martes, 11 de enero de 2022

El mapa de los afectos

Alegato a la bondad


Una pequeña comunidad rural de Iowa es el escenario en el que se desarrollan los hechos de El mapa de los afectos (Ediciones Destino 2020). Una novela coral que parte de la América rural, para permitir a su autora escarbar en los devenires de la humanidad y en la pulsión de la bondad como fuerza motora.
El libro comienza con una relación sentimental entre Valeria, una joven maestra de escuela y Tom, un hombre treinta años mayor que ella, así como la historia de un niño de cinco años cuya madre acaba de fallecer o de Greg, un hombre a quien le pierden las mujeres y el hecho de frecuentar un club de alterne de los alrededores le va a traer unas muy duras consecuencias. La novela habla de los diferentes habitantes del pueblo.
En ella, “todas las edades están representadas”, tal y como indica su autora, Ana Merino. Otros temas como el acoso laboral, la desaparición, la muerte, la violación y el cambio climático tienen gran trascendencia. Pero a pesar de los tintes amargos de la historia, la bondad es el tema central del texto porque sin ella, los habitantes del pequeño pueblo de Iowa no habrían conseguido sobrevivir.
Ana Merino diseña un mapa literario de la evolución sentimental de los personajes a lo largo de 20 años. “Es un libro que habla de la bondad humana. Uno de los protagonistas trabaja como reponedor en un supermercado. La publicación del libro coincidió con la pandemia, momento en el que descubrimos aquellas personas que son indispensables, y que no nos dábamos cuenta", expone Merino.
La escritora describe la bondad como una cualidad imprescindible para hacer el bien y mejorar el mundo, una cualidad para sobrevivir “La actitud de los seres humanos que entienden al otro, las que hacen que preservemos hacia lo luminoso, hacia lo vitalista y hacia lo bueno. La bondad como una materia prima indispensable”, añade.

Como novelista, le atrae más la vida de una persona que se dedica a los demás, que sonríe, que es dulce...  y como la bondad gestiona el dolor, el sufrimiento y como construye una resistencia. Le interesa meterse en la cabeza de una persona buena. El protagonista no va a ser el criminal, sino la víctima o la persona que está observado lo que pasa. 
"Se ha escrito mucho sobre la maldad, sobre la psicología de la maldad pero creo en la psicología de la bondad como sustrato literario. Que las cosas funcionan porque ha habido personas que han querido inventar medicinas para curar, o sea que su pensamiento inteligente lo han usado para el bien y no para el mal. Esos detalles de vida que son tan importantes en nuestra cotidianidad y que no apreciamos a mí me interesan, como fórmula, y como espacio de reflexión literaria".
Unos personajes que vertebran la historia y un lector que sabe más que los personajes. Todos ellos condicionados por la fuerza magnética de los afectos, la aleatoriedad del azar o por la justicia poética que a veces nos traen los acontecimientos más inesperados. Acompañamos a un narrador omnisciente mientras sufrimos porque vemos cosas que no se van a resolver. La autora presta atención al tema de la impunidad: cuando no se resuelven las cosas y no hay justicia, cuando hay equivocaciones y cómo ese mal afecta a la gente.

Ana Merino ya tenía un bagaje como escritora y El mapa de los afectos le ha permitido “abrirse a muchas voces y a muchas atmósferas”. Novela muy rítmica llena de sensaciones. Un dialogo con la poesía, idioma que maneja la escritora. La América rural es lo que aparece en la novela. Iowa, la tierra de la soja, del maíz, de Los puentes de Madison y de John Wayne. Un lugar profundamente humano. La casa de la autora durante mucho tiempo, su atmósfera vivencial. "Me he americanizado, como diría Bush. En el sentido de que es mi vida".
Y también es una novela muy plástica, llena de imágenes con una paleta de color muy variada y con muchos planos literarios que a tal vez podrían ser planos de miradas: Un primer plano, plano detalle, plano general... Así que combina el espacio del cómic con la emocionalidad de la poesía. Ese lugar lúdico e imaginativo de la sociedad estadounidense del siglo XX que se transmite muy bien a través de los superhéroes.
Todos los personajes van fabricando una tela, una red. Pero siempre está Valeria. Valeria es la chica invisible y hay una trama de su esencia. Luego también Rita funciona como otro hilo conductor y el propio Sam, el niño que luego es adolescente que está en la rama y contempla el mundo y que se acomoda en la vida que le ha tocado vivir. Para Merino hay hermosura también en esa cotidianidad, es una sencillez sumamente literaria.

Ana Merino pretende cobijar al lector en el universo de El mapa de los afectos y hacerle sentirse acompañado.
"Me gustaría que se encontrase cómodo leyéndola, que le diese sosiego dentro de la complejidad de la novela y que disfrutase con el estilo y el proceso. Que armonizase con su mirada empática respecto a los demás. O sea que encontrase un espacio armónico dentro del ámbito literario. Porque la novela está hablando desde el espacio de la literatura. Celebrando ese lugar de comunicación universal que viene desde hace siglos, que nos construye a todos y que nos hace da sosiego, también un espacio de reflexión".

No hay comentarios:

Publicar un comentario