lunes, 13 de diciembre de 2021

Alegría

Todo sobre mis padres


"La alegría se alcanza desde el dolor cumplido y desde el amor a tu familia. La alegría se conquista. La alegría es humilde y primitiva. Es un sí a la vida. Los hijos forman parte de esa alegría. Pero todo acaba siendo alegría si el corazón está en orden"
2018 fue el año de la revelación de Manuel Vilas. No era ni mucho menos un desconocido literario ya su dilatada carrera poética avalaba el fulgurante éxito de Ordesa (2018), una obra que acumula reediciones y que ha sido traducida a más de diez idiomas y que sorprende por su sencilla pero profunda autoficción. En tiempos de novela negra, histórica y sagas, hablar de la universalidad de los sentimientos y el amor entre padres e hijos resulta un tanto extraño

Alegría (2019) no rompe con Ordesa. Creíamos que ya estaba todo dicho sobre el dolor y el recuerdo de los padres ausentes y aquí encontramos más motivos para adentrarnos en el amor filial hasta el punto de que más de un lector se preguntará si ha querido lo suficientemente a sus padres. No hay hechos, siguen las emociones.

La historia comienza con la gira internacional que el protagonista realiza por todo el mundo, tras el éxito desbordante de su última novela. Un viaje con dos caras, la pública, en la que el personaje se acerca a sus lectores, y la íntima, en la que aprovecha cada espacio de soledad para rebuscar su verdad. Una verdad que ve la luz después de la muerte de sus padres, su divorcio y su vida junto a una nueva mujer, una vida en la que sus hijos se convierten en la piedra angular sobre la que pivota la necesidad inaplazable de encontrar la felicidad.
A medio camino entre la confesión y la novela personal, el autor escribe una historia que toma impulso en el pasado y se lanza hacia lo aún no sucedido. Una búsqueda esperanzada de la alegría.

Vilas utiliza una forma poética y literaria de transformar a las personas que han sido importantes en su vida en belleza, en música. "Mi familia era humilde en la vida real, pero en la literatura mi padre se llama Bach y mi madre Wagner. Solo es amor, y un poco de fantasía inocente"

La falta de merecimiento es casi un tema filosófico en Alegría. Es algo más hondo, que tiene que ver con que los seres humanos nos creemos con derechos infinitos. El autor cree que debemos agradecer las cosas que nos pasan. Y sobre todo agradecer que estamos vivos.

«Los detalles son siempre importantes, porque la vida son solo los detalles de la vida. La vida en sí misma, como absoluto, no se presenta si no es a través de pequeños detalles». Así es como Vilas escribe obsesionado con esos detalles, sabedor de que allí se encuentra la verdad que es difícil de airear, esa verdad que también es la alegría, la bondad y la belleza. Quizá la alegría que buscamos consista en comprender todas las facetas de la belleza.

El autor deja al descubierto las flaquezas del protagonista de una forma natural. No esconde nada. Trastornos compulsivos, depresión y alcoholismo son tratados poéticamente. Sin quitar hierro, sin auto indulgencia. Todo en la compañía continua del sufrimiento, el desorden mental y la depresión bajo el nombre de Arnold.

"Arnold Schönberg es el padre del dodecafonismo, Arnold es el ruido. Y mis padres son la música."

Los capítulos son breves, casi notas de un diario, y en su contenido no hay euforia, ni optimismo. Sigue el dolor, pero también alcanzamos, junto al autor que nos lleva de la mano, cotas de bienestar. Pesadumbre por no poder disfrutar más de los hijos, pero también del sosiego y la protección que brinda una pareja. Una especie de reconciliación con uno mismo. Los últimos coletazos de un devastador duelo, la luz al final del túnel. El amor, la auto aceptación y la humildad como medicina contra el desespero. La supervivencia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario