martes, 24 de octubre de 2017

Lecturas de ida y vuelta 2

Siete cuentos misóginos de Patricia Highsmith

   Lola se ha atrevido, en esta ocasión, con unas historias oscuramente satíricas, mordaces, que componen Pequeños cuentos misóginos (1974) de Highsmith, que en esta edición de este pequeño formato recoge siete.
   Con una misteriosa simplicidad de estilo, Highsmith convierte a los vecinos de al lado en psicópatas sádicos, encerrados entre las vallas blancas de su jardín y el césped recién cortado. Trastoca nuestras nociones convencionales del carácter femenino, revelando el poder devastador de aquellas criaturas que alguna vez nos parecieron familiares «La bailarina», «La novelista», «La ñoña» y que se destruyen a sí mismas y a todos los hombres que las rodean.     
   Los prototipos femeninos de Patricia Highsmith están hechos con la corrosiva crueldad de un ácido. Es un despiadado ataque de humor contra el género humano. 


Patricia Highsmith
(
Forth Worth, Texas 1921 - Locarno, Suiza1995)
 


   Después de finalizar su instrucción académica a mediados de los años cuarenta y tras ocuparse en revistas de cómics y como comercial, Highsmith comenzó su actividad como escritora colaborando en la revista Harper’s Bazaar.
    En 1950, influenciada por literatos como Edgar Allan Poe o Joseph Conrad, escribió “Extraños en un tren” (1950), un título llevado al cine por Alfred Hitchcock. Poco después escribió la intriga criminal-psicológica “El cuchillo” (1951).
   Utilizó el seudónimo de Claire Morgan para escribir “Carol” (1952) ante la prohibición de su editorial. En el libro se pone de manifiesto su propio lesbianismo. Su amante más popular fue la escritora Ann Aldrich.
   Otras novelas de la autora texana son “Un juego para los vivos” (1958), “Ese dulce mal” (1960), “El grito de la lechuza” (1962), “La celda de cristal” (1964) o “Las dos caras de enero” (1964).
   El hecho literario más significativo de Patricia Higsmith, al margen de su gran capacidad para la creación de intriga, la roturación psicológica de sus caracteres y la exploración del sentimiento de culpabilidad, es la creación del personaje Tom Ripley, protagonista principal de la novela clásica de la escritora texana “A pleno sol”, libro conocido también como “El talento de Mr. Ripley” (1955)

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