Una herida siempre abierta
Miguel Flores se está preparando cuidadosamente para asistir a un funeral. ¿De quién ese funeral? ¿Por qué tanto esmero? ¿Tanto cuidado?
Un comienzo que poco nos va a anticipar de lo que encontraremos después, ya que enseguida vamos a retroceder unos cuantos años para encontrarnos con un Miguel que es detenido durante una protesta contra la dictadura de Pinochet y cuyo castigo será la relegación.
La relegación fue uno de los métodos de represalia más crueles que se utilizaron durante la dictadura y que consistía en enviar al detenido «con lo puesto» y sin dinero, a sitios inhóspitos, de difícil acceso y lejos de su lugar de origen en el que sólo disponían para vivir de un chamizo con un camastro, una bombilla de pequeño voltaje y poco más, teniendo que buscarse la vida en el más amplio sentido de la palabra.
En un ambiente casi siempre hostil y con pocos recursos, en el que los habitantes más próximos les mostraban su rechazo y desconfianza; y además teniendo que desplazarse varios kilómetros todos los días, en ocasiones varias veces, para firmar ante los "pacos" (que parece venir del quechua p'aku (castaño claro) y hace referencia a los ponchos castaños con los que se abrigaban los antiguos policías de Santiago) en el libro de firmas, sin importar cómo ni de qué manera, hiciera un sol abrasador o cayera una lluvia torrencial.
Cerca del lugar donde Miguel es relegado se encuentra el fundo de La Novena, propiedad de Amelia, una viuda de edad madura, que suele vivir allí la mayor parte de su tiempo huyendo de todo lo que envuelve la vida de la ciudad. En su fundo es donde Amelia está cómoda, vive como desea, con sus libros, sus recuerdos, con las cosas que ama y con un atardecer que disfruta mientras toma una copa de vino y da las gracias.
Miguel y Amelia pronto se conocerán y, aunque en un principio Miguel no tiene muy buena opinión de ella ésta irá cambiando poco a poco y se establecerá entre ellos una relación en la que se irán conociendo despacio mientras Amelia le contagiará su amor por la literatura, la novela Mary Barton, de Elizabeth Gaskell, una escritora inglesa del siglo XIX, victoriana, que retrata Manchester, en plena Revolución industria marcará todo el devenir del protagonista. También le ilustrará, le mostrará el camino para que vaya abriendo su mente con sus charlas, a la vez que le irá contando su vida que no siempre ha sido fácil.
Poco a poco la relación entre ellos hace que él cuestione sus prejuicios, en tanto que sus sentimientos pasan del profundo deseo de odiarla a una atracción y un vínculo permanente. Pero el azar y la actividad política de Miguel provocarán un giro en extremo, doloroso e irreparable para ambos.
La Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos exigiendo el fin de la impunidad. Fuente: Kena Lorenzini |
Aunque en un primer momento parece que el protagonista de la novela es Miguel, pronto nos daremos cuenta que no va a ser así, o por lo menos que no va a ser el único, ya que las mujeres Sybil y Mel, prima e hija de Amelia, y sobre todo esta última son las verdaderas protagonistas. Amelia, Mel y Sybil construyen una tríada de mujeres que ha sido marcada por las vicisitudes políticas del país, el amor, el dolor, el desengaño y la compasión. También aquí, con las tres protagonistas enérgicas, centrales, mater familias y arquetipo de la liberalidad femenina, Serrano plantea los dilemas de la libertad de la mujer, la sumisión, la infidelidad, el matrimonio, el trabajo y el sexo.
La Novena se divide en cuatro partes, un prólogo y un epílogo. Esta estructura permite marcar diferentes planos temporales y alternar entre un narrador omnisciente y uno autobiográfico. Las voces de Miguel, Amelia y Mel, la hija de la primera, se suceden en la historia, que salta de 1985 a 2005, en Chile e Inglaterra, y finaliza treinta años después del primer episodio.
Esa primera parte se desarrollará prácticamente entre conversaciones íntimas e intelectuales, donde lentamente se dará lugar a lo predecible: una tensión poco inocente empieza a surgir entre los protagonistas. Pero de improviso se cortará, dando lugar a la oscuridad real y palpable: la historia da un giro impredecible cuando los militares interrumpen las reflexiones y los atardeceres.
Lo cierto es que los saltos que va dando la narración, breves interrupciones que dan a entender la historia como contada por un tercer testigo y que giran a una voz en primera persona, para volver a la tercera, confunden y entretienen al mismo tiempo.
Sin duda, lo que sucede en La Novena está marcado por la dictadura de Pinochet, haciéndonos recapacitar sobre las formas de privación de la libertad que puedan no parecerlo, de esas crueldades que a simple vista no lo aparentan, pero también llevará a una reflexión sobre la traición, el amor, la redención o el perdón, pero no sólo hacia los demás, sino también hacia nosotros mismos.
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