viernes, 4 de mayo de 2012

Mi mamá me mima  


   La madre de Gregorio, en El corazón de las estatuas, es una llamada madre castrante, es decir, aquella que de manera inconsciente anula la autoridad del padre y ejerce una influencia negativa sobre la educación de sus hijos.
   Suelen ser contemplativas, generosas, dadivosas, amables, serviciales, con espíritu de sacrificio, en resúmen, son las madres que viven por y para los hijos, siendo madre de ellos para toda la vida. Este tipo de madre genera en los hijos unos lazos afectivos muy dificiles de cortar, de manera que el desarrollo psicoemocional de los mismos se retrasa porque se produce una fijación del amor y del deseo hacia la madre, provocando un rechazo inconsciente hacia todo hombre o mujer del mundo exterior. 
   Es evidente que este fenómeno se da especialmente entre madres que por una razón u otra tienen que criar hijos solas. Madres solteras, viudas o divorciadas. No obstante, el fenómeno se da también en mujeres casadas y con pareja estable.
   En esos casos, son madres con mucha fuerza que monopolizan la relación de pareja y terminan haciendo su voluntad, no sólo en la vida de sus hijos, sino también con sus cónyuges o parejas sentimentales.
   Si la mujer no le da importancia a la figura del padre, podemos decir que no va a dejar que el hombre haga su función. Este tipo de madres anulan frente al hijo la figura del padre, de manera que el niño, aún teniéndolo, crece si padre. Un niño sometido a la influencia educativa de una madre castrante, luego de adulto puede ser impotente para enamorarse, amar o mantener relaciones sexuales plenas con otras mujeres. Exactamente no sufren porque de manera inconsciente saben que todo su amor lo tienen reservado para la figura materna. Y frente a la vida, acaban de manera solitaria o fracasando en pareja. Son relaciones duraderas, inmortales que ni aún con la muerte de la madre, estos hombres superan.

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