Ojos abiertos
El niño Enrico devoró la biblioteca de su padre, un agente comercial napolitano, hijo de norteamericana, que acumulaba literatura italiana, francesa, estadounidense y sobre todo libros de historia contemporánea que leía para poder entender su tiempo.
Este es un niño de la posguerra en un Nápoles que renacía del fascismo entre cascotes y hambre, del desembarco norteamericano y de una fisura moral. Su padre había hecho la guerra con la infantería alpina y ese fervor montañero le fue heredado a su hijo.
¿Os suena la historia?
De Luca es un hombre sin hijos. Pero suele meter a niños en sus libros porque asegura que aún tienen ante su vista todas las posibilidades abiertas, como una montaña con todas las rutas disponibles. Y si el niño es él, mejor que mejor.
En Los peces no cierran los ojos (2012), un hombre recuerda el verano de sus diez años en un pueblo costero cerca de Nápoles, los años en que se anhela un futuro desde el que sólo se puede mirar atrás. Entre la pesca y los libros, los paseos en solitario y los encuentros con los muchachos del barrio, transcurren sus días, hasta que conoce a una niña sin nombre que le descubre el peso de palabras como amor o justicia. El verano de sus diez años en la isla napolitana de Ischia, que es su patria, su paisaje. La inquietud y el deseo de crecer son más fuertes que la apariencia física. Y permanece intacta la necesidad de protección que cura el calor de las historias familiares, la presencia de una madre y el contacto de la mano amiga.
De Luca también narra, con frecuencia, recuerdos de otros momentos importantes de su vida posteriores a la narración principal. Momentos y vivencias que comienzan a forjarse en aquella infancia donde su mente, a través de las numerosas lecturas que le ensanchaban la mente dentro de un cuerpo que le oprime.
Enrico es un niño:
Lector
Gracias a la vasta biblioteca de su padre. Los libros le hacen conocer a los adultos por dentro: sabía cómo tratarlos. Es un apasionado de los crucigramas y jeroglíficos a través de los cuales aprende la lengua y la precisión de las palabras.
Del mar
La omnipresencia del mar, contexto y escenario vital, con el que mantiene una relación directa llena de respeto al elemento y a sus gentes, como a los pescadores.
Familiar
Su madre, fundamental en su vida, su padre ausente en Estados Unidos adonde le han llevado sus orígenes y la búsqueda de una vida mejor y su hermana, que no puede ser más distinta de él y que apenas aparece.
Enamorado
De la fascinante niña sin nombre que conoce en la playa, tan diferente como él, audaz, original, sabia, conocedora profunda del mundo de los animales y que quiere ser escritora. La niña con la que vivirá una historia de amor singular que le llevará a sentir y a comprender por primera vez ese amor, aunque él lo mire de reojo, que él lee en los libros y que no entiende e incluso desprecia pues le parece desmedido. Y que le hablará de justicia, de una idea de justicia que él no comparte puesto que cree que un delito o daño no puede ser reparado con el castigo (la inutilidad del odio y la sangre) ya que con éste no se van a curar sus heridas.
Con un estilo poético, intenso, preciso y original, De Luca, nos trae una prosa pausada, de escritura delicada. Pequeños párrafos con frases cortas. Consigue algo tan difícil como decir mucho con las palabras justas. Escrito con una sencillez sólo aparente pues contiene en sus palabras toda la complejidad de la vida. Frases que hacen reflexionar y otras que son poesía pura. Un libro para leer parándote con frecuencia para gozar de lo leído.
Hay quien ha dicho que es un poeta que escribe novelas. Pero sobre todo el autor busca la verdad desnuda y lo consigue con creces. Este libro te obliga a mirar dentro de ti. En la infancia se encuentra la respuesta a muchas preguntas que nos hemos hecho y no hemos sabido contestar como adultos.
Erri de Luca concibe la literatura como un modo de volver, "un modo de habitar de nuevo ya que el tiempo corroe". De Luca ha novelado su vida, es un escritor autobiográfico: cuando escribo no invento casi nada, inventar me parece un abuso de confianza.
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