lunes, 31 de mayo de 2021

Cuando sale la reclusa

París, el comisario Jean-Baptiste Adamsberg y la Brigada del Distrito 13

Cuando sale la reclusa (Siruela, 2018) es la décima y, por ahora, la última entrega de la serie del intuitivo e inclasificable comisario Adamsberg. Asistimos a una novela policíaca total. Están todos los ingredientes del género movidos por una mecánica narrativa algo compleja. La ironía en los diálogos, la equidistancia entre víctimas y verdugos y el predominio del estilo de la autora a la trama en si de la obra son elementos por los que se mueve Fred Vargas totalmente cómoda.

El comisario Jean-Baptiste Adamsberg, tras unas merecidas vacaciones en Islandia, se interesa de inmediato a su regreso a Francia por la muerte de tres ancianos a causa de las picaduras de una Loxosceles rufescens, más conocida como la Reclusa: una araña esquiva y venenosa, pero en ningún caso letal. Adamsberg, que parece ser el único intrigado por el extraño suceso, comienza a investigar a espaldas de su equipo, enredándose inadvertidamente en una delicada y compleja trama, llena de elaborados equívocos y profundas conexiones, cuyos hilos se remontan a la Edad Media. Un caso contradictorio que se escapa a cada momento de las manos del comisario, haciéndole regresar a la casilla de salida. Solo sus intuiciones, tan preclaras como dolorosas, serán capaces de devolverle la confianza que necesita para salir ileso de la red tendida por la más perfecta tejedora.

Es Adamsberg quien, como hace habitualmente, desencadena los acontecimientos por una fuerte corazonada. A partir de aquí Vargas despliega su talento para relacionar el veneno de una araña con unos sucesos del pasado que tienen su venganza en el presente. La autora ofrece un verdadero abanico de la condición humana, de cómo la venganza puede ser purificante y condicionar toda una vida.

Las revistas de ictiología de Voisenet, la cama de Mercadet, el armario de Froissy, la erudición de Danglard, los mirlos en el patio o el gato en la fotocopiadora conforman la Brigada del Distrito 13 de París. Los diálogos en ese micromundo vienen salpimentados de humor, inteligencia, sarcasmo o amor. La intriga y su resolución son previsibles, pero esto es secundario cuando en la novelística de Fred Vargas hay otros elementos que conforman su particular voz.

Gracias a la manera de trabajar de Adamsberg, el relato va y viene de París al Sur rural francés. Hay muchas referencias a la zoología, la psicología, a las reclusas/santonas del Medievo o a la lingüística, que serán definitivas en la narración. Vargas también hace guiños a la Francia provinciana, a través de la gastronomía, de las costumbres rurales o de expresiones vernáculas que quizá se pueden haber perdido en la traducción, aunque está es más que correcta.

Serie de televisión francesa en la que Jean-Hughes Anglade es Adamsberg,
Jacques Spiesser es Danglard y Corinne Masiero es Retancourt

La novelista francesa nos entrega a un protagonista, Adamsberg, que acaba por ver la verdad “entre brumas" en una batalla por esa ‘verdad' que a punto está de causar un cisma en su brigada, junto con la perenne lucha con el redicho comandante Danglard, y mientras lo investigado llega a su resolución o a su fin caótico.
 
La escritora nos pone en un dilema moral y al comisario Adamsberg también. ¿Se puede justificar un crimen cuando las víctimas han sido verdugos de otras personas? El comisario lo tiene difícil.
Al final, Vargas juega con el lector ¿de verdad se ha impartido justicia?

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