viernes, 2 de marzo de 2018

La bestia debe morir

Nicholas, Cecil, Frank, Felix y Nigel



   El hijo de un autor de novelas policíacas es asesinado, y su padre decide vengarle. Pero, cuando parece que ya no hay salida para "la bestia", ocurre lo inesperado. Un diario minucioso que permite al lector acompañar cada instante en la planificación de la venganza.
   Los escritores Jorge Luis Borges y Adolfo Bioy Casares, habían seleccionado esta novela policíaca dentro de una colección editorial cuya supervisión y elección era de su responsabilidad y que se vino a llamar El Séptimo Círculo; se trataba de una serie de novelas que se publicaron entre 1945 y 1983, dedicada inicialmente al género policial anglosajón, pero que también incluyó títulos del género negro e incluso de la literatura fantástica. Para Borges, que presumía de ser mejor lector que escritor, veía en La bestia debe morir era un arquetipo de la novela policial perfecta.
   Nicholas Blake, seudónimo usado por Cecil Day Lewis (1904-1972), era un poeta, dramaturgo, novelista y crítico que nos introduce en el libro a través de una
 asombrosa y contundente frase:
"Voy a matar a un hombre. No sé cómo se llama, ni sé dónde vive, no tengo idea de su aspecto. Pero voy a encontrarlo, y lo mataré."
   
   La novela nos relata la obsesión por ejecutar una venganza personal, un plan trazado por Frank Cairnes, un escritor de novelas policiales cuyo hijo ha muerto atropellado por un coche que posteriormente se dio a la fuga cobardemente, sin detenerse siquiera para intentar auxiliar a la víctima. Cairnes, exasperado por la falta de medios o de interés que la policía exhibe para descubrir al culpable de aquel atropello mortal, 
   Así que decide iniciar por su cuenta y riesgo una investigación que lo llevará hasta una tal Lena, una joven actriz de películas mediocres, que será quien lo conduzca, sin que sospeche nada, hasta la “bestia", es decir, el hombre que truncó la vida de su hijo.
   La forma en la que Nicholas Blake aborda esta narración es muy original. En la primera parte conocemos la investigación y la planificación de la venganza a través de un diario, conociendo así como es su desesperación, cómo decide vengarse, el desgarro con que nos narra minuciosamente todos los pormenores de su proyecto de venganza y que, lejos de escandalizar al lector, llega a transmitir una cierta empatía ante una cuestión que, desde el punto de vista ético, es obviamente reprobable. Lo que Frank Cairnes consigue con su plan es introducirse como invitado en la casa de “la bestia”, haciéndose pasar por el personaje de sus novelas, Felix Lane.    

   En la segunda parte, la narración abandona ya la primera persona para instalarse, desde aquí hasta el final, en la tercera. Y tras cortarnos la respiración, Nicholas Blake nos da un respiro presentándonos, hacia la mitad del libro, a su detective Nigel Strangeways y a su esposa Georgia.
   En resumen, se trata de una novela inteligente y entretenida, con momentos de mordacidad y cinismo que le imprimen un carácter propio a la obra; que seguro que no decepciona a los amantes de la literatura policial.

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