La señora Curren, anciana mujer, ha sido informada de que padece cáncer; ella vive sola en Sudáfrica pues su hija, hace algunos años, se fue a Norteamérica. ¿Puede haber historia más común y sencilla?
La señora Curren escribe una larga carta a su hija, en ella comenta los avatares que le suceden, el momento es propicio para cavilar, hacer filosofía: “Intento mantener viva mi alma en una época que no es hospitalaria con el alma”. Coetzee narra en La edad de hierro (1990) una historia sin mucha estridencia, sin ruidos. El telón de fondo transcurre en una Sudáfrica convulsa que emerge del apartheid, sencillamente transfigurada en los personajes de Florence y sus hijas: Hope y Beauty (Esperanza y Belleza) y Bheki, el hijo mayor, quien junto a su amigo John terminan siendo víctimas de la violencia tribal en unos acontecimientos oscuros.
La señora Curren confía la carta a Vercueil, un vagabundo alcohólico que vive al lado de su casa, entre un montón de cartones y con un perro. Entre ellos se ha establecido una relación muy especial, en la que la desesperanza y el sufrimiento conforman sus lazos de unión, el cuidado que se dedican será la salvación de ambos. Él será el confidente de su rabia y amargura. En la carta le explica a su hija cuál es la situación que se vive en su país bajo el régimen del apartheid, consciente y asustada ante una época terrible; una edad de hierro en la que la violencia y la lucha se justifican de un modo irracional. Ella se ha opuesto siempre al apartheid, aunque ha vivido al margen, pero los últimos acontecimientos la han sumido en la desesperación.
Esta historia permite a Coetzee denunciar la violencia y las miserias humanas que provoca. Se trata de una alegoría de la situación política en Sudáfrica. Todas las novelas de Coetzee tienen planteamientos similares: el individuo que lucha por sobrevivir en un mundo hostil y que, a menudo, utiliza la fantasía para escapar a otros mundos en los que no exista el horror, retratando el día a día de la miseria y el padecimiento.
La caridad es un don que antecede a nuestra propia existencia y puede explicar claramente la relación “extraña” que se produce entre la señora Curren y Vercueil, Ella le encomienda cortar el césped y las hierbas de su jardín, para así justificar un modesto pago de dinero; sin embargo, le advierte que no se pueden hacer las cosas (contratarlo como jardinero) por simple caridad; y Vercueil le pregunta: “¿Por qué?”, a lo que ella responde: “Porque usted no lo merece”.
El panorama de la Sudáfrica de la época del apartheid que Coetzee pinta en sus novelas nos crearan la necesidad de saber qué hay detrás de esos sombríos rasgos de paisaje humano que traza el autor para nosotros. Nos gustaría aparecer en los escenarios de sus novelas, invisibles, para poder observar a nuestro gusto. A Coetzee, aunque leamos sus historias con el corazón encogido, le agradecemos que nos hable desde el fondo de sí mismo, que nos explique lo que siente ante el drama que se desarrolló a su alrededor y del que se consideró un espectador involuntario que arrastraba, sin quererlo, la más culpable de las inocencias. Esta novela es:
Un grito de agonía
Una larga carta de amor
Un acercamiento a alguien que ya no tiene nada que perder
La descripción de uno de los momentos más duros de la vida
La resignación y, al mismo tiempo. el aferrase a la vida
Un diálogo de apoyo mutuo entre la señora Curren y Vercueil
Dos “soledades” que, a pesar de su empeño y de sus posturas, de su inercial proyección hacia el individualismo, el temor, la desconfianza y el deber “ser ciudadano” , se rendirán en un necesario, humano, único y absoluto reconocimiento del otro para poder ser ellos mismos.
La señora Curren escribe para conjurar la muerte y sostiene que es el “último gran enemigo de la escritura” (p. 133); de allí que cuando se escribe, se mantiene la muerte a raya. Es decir, que en este acto de escritura, en esta acción de revelarme a través del papel, de dejar mi alma aquí, ¿estoy combatiendo la muerte?… y quien me lee, quien reescribe esta nota, ¿también la combate? Muerte y destino, vida y novela,
Con un lenguaje preciso y elegante y una prosa lírica, los principales temas, lugares o acontecimientos históricos que destacan en el libro de J. M. Coetzee son: relaciones personales, vejez, conciencia de la muerte, cáncer, violencia, racismo, libertad personal, paso del tiempo, cartas, vagabundo, apartheid, Sudáfrica, ambigüedad, fraternidad, vida y muerte, brutalidad, caridad. Se puede seguir enumerando temas pero quien esté buscando una novela para pasar un rato agradable sin complicarse demasiado la vida, no es esta.
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