jueves, 7 de abril de 2016

La dieta de la memoria

  El pasado martes 5 de abril, día de la reunión del club, amablemente nuestro compañero Matias me recitó de memoria, por mi cumpleaños, un soneto del poeta argentino Francisco Luis Bernárdez.

   Tras ese momento tan emotivo, Matias hizo referencia a una carta que dedicó el escritor y filósofo, recientemente fallecido, Umberto Eco a su nieto de quince años, Emmanuele.
   En "Querido nieto, estudia de memoria", publicada en el periódico italiano "L'Espresso" en 2014, Eco decidió firmar una carta abierta a su nieto y, por extensión, a todos los adolescentes.


"Quiero hablarte de un mal que ha afectado a tu generación e incluso a los chicos mayores que tú, que están en la universidad: la pérdida de la memoria".
   
   En este texto, el abuelo explica a su nieto que el cerebro es el mejor de los ordenadores porque cuenta con muchas más conexiones, es una herramienta que siempre llevamos encima y, al contrario que las máquinas, mejora con el uso sin necesidad de sustituirse.
   En la carta, Eco incluye una serie de consejos para aplicar en el mundo tecnológico en el que el adolescente y su generación van a madurar. Entre estos consejos está la dieta de la memoria:

"Cada mañana, memoriza algunos versos o una breve poesía. (...) Y quizá compite con tus amigos por ver quién recuerda mejor. Si la poesía no gusta, hazlo con alineaciones de equipos de fútbol".

   Así que he pensado coger el testigo de Matias, intentar memorizar algo diariamente y en la próxima reunión recitar algunos versos que me apasionen... y, por supuesto, lanzar el guante a alguno de vosotros para que lo hagáis en la siguiente. Da comienzo, por tanto, la dieta de la memoria.


Nota: Comprar nueces y naranjas.


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