martes, 13 de diciembre de 2016

Pedro Páramo

¿Hay alguién ahí?

"Vine a Comala porque me dijeron que acá vivía mi padre, un tal Pedro Páramo. Mi madre me lo dijo. Y yo le prometí que vendría a verlo en cuanto ella muriera. Le apreté sus manos en señal de que lo haría, pues ella estaba por morirse y yo en un plan de prometerlo todo."

   Pedro Páramo (1955) es una de las obras maestras de la literatura hispanoamericana y del realismo mágico. La novela cuenta cómo el protagonista, Juan Preciado, va en busca de su padre, Pedro Páramo, hasta el pueblo mexicano de Comala, un lugar vacio, misterioso, sin vida, un pueblo "fantasma" que, en lugar de buscar la destrucción o el caos, busca su descanso. Allí, el joven descubrirá que toda la gente del pueblo se llama Páramo, que muchos de ellos son sus propios hermanos, y que Pedro Páramo está muerto.
   Es un relato rural en el que hablan los muertos en una “aparente paradoja de su realismo e irrealismo a la vez”. La breve obra, unas 100 o 150 páginas según la edición, es un pozo conceptual y una mina abierta de belleza. Una novela misteriosa y fantástica cuya atmósfera envuelve al lector y los transporta a un territorio mágico de sorprendentes ramificaciones.

“Aquella (Comala) está sobre las brasas de la Tierra. La mera boca del infierno. Con decirte que muchos de los que ahí se mueren, al llegar al Infierno regresan por su cobija.”   

   Pedro Páramo es el cacique de Comala. Un poblado de gente tan pobre e insignificante que se encuentran fuera de la historia. Viendo que su tierra se vuelve árida y desolada, Pedro Páramo abandona al pueblo a su suerte por venganza.
   La gente llega a creer que se pueden escuchar las voces de los fallecidos. Voces sueltas se llegan a escuchar por doquier. Voces de gente que ya ha fallecido, como el mismo Juan Preciado.
   Juan Rulfo fue testigo de experiencias desagradables y tristes durante su infancia como la muerte de su padre y abuelo en la guerra Cristera.
   El abandono, el desdén, la sequía y la desolación son temas recurrentes en sus escritos. Pedro Páramo es una novela que manipula el tiempo y la secuencia de los acontecimientos, para hacer parecer que las cosas se repiten. Comala se encuentra atrapada en una especie de bucle, de donde sus fallecidos no pueden, o se niegan el salir.
   En 1974, en una entrevista en Caracas ante un auditorio lleno de estudiantes, Juan Rulfo dijo: “A Pedro Páramo yo le quité muchas páginas, como unas 100 páginas, pero después ni yo mismo lo entendí”.


   Tras seis décadas de la publicación de su obra maestra y el enigma sobre el que bromeaba el genio mexicano, fallecido en 1986, sigue vigente.
   Se ha ligado la complejidad de Rulfo a su infancia (huérfano a los diez, enviado por sus abuelos a un internado) o directamente “a un don”, “a un puro milagro”. Pero él dejó dicho, según cita uno de los estudiosos, que lo decisivo en su formación fue tener acceso a la biblioteca del cura de su pueblo, Ireneo Monroy, quien se llevaba libros de las casas con la excusa de ver si estaban permitidos, “pero lo que hacía en realidad era quedarse con ellos”. “Las novelas de Alejandro Dumas, las de Víctor Hugo, Dick Turpin, Buffalo Bill, Sitting Bull”.

Nunca conoceremos a Rulfo, pero tampoco dejaremos de intentarlo.

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