró uno de los personajes centrales, Goyo Guerrero, la historia empezaba ahí y a raíz de eso Barceló fue tejiendo, casi sin poder parar, la historia de Helena Guerrero,
"la mujer del presente que busca respuestas a lo que sucedió entonces", una mujer muy fuerte, de armas tomar, que está luchando por lo que cree que le pertenece y eso no la hace, a veces, muy simpática. Alrededor de Helena giran unos personajes muy interesantes; sus padres, Jean Paul, Carlos.

"Fue un proceso muy rápido, todas las noches me venían personajes, ideas...estaba deseando escribirla", cuenta la escritora.

Franco con el general Balmes (a la derecha) en una de las visitas del primero a Gran Canaria
  
El color del silencio tiene tintes de novelón clásico con dosis de suspense y la alternancia entre dos o más tramas repartidas en períodos temporales que llevan incluida la incorporación de fotos, cartas, hojas de diario, recortes de prensa guardados por una madre en una caja para ser entregada a su hija.

   La figura del padre, Goyo Guerrero, hermano de armas de Franco y participante en la sublevación de 1936 que luego presta sus servicios en la inteligencia militar en Marruecos, centra uno de los hilos de la historia y nos lleva hasta el frustrado golpe del 23-F. El asesinato de su hija Alicia en la finca familiar de La Mora en 1969 sirve para proyectar el foco en torno a las figuras de aquel pequeño círculo, abierto al movimiento hippy de la época.
 

   Ya en el Madrid actual, la boda de la nieta de Helena Guerrero, hermana de la asesinada,  propicia el retorno de esta brillante pintora de fama internacional, conocida por las sombras que invaden sus cuadros, y el reencuentro con los fantasmas de un pasado del que en su día huyó.
   Ambición, rencores, celos, envidias, traiciones, adulterios… impulsan las conductas, que nos introducen en el mundo de la alta costura, el de la terapia o "Constelación" o la trama de los bebés robados.

   No es una novela sobre la guerra, sino de una familia que tiene muchos problemas, por ser quienes son y estar donde están y por no hablar o por ocultar ciertas cosas. Por mantener esos secretos, esos silencios de los que uno no está particularmente orgulloso y de los que no se habla. Una buena conversación a tiempo les hubiera ahorrado muchísimo dolor para el resto de sus vidas.


Fuente: 

Roca Editorial
Entrevista Cadena Ser

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