sábado, 4 de noviembre de 2023

Las leyes de la frontera

El Liang Shan Po

Javier Cercas en Girona

"Cuando vi las fotos de aquellos quinquis muertos, algunos de los cuales podían haber sido mis vecinos, me pregunté: ‘¿Por qué ellos y no yo?". Esta cuestión se la plantea el escritor Javier Cercas, una mañana de final de agosto en el Café Royal de Girona.

Esta reflexión forma parte del argumento de su novela, Las leyes de la frontera (Mondadori, 2014). Una historia absorbente, a ratos dura y a ratos romántica, centrada en las relaciones de tres personajes: el Zarco, un quinqui atracador de bancos que tiene su momento de esplendor en los años 70 y primeros 80 y luego entra en un declive de cárcel y toxicomanías; el Gafitas, un estudiante que se acerca al Zarco en su adolescencia y luego, cuarentones ambos, vuelve a reencontrarlo como abogado, y Tere, la joven que bascula entre uno y otro, independiente, guapa y ceñuda, misteriosa hasta el final. El escenario es Girona, hoy pequeña joya urbana impecablemente restaurada que recibe cada año cientos de miles de turistas, pero que cuando arranca la acción de la novela es una destartalada ciudad de provincias que intenta sacar cabeza en el primer posfranquismo.

En ese verano de 1978, cuando España no ha salido aún del franquismo y no termina de entrar en la democracia y las fronteras sociales y morales parecen más porosas que nunca.
Un adolescente llamado Ignacio Cañas conoce por casualidad al Zarco y a Tere, dos delincuentes de su edad, y ese encuentro cambiará para siempre su vida. Treinta años más tarde, un escritor recibe el encargo de escribir un libro sobre el Zarco, convertido para entonces en un mito de la delincuencia juvenil de la Transición, pero lo que el escritor acaba encontrando no es la verdad concreta del Zarco, sino una verdad imprevista y universal, que nos atañe a todos.

"Jugaba al baloncesto con los chicos del barrio, y un amigo me llevó un día a los albergues provisionales, creados en los 60 para acoger a inmigrantes sin recursos. Me impresionó la miseria que existía tan sólo a cien metros de donde nosotros vivíamos, simplemente cruzando el río Ter. De allí salieron muchachos como los quinquis de mi novela”. A Cercas le sorprendió constatar que, al otro lado de la política, tan predominante en aquella época, siempre aparecían los quinquis. Cogías la revista Interviú y al lado de los debates de la Constitución surgía una historia de sus atracos. Los quinquis salían en la prensa y en el cine, parecía que estaban en todos lados, lo suyo fue un boom. Un tema que se explotó hasta la saciedad y que luego se agotó instantáneamente.

En Las leyes de la frontera, la trama fluye a través de cuatro largas entrevistas: dos con el Gafitas y otras dos con un policía y un director de cárcel, “y me ha llamado la atención que a ninguna de las personas que han leído el libro esta estructura le haya parecido extraña”.

Poco después de la publicación de Anatomía de un instante (2009), apareció el libro de Carles Monguilod Vint-i-cinc anys i un dia. Monguilod es un abogado, al que Cercas conoció, y en la obra rememora sus vivencias como abogado de Juan Moreno Cuenca, el Vaquilla, que de joven había pasado una temporada en los albergues, y ya de mayor en la cárcel de Girona. A Cercas le impacto mucho la historia.

Para documentarse durante la redacción de Las leyes de la frontera, “fui varias veces a la cárcel de Girona, donde está encerrado el Zarco. Una de las primeras cosas que vi fue a una chica de 19 años llorando. No sabía una palabra de español y estaba allí porque había robado un bolso. Pienso que una visita a las cárceles debería ser obligatoria en la enseñanza secundaria. También fui a las de Figueres y Quatre Camins, donde participé en unas charlas sobre literatura con los reclusos”.

Por lo que respecta a la policía, “tengo un asesor extraordinario, un hombre al que conocí casualmente porque había leído mis libros. Se llama Francisco Pamplona y me ayudó a reconstruir una atmósfera que había conocido al dedillo. Mi historia transcurre en Girona, aunque podía haber pasado en cualquier otra ciudad, ya que el fenómeno tuvo lugar en todas partes de España”.

Cercas cuenta que ha pretendido “una desmitificación del delincuente juvenil, de la supuesta búsqueda de la libertad que cantaban Los Chichos en su versión romántica. El Zarco se convierte en un mito de la democracia española debido al uso que hacen de su personaje los medios de comunicación. Un mito de cartón piedra que obedece a determinados intereses. La democracia necesita mitos, y este, en la segunda parte de la novela, se derrumba”.

La adaptación cinematográfica de la novela fue dirigida por Daniel Monzón en 2022 y fue galardonada con 5 premios Goya (incluyendo mejor guion adaptado).

La novela, que fue Premio Mandarache 2014, no concede un instante de tregua, escondiendo su extraordinaria complejidad bajo una superficie transparente, la novela se convierte en una apasionada pesquisa sobre los límites de nuestra libertad, sobre las motivaciones de nuestros actos y sobre la naturaleza intangible de la verdad.

viernes, 3 de noviembre de 2023

Javier Cercas

Sin pelos en la lengua

En Molina de Segura, en 2010, en el ciclo Escritores en su tinta

El escritor, traductor y periodista Javier Cercas Mena (Ibahernando, Cáceres 1962-) vive su infancia y juventud en Girona, residiendo más tarde en Barcelona donde se licencia en Filología Hispánica por la Universidad Autónoma. En 1987, Obtiene plaza como lector de español en la Universidad de Illinois, donde permanece dos años, antes de empezar a impartir clases de Literatura Española en la Universidad de Girona.

Su primera obra es el libro de relatos El móvil (1987). La buena acogida por parte de la crítica causada por esta ópera prima queda confirmada con las apariciones de las novelas El inquilino (1989) y El vientre de la ballena (1997)

En 2001 publicó Soldados de Salamina, que constituyó un gran éxito dentro y fuera de España, cosechando encendidos elogios de personalidades tan destacadas como George Steiner, J.M. Coetzee, Mario Vargas Llosa y Susan Sontag. La obra fue llevada al cine en 2003 por el cineasta David Trueba.

Como ensayista ha publicado un volumen de crítica titulado La obra literaria de Gonzalo Suárez (1993), fruto de las investigaciones realizadas para su tesis doctoral presentada en la Universidad Autónoma de Barcelona en 1991. Es también colaborador habitual en el diario El País, y ha recopilado sus artículos en Una buena temporada (1998), La verdad de Agamenón (2006) y sus crónicas en Relatos reales (2000).

En 2009 publica Anatomía de un instante, novela que es considerada también ensayo, por el que obtiene el Premio Terenci Moix de Ensayo y el Premio Nacional de Narrativa, entre otros. En 2014 recibe el Premio Mandarache de Jóvenes Lectores de Cartagena por Las leyes de la frontera.

Con la publicación de El monarca de las sombras (2017) cierra este formidable ejercicio literario de memoria personal sobre la Guerra Civil Española.

Luego, cambio de tercio y apareció Terra Alta, novela policiaca ganadora del Premio Planeta 2019, primera entrega de la trilogía formada también por Independencia y El castillo de Barbazul -pueden leerse sueltas-, que protagoniza un excelente personaje creado por Cercas: Melchor Marín, un mosso d’esquadra, que tuvo una heroica participación en los atentados yihadistas de Cambrills en 2017. En los tres títulos, subyace el procès catalán que desembocó en el referéndum ilegal promovido por la Generalidad.

Precisamente, la cuestión del independentismo radical catalán se aborda en una de las secciones de No callar (2023), que recoge una extraordinaria recopilación de crónicas, ensayos y artículos publicados por Cercas entre 2000 y 2022, sobre todo en El País, donde es colaborador habitual, seleccionados y ordenados por el editor de Tusquets, Juan Cerezo, y el responsable de no ficción, Josep Maria Ventosa, en el mismo sello.


Sus libros han sido traducidos a más de treinta idiomas y han obtenido numerosos premios nacionales e internacionales, como el Premio al Libro Europeo 2016 por su obra El impostor, el Premio André Malraux 2018 por El monarca de las sombras y el Premio Planeta 2019 por Terra Alta.

La obra de Cercas se caracteriza por la atrevida exploración de los límites entre la realidad y la ficción, para él algunas de sus novelas son “relatos reales”, siempre con las miras puestas en la disección del presente y de sus claves.

lunes, 2 de octubre de 2023

Marianela

Las olvidadas


Rocio Dúrcal en la adaptación cinematográfica de Marianela en 1972

Marianela (1878) es una de las novelas más conocidas y leídas de Benito Pérez Galdós. por la cual él sentía una especial predilección. 
Se engloba dentro de esas primeras obras llamadas Novelas de tesis, que son las publicadas en la década de los setenta del siglo XIX.

Son obras en las que el argumento, los personajes, los temas y el ambiente quedan supeditados a mostrar las ideas del autor, que en Galdós suele ser habitual el carácter reformista y liberal, así como la crítica a la intolerancia religiosa. Sin embargo, algunos expertos conocedores de la obra de Galdós consideran Marianela como una obra muy singular, ya que, más que a la reflexión y al análisis, arrastra al lector hacia el sentimiento.

En este sentido, resultan interesantes las palabras de Emilia Pardo Bazán, con quien Galdós mantuvo una relación sentimental. Calificó la novela como:

«Un género aparte, puesto que ni de política, ni de historia trata; es un drama psicológico, una narración de sentimiento.»

Una novela corta pero bella, narrada de manera impecable, con tintes de romántica, de sentimental, también de realista, naturalista, con elementos simbólicos y de una sencillez y ternura exquisita.

Un libro que esconde profundas reflexiones sobre el comportamiento de la sociedad ante la belleza, la oposición de la brutalidad frente a la delicadeza, la generosidad contra el egoísmo, el engaño contra la virtud, la lealtad frente al interés,  la falta de caridad, o la caridad mal entendida y mal empleada.

El escenario que tenemos en Marianela no es Madrid, como suele ser habitual en las novelas de Galdós, sino que se ambienta en un lugar en el norte de España. La historia transcurre concretamente en una ambientación minera: en las minas de Socartes. Si bien se trata de un topónimo inventado, hay referencias suficientes en la novela como para poder intuir que el lugar en el que transcurre es Cantabria. Hay quien, al unir los datos, ha situado la historia concretamente en las minas cántabras de Reocín.

Margarita Xirgu
Como curiosidad, conviene destacar que Marianela era precisamente una de las novelas más especiales para el propio Galdós, que siempre sintió debilidad por la Nela, el personaje principal. De hecho, se cuenta que, en el estreno de la adaptación teatral de Marianela por los hermanos Álvarez Quintero en 1916, al que acudió Galdós ya anciano y ciego, al escuchar las primeras palabras de Margarita Xirgu, actriz que interpretaba a Marianela, se echó a llorar de la emoción exclamando el nombre de Nela.
Marianela cuenta la historia de María Manuela (a quien también llaman Marianela, simplemente Nela o “la hija de la Canela”), que es una joven de dieciséis años, huérfana y poco agraciada en su físico, pero con un corazón grandísimo. La vida de la Nela está rodeada de tragedia desde su infancia, pues su madre se suicidó y su padre murió abandonado en un hospital. Marianela es acogida por la familia Centeno, que son los capataces de las Minas de Socartes, una familia que es muy ruda y que la tratan con el mayor desprecio, siendo Celipín Centeno, el menor de los hijos, el único que se preocupa por ella.

Marianela tiene muy arraigado el convencimiento de que su apariencia física es fea y de que no sirve para nada. Sin embargo, encuentra la forma de sentirse útil cuando comienza a hacer de lazarillo del joven ciego y de clase alta, Pablo Penáguilas, del que se enamora

.«Divino como un ángel, hermoso como un hombre y ciego como un vegetal.»

Por su parte, Pablo, que no puede ver a Nela, solo concibe que su amiga tiene un espíritu hermoso y un gran corazón, dice que ella son sus ojos, pues la guía a todas partes y le explica cómo son las cosas. Pero todo cambia con la llegada de Teodoro Golfín, un cirujano ocular que viene para visitar a su hermano, Carlos Golfín, el ingeniero de esas minas. Para Pablo, una esperanza, para la Nela, un sufrimiento.

En Marianela, las escenas dramáticas están contadas sin excesivo dramatismo, pero con una plasticidad descarnada. Los diálogos, intencionados y ricos en matices, gestos y caracterizaciones, fluyen por la novela construyendo a sus personajes, enfrentándolos. Existe un narrador que pasea su omnisciencia con miradas al lector en las que adivinamos a don Benito al tender la mano a sus personajes. En los diálogos y monólogos, los constantes guiños al panorama político de la época nos dejan metáforas únicas donde aflora esa acida crítica del autor para con la época que le tocaba vivir.

La obra de Galdós es toda una declaración de amor y respeto hacia esas personas que al ser consideradas diferentes, acaban invisibilizadas bajo una etiqueta ramplona —la tonta del pueblo, el retrasado, el que «le falta un hervor»…—, humanizándolas y rompiendo una lanza por sus virtudes y sobre todo por su dignidad.

jueves, 28 de septiembre de 2023

Benito Pérez Galdós

Lo galdosiano

Considerado uno de los novelistas más sobresalientes de la literatura española, Benito Pérez Galdós fue un hombre cordial, liberal, laico y un republicano amigo de conservadores y progresistas. Pero sus últimos años los pasó enfermo y acuciado por problemas económicos.

El 4 de enero de 1920, el escritor moría en Madrid a consecuencia de la mala salud que arrastraba tras sufrir en 1905 una hemiplegia. El creador de obras tan emblemáticas como Doña Perfecta, La dama desheredada, Fortunata y Jacinta o los Episodios Nacionales, académico de la Lengua desde 1897 y candidato al Premio Nobel de Literatura en 1912, había sido operado de cataratas dos veces, en 1911 y 1912. Un año después, y a consecuencia muy posiblemente de una sífilis terciaria, perdió la vista, a lo que se añadió arterioesclerosis e hipertensión.

Benito Pérez Galdós nació en Las Palmas de Gran Canaria en 1843. Estudió en el Colegio de San Agustín de su ciudad y colaboró en el periódico local El Ómnibus. Al terminar sus estudios en 1862, se traslada a Tenerife para estudiar el Bachiller en Artes. Galdós fue un hombre solitario y tímido, que en las tertulias y en el Parlamento hablaba muy poco, pero escuchaba mucho. A pesar de que en sus memorias, Pérez Galdós no hace alusión alguna a que hubiera una mujer en su vida, y, a pesar de ser un hombre enamoradizo, siempre rechazó el compromiso. Pero quienes lo conocieron bien, hablaron del primer y único amor del escritor: una prima suya cubana llamada María Josefa Washington Galdós Tate, más conocida por Sisita, un amor que lo marcaría de por vida. Cuando la madre del joven, doña Dolores, se dio cuenta del enamoramiento y de los efectos que provocaba en el joven Benito, lo envió a Madrid nada más terminar el bachillerato, en 1862, para que estudiara Derecho y, de paso, para que se alejara de Sisita. La decisión de su madre causó a Galdós una amargura que le duraría muchos años. El autor confesó más tarde: "Al llegar a Madrid estuve algún tiempo atortolado, sin saber qué dirección tomar, bastante desanimado y triste". En Madrid, acude a las tertulias del Ateneo y los cafés Fornos y Suizo, donde frecuenta a intelectuales y artistas de la época y escribe en los diarios La Nación y El Debate. Allí conocería a don Francisco Giner de los Ríos, fundador de la Institución Libre de Enseñanza, quien le alentó a escribir y le orientó hacia el krausismo.

La Fontana de Oro (1870), La sombra (1871) y El audaz (1871) fueron los títulos de sus primeras novelas, que revelan todavía una influencia del Romanticismo.
En 1873 inicia la publicación de la primera serie de los Episodios Nacionales con Trafalgar.
Publicó artículos políticos en la Revista de España y algo de ellos, así como el ataque al régimen anterior a la Revolución de 1868 y el inmovilismo de la tradición, se plasma en sus obras de tesis de la misma época: Doña Perfecta (1876), Gloria (1877), La familia de León Roch (1878) y Marianela (1878).
Abre el camino al Naturalismo con La desheredada (1881), la primera de sus novelas contemporáneas a la que le seguirán El doctor centeno (1883), Tormento (1884) y La de Bringas (1884). El amigo manso (1882) es una de las creaciones más originales de Galdós. Lo prohibido (1884-85) es la novela galdosiana más impregnada de Naturalismo. Fortunata y Jacinta (1886-7) es un vasto mural donde la historia, la sociedad y el perfil urbano de Madrid sirven de fondo a un argumento que presenta a dos jóvenes enamoradas del mismo hombre.

Al final de la década de los 80 y a comienzos de la siguiente publica Miau (1888), La incógnita (1889), Torquemada en la hoguera (1889) y Ángel Guerra de (1891), en donde experimenta una nueva manera de novelar. Los problemas éticos aparecen en Tristana (1892), Nazarín (1895), Halma (1895) y Misericordia (1897).


Su popularidad ante los lectores durante la década de los 90 va creciendo con su segunda serie de los Episodios nacionales. Aparte de Madrid, Galdós pasa largas estancias en su casa de Santander, conocida como “San Quintín” y viaja por Europa como corresponsal de prensa, conociendo así corrientes literarias del momento como el realismo y el naturalismo. Su obra tiene influencias de los franceses Honoré de Balzac, Émile Zola, Gustave Flaubert y el inglés Charles Dickens, entre otros.

Galdós tuvo relaciones estables con varias mujeres: Concha-Ruth Morell, Lorenza Cobián, Teodosia Gandarias... Pero hubo una mujer en su vida con la que mantuvo una relación más que especial, y ésta sería la escritora gallega Emila Pardo Bazán, una mujer decidida, apasionada, inteligente, trabajadora e impulsiva, conocida tanto por sus éxitos literario como por su intensa vida amorosa. Lo de la aristócrata gallega empezó como un acto de admiración hacia el escritor canario, admiración que desembocaría en una pasión desmedida que se puede seguir a través de las cartas que, desde 1881, se enviaron (93 por parte de ella por una sola de él).
Pero Emilia Pardo Bazán no fue fiel a Galdós y esas infidelidades afectaron mucho a Galdós, y lo reflejaría en su obras La incógnita y Realidad, las dos de 1889


Los últimos años de Galdós estuvieron marcados por su pérdida de visión y por sus problemas económicos. También tuvo tiempo para compaginar sus actividades en la política y en la dramaturgia. Como representante del partido republicano, Galdós fue elegido representante de las cortes por Madrid en 1907.
En 1914, incluso estando enfermo y ciego, Galdós ganó su candidatura como diputado republicano por Las Palmas de Gran Canaria. Este hecho coincidió con la creación de la Junta Nacional de Homenaje a Pérez Galdós integrada por ilustres personajes, entre escritores, políticos y aristócratas, como Eduardo Dato, José de Echegaray, el conde de Romanones, Jacinto Benavente, Mariano de Cavia... Esta iniciativa tenía como objetivo recaudar fondos para ayudar a la maltrecha economía del famoso escritor. 

Pobre, enfermo y en soledad, Pérez Galdós, un genio de la literatura realista del siglo XIX, llegó a decir: "Mientras más libros vendo, menos dinero gano. Voy a ser el único editor que se haya arruinado a fuerza de vender muchas ediciones".

La labor de Benito Pérez Galdós fue la de transformar el panorama novelesco español de aquella época. Dejó al lado el romanticismo y avivó el realismo español, dotando tanto de una gran expresividad a la narrativa como de nuevas formas aptas para el entendimiento del mundo y de la obra.