Recalculando [verano 2014]: Bibliotecas plañideras
Publicado: el 07 de noviembre de 2011
Reflexionando: ¿seguimos llorando las bibliotecas?
Últimamente algunas entradas de este blog pueden dar la imagen de que
las bibliotecas somos plañideras que aúllan lastimeramente sin hacer
nada por sobrevivir. Una imagen que nos horripila, y de la que queremos
huir como de la peste.
Biblioactivismo, guerrillas bibliotecarias, y hasta un Frente de
Liberación Bibliotecario si hace falta, cualquier cosa antes que dar una
imagen lacrimosa y de víctimas. Por eso abogábamos por la búsqueda de
financiación donde sea (en
Crónica rosa bibliotecaria)
y con quien sea (entiéndase que no estamos hablando de que nos
patrocine ninguna mafia); y ahora nos hacemos eco de un movimiento que
va mucho más allá de las bibliotecas, pero que nos sirve para promover
algo tan antiguo en las bibliotecas como es la donación.
Se trata del movimiento
Freegan,
que fundamenta sus actuaciones en la donación y el reciclaje, pero ni
mucho menos circunscrito a las bibliotecas. Su actividad más llamativa
es la de promover acciones para que la gran cantidad de alimentos que se
desperdician en grandes superficies, restaurantes, supermercados, etc,
tengan una reutilización para tanta gente que no tiene acceso fácil a
algo tan básico como es la comida.
Dicho movimiento, surgido en Estados Unidos, tiene su perfil más
publicitario en la acción de rebuscar en los contenedores de basura;
algo que lamentablemente vemos hacer cada día más por parte de personas
que nada saben de Freegan, ni de movimientos anticapitalistas. Obviando
el molesto tufillo epatante que a veces denotan movimientos de este
tipo; sí es cierto que una mínima organización podría gestionar la
cantidad de alimentos que se desechan diariamente en nuestras ciudades
para ayudar a mucha gente.
|
Centro Social Autogestionado
de La Carbonería (Barcelona) |
Y es aquí donde llegamos a las bibliotecas. En Barcelona, donde Freegan
ha captado a muchos seguidores, se están desarrollando las denominadas
bibliotecas sociales, centros que no adquieren sus fondos, sino que
sobreviven gracias a donaciones de vecinos, editoriales, o incluso de lo
que recuperan de los contenedores.
Nosotros no llegamos a tanto, pero si esta iniciativa sirve para animar a
nuestros usuarios a donarnos lo que ya no les interesa, bienvenida sea.
Eso sí, puestos a pedir, no hace falta que sea solo cuando hacen
limpieza de primavera/verano: si merecen la pena, nos encantará
recibirlas en cualquier época del año.