lunes, 26 de agosto de 2013

Víctor Ros, detective privado

  
   Este extremeño llegó a Madrid huyendo del hambre. Vivía en La Latina con su madre, que trabajaba como costurera. Fue un raterillo hasta que Armando Martínez, sargento de policía, le convenció a los 18 años para seguir el camino recto.
   Comenzó trabajando como recadero para el Ministerio de Gobernación. Más tarde fue destinado a Figueras y luego a Oviedo, donde se infiltró durante 3 años en una célula radical que consiguió desarticular.
   Con 27 años, Víctor Ros vuelve a Madrid con cierto reconocimiento y es subinspector de policía en la recién creada Brigada Metropolitana con sede en la Puerta del Sol, cuyo objetivo es enfrentarse 
a la violencia organizada. Por diversos motivos, Ros deja la policía y logra hacerse un nombre, siendo muy solicitados sus servicios como detective privado.
   Los escenarios por los que se mueve Ros son las ciudades más importantes de pleno siglo XIX, la primera estuvo ambientada en Madrid, la segunda entre Madrid y Córdoba, la tercera Barcelona y la última en Oviedo.
   Ojos verdes, cabello lacio y castaño, barba recortada. Tiene un carácter apasionado y una mente rápida que le permite juzgar a la gente a simple vista, lee en sus ojos y gestos como en un libro abierto.
Es inteligente y racional, lógico y deductivo, utiliza la ciencia para desentrañar misterios de apariencia irresoluble y se enfrenta con energía tanto a la superstición como al poder que protege a quienes tienen dinero. Es un mentalista apasionado del razonamiento deductivo, tipo Holmes. Un nuevo tipo de policía que se opone a los brutales métodos de la época y conoce las modernas técnicas forenses gracias a su "amigo" Alberto Ardanza.
   Vive en una pensión de la calle Huertas. Lee a los autores del siglo de oro y a los ilustrados. En sus ratos libres frecuenta tertulias de distintas tendencias políticas. Se considera un liberal, quizás porque por su origen es consciente de la miseria en que viven muchos, pero reconoce que se encuentra a gusto entre los ricos burgueses o los aristócratas venidos a menos.  

   Contrariamente a otros detectives famosos (Holmes, Poirot, Maigret,…) es que este detective está felizmente casado con Clara Alvear, joven bella e instruida que pertenece a una familia acomodada, con hijos, un buen estatus social. Su lado más tierno y humano aflora ante el pequeño Eduardo, un golfillo que le recuerda su propio pasado de pobreza y desarraigo. En absoluto encarna al detective de las series negras. Hombre de orígenes humildes,  equilibrado en sus costumbres, fiel a su esposa y a su familia, el único desorden que se le conoce es el provocado por su trabajo. 
   Como en el mundo de Holmes, tiene su Moriarty, que en este caso es Bárbara Miranda, personaje extremadamente cruel y malvado, que mezcla personalidad masculina y apariencia femenina.
   No olvidar su homenaje al buen comer... para desayunar café con churros, de aperitivo, jerez con bizcochos, para comer unas buenas judías estofadas de la Taberna del Tío Colás o cordero asadoDe postre, arroz con leche. Y junto a su amigo Agustín Casamajó, copa y puro.
   La serie del detective Ros está compuesta de los siguientes títulos: El misterio de la casa Aranda (2008), El caso de la viuda negra (2008), El enigma de la calle Calabria (2010) y La última noche de Víctor Ros (2013). A diferencia de las anteriores novelas esta última está contada en presente, marcando con ello un ritmo de continua tensión. Hasta el último momento vivimos preocupados por la posibilidad de que Víctor Ros finalice sus días en esta aventura.

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