martes, 5 de marzo de 2019

Te vendo un perro

Vivir en una novela

   En Te vendo un perro (Anagrama, 2014), el narrador es Teo, un taquero jubilado y pintor frustrado que vive en un cochambroso edificio en México D.F. donde tiene lugar una parte importante de la acción, ya que algunos de los problemas del protagonista vienen de su relación con sus vecinos, vecinos que creen que está escribiendo una novela.   
   Excéntrico y alcohólico, sus principales preocupaciones son la bebida y mantener a salvo su ejemplar de la Teoría Estética de Adorno. Usa el libro para casi cualquier cosa y con el objetivo de dejar callado a todo aquel con el que se cruza. En ese ir y venir de copas y citas de la escuela de Frankfurt, nuestro protagonista, y narrador de la historia, se irá metiendo en distintos problemas con Francesca, la vecina con la que mantiene una relación tirante, conocerá al mormón Willem y de paso lo incluirá en un inverosímil triángulo amoroso junto a Dorotea y Mao y disfrutara de la amistad con la verdulera Juliette.
    Todas estas cosas afectarán a la vida de la apacible comunidad de vecinos y le añadirán un poco de interés a la monótona vida del taquero, que se opone a la tertulia literaria de sus vecinos jubilados en el zaguán del desastrado edificio donde vive, que no es la única molestia que tiene que soportar pues también se dan ahí clases de yoga, informática y macramé, y se proyectan visitas a museos y a lugares de interés histórico.



Te vendo un perro fue finalista del Premio Mandarache 2017

   También h
ay peripecias y personajes reales, como el pintor Manuel González Serrano, conocido como El Hechicero, que murió indigente en el centro de México.    
   Te vendo un perro también tiene una narración que hace viajes de ida y vuelta al pasado. El protagonista cuenta su historia personal marcada por la sucesión de perros de su madre, el abandono del padre, la relación con su hermana, su amor por Marilyn (modelo de Diego Rivera), el terremoto de 1985 y Don Bigotes, su puesto de tacos. Todo esto da sentido a lo que sucede en el presente.
   Concebida bajo el dictado de Adorno, que afirma que "el arte avanzado escribe la comedia de lo trágico", esta novela recorre el arte y la política del México de los últimos ochenta años en un intento por reivindicar a los olvidados, los malditos, los marginales, los desaparecidos y los perros callejeros. 
  Con su tercera novela, Juan Pablo Villalobos, se confirmó como un narrador imprescindible, con una voz personal y un sentido del humor muy singulares.
Autorretrato del Manuel González Serrano

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