miércoles, 26 de marzo de 2025

Colección de poetas: John Keats



El poeta británico John Keats (Londres, 1795 - Roma, 1821), tras la muerte de su padre, tuvo que trabajar como practicante en casa de un cirujano, para ingresar más tarde como estudiante externo en el Guy's Hospital de Londres (1815). Su afición a la lectura le descubrió el mundo de la poesía, en la que se inició bajo la influencia de Edmund Spenser. En casa de su amigo Leigh Hunt, crítico y poeta, conoció a Percy Shelley, con quien trabó amistad. 

Publicó su primer volumen de poemas en 1817 y, a pesar de su escaso éxito, decidió abandonar la cirugía para dedicarse sólo a la literatura. Al año siguiente apareció Endimión (1818), que fue mal recibida por la crítica.

Tras mudarse a casa de su amigo Charles Armitage Brown, en Hampstead, se enamoró de la hija de un vecino, Fanny Brawne, quien le inspiró la mayoría de sus poemas, recogidos en el volumen Lamia, Isabella, La víspera de Santa Inés y otros poemas (1820), que incluía además sus mejores poemas: el inacabado Hiperión, sobre la mitología griega, y sobre todo su célebre serie de odas, escritas en tan solo un mes, Oda a un ruiseñor, Oda a una urna griega y Oda a la melancolía.

Su estado de salud se deterioró por la tuberculosis, enfermedad que padecería como su madre y su hermano, por lo cual decidió embarcar hacia Nápoles, en lo que parecía la última posibilidad del poeta para sanar, aunque murió unos meses más tarde en Roma. Allí, en su último aliento, pidió esculpir en su tumba: “Aquí yace uno cuyo nombre fue escrito en el agua”. El hombre que pasó por la vida de puntillas fue, además, ignorado y vilipendiado por sus contemporáneos.

Pese a tratarse del vate más joven de los grandes románticos británicos, es uno de los líricos más importantes en lengua inglesa. En 1848 aparecieron sus cartas y su diario, que completan una obra de excepcional pureza expresiva y admirable dominio poético en su aspiración por alcanzar la belleza absoluta y su aceptación trágica de la realidad. Aunque murió joven, escribió unos versos que le han sobrevivido durante siglos y que son emblema del movimiento romántico.

tumba John Keats

A la soledad

¡Oh, Soledad! Si contigo debo vivir,
Que no sea en el desordenado sufrir
De turbias y sombrías moradas,
Subamos juntos la escalera empinada;
Observatorio de la naturaleza,
Contemplando del valle su delicadeza,
Sus floridas laderas,
Su río cristalino corriendo;
Permitid que vigile, soñoliento,
Bajo el tejado de verdes ramas,
Donde los ciervos pasan como ráfagas,
Agitando a las abejas en sus campanas.
Pero, aunque con placer imagino
Estas dulces escenas contigo,
El suave conversar de una mente,
Cuyas palabras son imágenes inocentes,
Es el placer de mi alma; y sin duda debe ser
El mayor gozo de la humanidad,
Soñar que tu raza pueda sufrir
Por dos espíritus que juntos deciden huir.

Esta mano viviente

Esta mano viviente, ahora tibia y capaz
De agarrar firmemente, si estuviera fría
Y en el silencio helado de la tumba,
De tal modo hechizaría tus días y congelaría tus sueños
Que desearías tu propio corazón secar de sangre
Para que en mis venas roja vida corriera otra vez,
Y tú aquietar tu consciencia —la ves, aquí esta—
La sostengo frente a ti.

Oda a la melancolía

1
No vayas al Leteo ni exprimas el morado
acónito buscando su vino embriagador;
no dejes que tu pálida frente sea besada
por la noche, violácea uva de Proserpina.
No hagas tu rosario con los frutos del tejo
ni dejes que polilla o escarabajo sean
tu alma plañidera, ni que el búho nocturno
contemple los misterios de tu honda tristeza.
Pues la sombra a la sombra regresa, somnolienta,
y ahoga la vigilia angustiosa del espíritu.

2
Pero cuando el acceso de atroz melancolía
se cierna repentino, cual nube desde el cielo
que cuida de las flores combadas por el sol
y que la verde colina desdibuja en su lluvia,
enjuga tu tristeza en una rosa temprana
o en el salino arco iris de la ola marina
o en la hermosura esférica de las peonías;
o, si tu amada expresa el motivo de su enfado,
toma firme su mano, deja que en tanto truene
y contempla, constante, sus ojos sin igual.

3
Con la Belleza habita, Belleza que es mortal.
También con la alegría, cuya mano en sus labios
siempre esboza un adiós; y con el placer doliente
que en tanto la abeja liba se torna veneno.
Pues en el mismo templo del Placer, con su velo
tiene su soberano numen Melancolía,
aunque lo pueda ver sólo aquel cuya ansiosa
boca muerde la uva fatal de la alegría.
Esa alma probará su tristísimo poder
y entre sus neblinosos trofeos será expuesta.

Sobre la muerte

I

¿Puede la Muerte estar dormida, si la vida es solo un sueño,
Y las escenas de dicha pasan como un fantasma?
Los efímeros placeres a visiones se asemejan,
Y aun creemos que el dolor más grande es morir.

II

Cuán extraño es que el hombre deba errar sobre la tierra,
Y llevar una vida de tristeza, pero que no abandone
Su escabroso sendero, ni se atreva a contemplar solo
Su destino funesto, que no es sino despertar.

Sobre el mar

No cesan sus eternos murmullos,
rodeandolas desoladas playas,
Y el brío de sus olas
diez mil cavernas llena dos veces,
y el hechizode liécate les deja su antiguo son oscuro.

Pero a menudo tiene tan dulce continente,
que apenas se moviera la concha más menuda
durante muchos días, de donde cayó
Cuandolos vientos celestiales pasaron, sin cadenas.

Los que tenéis los ojos dolientes o cansados,
brindadles esa anchura del Janar, como una fiesta;
y los ensordecidos por clamoreo rudo
o los que estáis ahítos de notas fatigosas,
sentaos junto a una antigua caverna, meditando,
hasta sobresaltaros, como al cantar las ninfas.

jueves, 27 de febrero de 2025

Antonio Cano Gómez y su marcha fúnebre


Antonio Cano Gómez (Alcantarilla, 1981) es Licenciado en Derecho y Funcionario de habilitación nacional. Secretario del Ayuntamiento de Torre Pacheco (Murcia) desde septiembre de 2023, en 2017 publica Epitafio en la arena, donde se refunde el género policiaco con el trasfondo político de la vida española durante el franquismo.

En una mañana de enero de 1956, una playa de Mazarrón es testigo de la aparición, junto a unas rocas y sin signos de violencia, de los cuerpos de dos hermanos de mediana edad junto con tres copas de cristal. A partir del día siguiente, el comisario Isidro Gutiérrez y el juez Vicente Seguí, ambos adscritos a la policía judicial y al juzgado de Totana, inician una investigación bajo el interrogante de qué hacían dos hermanos en aquel lugar, y en esas fechas, a la orilla de la playa, así como de si ha sido asesinato o suicidio. Poco tiempo después, descubren la existencia de un tercer hermano que hizo el viaje con ellos desde popular el barrio de La Latina, de Madrid, y cuyo cuerpo no ha aparecido. Ninguno de los dos intuye en ese momento hasta qué punto el intento de resolver esa historia cambiará sus vidas.

 «No siendo una novela policíaca al uso, y con la atmósfera opresiva de un país que acaba de salir de la posguerra, Epitafio en la arena es la crónica de cómo una investigación trastorna la existencia de los implicados en la resolución del caso, todo ello con la provincia de Murcia y el Madrid típico de fondo, con los coletazos de las secuelas de una Guerra Civil que aún marca de la vida de sus protagonistas, y con el fresco de la realidad social y política de los años cincuenta en España».

En junio de 2019 publica Marcha fúnebre de violín, Premio Murcia Libro de Novela Breve. Con esta obra, el autor vuelve a mezclar una trama policial con la historia de España como fondo, intentando plasmar, a través de sus personajes, las distintas sensibilidades sociales y políticas de nuestro país durante la transición. El jurado del premio quiso resaltar de la obra que "los personajes están muy bien caracterizados y la atmósfera temporal que se recrea es digna de elogio".

Un asesinato siempre perturba a la comunidad donde se produce. Pero si esa comunidad es un pueblo pequeño (Alborada, un pueblo ficticio ubicado en La Mancha, Albacete), si todo el mundo anda nervioso por las inminentes elecciones de 1982 y si, para añadir más estupor al crimen, el asesinado es el cura de la localidad, la conmoción adquiere rango de tragedia griega.

Todos los interrogados por el comisario Galván y su ayudante parecen tener algo grave que ocultar: el alcalde Francisco, la joven Lucía, el "marqués" don Tristán, una vieja profesora amargada llamada Lola o Vladimiro, un antiguo comunista que espera el triunfo electoral de la izquierda.Todos, sin excepción, guardan secretos; e incluso algún "cadáver" enterrado en el ayer.

Antonio Cano Gómez actualmente lleva el Blog de crítica literaria – Antonio Cano Gómez.

martes, 25 de febrero de 2025

Colección de poetas: Inma Pelegrín


María Inmaculada Pelegrín López, más conocida como Inma Pelegrín, (Lorca, 1969) es una poeta que ha recibido varios premios por su obra. Desde sus primeros trabajos su poesía ha calado y triunfado en muchos foros. Ha participado en diversos eventos y talleres poéticos dentro y fuera de la Región de Murcia. Para Inma, la poesía nos ayuda, si no a hallar respuestas, a hacernos las preguntas apropiadas. Se licenció en Filosofía y Ciencias de la Educación y en Psicología. Inma Pelegrín ha recibido varios galardones como el Premio Jaén de Poesía 2022 por La teoría de las cosas o el XXIV Premio Internacional de Poesía "Antonio Machado en Baeza" (2020), por su obra Todas direcciones.

Ha publicado, entre otros, Trapos sucios (2008); Óxido (2008), Premio Internacional de Poesía Gerardo Diego; Universo improbable (2009), Cuestión de horas (2012), Premio Hispanoamericano de Poesía Juan Ramón Jiménez y Error de cálculo (2016)

Ganadora del Premio Pulchrum 2020 que concede la Fundación O­Lumen. Le han traducido poemas a otros idiomas pero no puede asegurar que, una vez traducidos, sean realmente sus poemas.

De ellos ha dicho: "Me gustaría que tuviera cualquier efecto, desde la alegría y la emoción estética hasta la náusea o el desconsuelo. Cualquier emoción excepto la indiferencia. Realmente me gustaría que no pudieran olvidarlos. Si he de elegir una emoción en concreto preferiría que fuesen una fuente de compañía, que al leerlo el lector dijese “esto mismo me pasa a mí”, esa sensación de pertenencia, de no estar solo, de saber que formamos parte de algo mucho más grande"

Inma Pelegrín crea unos poemas de fuerza contenida, en los que con un gran dominio del verso, la autora aborda temáticas muy variadas, ahondando en las contradicciones y controversias del discurso generalmente admitido, que desvela y denuncia con poderosas imágenes y un lenguaje comprometido y actual.

PRIMERA ENSEÑANZA

El globo se dirige,
en su ascenso imparable,
camino al firmamento.
Como si adivinara el recorrido
se balancea, toma
recodos transparentes en el aire.
Arrastra tras de sí
la cuerda que lo uncía,
se aleja y disminuye
hasta hacerse invisible.

Su determinación no entiende de nostalgias.

Atrás quedó la feria con un niño
que, al volver la cabeza, recibió
de su mano vacía
la primera enseñanza.

(De Todas direcciones)

ÓXIDO

Algo hay en el aire que enmohece,
que pinta de amarillo
los dientes de las latas,
mancilla el lavaplatos
y en las naves deshace sus epígrafes.

Ignorar las conservas,
colocar una funda al electrodoméstico,
volver a rotular “Mi Mari Carmen”,
esquivar la mirada del retrato.

Es un tiempo perdido.
Una batalla ingenua
luchar contra la herrumbre.

(De Óxido)

Cada noche olvidaba
apagar, a sabiendas,
la luz de la cocina.

Decía que al volver
podría imaginar que la esperasen,
que aquel fulgor, difuso y ambarino,
afianzaba sus pasos,
que siempre hay que dejar
un resplandor al fondo,
como quien cede un rastro de sí mismo,
y así la madrugada es más benévola.

No sé por qué senderos
derrotan sus pisadas,
si son de lucidez u oscuridad,
o si será posible
tropezarse, también, en el vacío.

A fuerza de palabras
intento desvelar su para qué,
hasta, de alguna forma,
recomponer aquel desfiladero.

Hay veces que una luz se enciende en un poema.

Uno vuelve sus ojos al final del pasillo
para salvar a alguien. Quizás para salvarse.

Uno guarda prendida alguna excusa
porque quiere creer que no está solo.

(De Cuestión de horas)

lunes, 3 de febrero de 2025

Todos los fuegos el fuego

Imprescindible


Todos los fuegos el fuego (1966), cuarto libro de relatos de Julio Cortazár, está compuesto por 8 cuentos insertos dentro del realismo mágico, con unos inesperados giros que mantienen una expectativa de lectura alta hasta el último momento y que hablan del amor, la muerte, el miedo o de las debilidades existentes en las familias. La obra nos transmite un espejo de nuestra sociedad, nos propone situaciones que nosotros podríamos protagonizar, nos hace ver la muerte como algo natural y la aborda de distintas maneras y nos hace entender el amor adolescente, el de madre, de hijos, de novia, de amante, de amigos, de hermanos. Cómo las personas amamos de tantas formas diferentes.

Cabe destacar que algunos cuentos comienzan con una cita, el fragmento de una canción o con el nombre de alguien, a modo de dedicatoria.

Los relatos presentan elementos que van desde lo real hasta lo fantástico, existiendo en algunos casos el paralelismo de historias y la dualidad de personajes. Entre los recursos literarios más visibles se encuentran el símil y la metáfora, los cuales están presentes en varios fragmentos de las historias. Asimismo se pueden observar distintas figuras narrativas, tales como la de narrador omnisciente y otras voces yuxtapuestas o en simultáneo.

Casi a punto de cumplir 60 años, el libro de Cortázar resulta muy actual. Los escenarios pueden estar separados por siglos, pero hay cierta condición difícil de describir que emparenta estos ocho relatos. Y es que, aunque puedan parecernos fantásticos, solo están a un paso de ser reales, de ser posibles. A veces un paso absurdo, una mera vuelta de tuerca virtual.

Cortázar empezó con el que, a priori, puede parecer más imposible: La autopista del Sur reúne a cientos de automovilistas parados en el clásico atasco monumental al regreso a una gran ciudad tras el fin de semana. No sabemos acerca de sus protagonistas: los nombran las marcas y modelos de sus coches, en un primer guiño brutal que habla bien claro acerca de la agudeza del autor: la persona definida a través del vehículo que conduce. Después se añadirán más. El agrupamiento en función de la cercanía geográfica, la distribución de tareas y funciones, la difícil integración con el nuevo entorno forzado.

Le siguen otros siete. Reunión nos sitúa en una eventual isla en medio de un desembarco armado. La señorita Cora, extraordinario en su sutileza, nos muestra la relación entre una enfermera y un adolescente hospitalizado. Lo más interesante de esta obra de Cortázar no solo es la manera como describe la relación entre los protagonistas, sino también que tiene un estilo único: está escrita desde los distintos puntos de vista de cada persona que aparece en el cuento, con un cambio brusco entre los interlocutores, hasta en la misma oración. La salud de los enfermos se pliega sobre sí mismo en ese nudo de sobreprotección que justifica engaños viles y mentiras piadosas. Instrucciones para John Howell, es uno de los cuentos que mejor deja entrever el gusto por el juego entre ficciones, el tema del doble y el cruce hacia lo fantástico como rasgos de la escritura de Cortázar.y La isla al mediodía retrata al hombre moderno, al asalariado que consume su jornada de trabajo ensimismado.
Y quedan dos, el que da título al libro y El otro cielo, quizás lo más difíciles por el desdoblamiento de personajes de un lugar y un tiempo a otro, pero en cualquier caso extremadamente bien escritos.