El pasado 4 de mayo la escritora Magdalena Tirado, autora de "El corazón de las estatuas", nos remitió este correo y que a modo de inicio de la reunión del 8 de mayo fue leído a todos los participantes del club. En la reunión, hablamos sobre todo de Gregorio, el protagonista, personaje cuyas características quedaron bien plasmadas en el libro y de las llamadas "madres castrantes" bajo la banda sonora de la película Psicosis, cuya madre no se la deseo a nadie. Una tarde fantástica.
"Siempre es una alegría que lleguen noticias de lugares a los que nunca pensé que pudieran viajar los personajes que un día ocuparon todo mi tiempo de escritura.
Tener la suerte de poder dedicarme a la escritura o a acompañar a otros en su deseo de atreverse a intentarlo, ya es un regalo en sí mismo, pero se amplía grandemente cuando esos seres guardados en el papel vuelven a estar vivos porque alguien los lee.
No sé cómo ha llegado El corazón de las estatuas a vuestro club de lectura. Sea como sea, es un honor poder ser leída y comentada en un grupo, donde los aciertos y los errores de una obra puedan exponerse para riqueza de todos.
En los grupos de escritura con los que trabajo también leemos y comentamos un libro mensual –a la vez que se estudian los recursos narrativos y se practica la escritura– y puedo asegurar que el intercambio de impresiones sobre un libro es una fórmula magistral, no solo para leer el mundo, sino para leernos a nosotros mismos al tiempo que leemos a otros. Me siento contenta cuando alguien lee unas páginas escritas por mí, claro, pero me siento más contenta todavía cuando pienso en todos los libros que he leído, pues, además de ser alimento para los que luego escribo, me hacen la vida más ancha.
Ojalá que El corazón de las estatuas os lleve, en algún momento de sus páginas, a lugares no esperados, incluso incómodos, pues es ahí, en esa incomodidad, donde los libros nos leen a nosotros.
Un abrazo grande,
Magdalena Tirado"
Tener la suerte de poder dedicarme a la escritura o a acompañar a otros en su deseo de atreverse a intentarlo, ya es un regalo en sí mismo, pero se amplía grandemente cuando esos seres guardados en el papel vuelven a estar vivos porque alguien los lee.
No sé cómo ha llegado El corazón de las estatuas a vuestro club de lectura. Sea como sea, es un honor poder ser leída y comentada en un grupo, donde los aciertos y los errores de una obra puedan exponerse para riqueza de todos.
En los grupos de escritura con los que trabajo también leemos y comentamos un libro mensual –a la vez que se estudian los recursos narrativos y se practica la escritura– y puedo asegurar que el intercambio de impresiones sobre un libro es una fórmula magistral, no solo para leer el mundo, sino para leernos a nosotros mismos al tiempo que leemos a otros. Me siento contenta cuando alguien lee unas páginas escritas por mí, claro, pero me siento más contenta todavía cuando pienso en todos los libros que he leído, pues, además de ser alimento para los que luego escribo, me hacen la vida más ancha.
Ojalá que El corazón de las estatuas os lleve, en algún momento de sus páginas, a lugares no esperados, incluso incómodos, pues es ahí, en esa incomodidad, donde los libros nos leen a nosotros.
Un abrazo grande,
Magdalena Tirado"
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