jueves, 27 de febrero de 2020

Doris Lessing

Exploradora de la existencia


   Narradora, poeta, ensayista e intelectual comprometida con la vida y la literatura, con una estética que bien podría ser clásica, Doris Lessing trascendió las etiquetas al hacer visible temas y problemáticas que tocan a todos los individuos al margen de géneros, ideologías y lugares. África, Inglaterra, la mujer, la violencia infantil, la sexualidad de la edad madura, el mito originario de la desigualdad de los sexos, las dudas existenciales y las contradicciones del ser humano tienen un papel esencial en su escritura. Autora de más de cuarenta obras es considerada una escritora comprometida con las ideas liberales. Pese a que ella nunca quiso dar ningún mensaje político en su obra, fue el icono de las causas marxistas, anticolonialistas, antisegregacionistas y feministas.
   
  Nacida en Kermanshah, Persia (actual Irán) en 1919 bajo el nombre de Doris May Tayler, pasó su infancia y juventud en la antigua colonia británica de Rhodesia (ahora Zimbabue) en una modesta granja en mitad de los montes, en donde creció obstinada y algo salvaje. Allí empezó a leer libros que su madre le compraba por catálogo. Se independizó a los 15 años y empezó a publicar cuentos en revistas sudafricanas. A los 31 años se fue a Londres con su tercer hijo, dejando atrás dos matrimonios, para empezar su carrera como escritora con Canta la hierba (1950). Fue miembro del Partido Comunista británico hasta 1954 que abandonó llevada por la decepción tras la invasión soviética de Hungría, lo cual le acarreó bastantes críticas. Su oposición al Gobierno minoritario blanco de Rodesia le valió el sello de “inmigración prohibida”: es decir, no se le autorizaba a volver a entrar en el país.

   Autora de libros como Instrucciones para un descenso al infierno y Memorias de una superviviente, sus obras reflejan su pasión y lucha por la libertad, las injusticias generadas por las razas y su compromiso con las causas del Tercer Mundo. Su vena cuentística se aprecia en el volumen Las abuelas y la autobiográfica en títulos como Dentro de mí y El viento se llevara nuestras palabras.

   En 1962 publicó su novela más conocida, El cuaderno dorado, que la catapultó a la fama, convirtiéndola en el icono de las reivindicaciones feministas. 
   Fuera de la crítica social de sus primeros textos como la pentalogía Hijos de la violencia, 1952-1969, quizá su obra más ambiciosa, en la que narra la búsqueda de identidad del doble literario de la autora, Martha Quest, quien desde África a Inglaterra observa el desplome del sistema colonial y sus secuelas, Doris Lessing también indagó en la novela psicológica y existencial. 

   Pueden destacarse entre sus otros libros La buena terrorista (1985), El quinto hijo (1988) y su continuación Ben en el mundo (2000), los escritos con el pseudónimo de Jane Sommers, como Diario de la buena vecina (1984), con el que quería demostrar las dificultades para publicar que afrontaban los escritores noveles sin nombre conocido. Entre 1979 y 1983 se dedicó a un género considerado menor, la ciencia ficción, con la serie Canopus en Argos, inspirada en el sufismo, lo que le valió la incomprensión de la crítica academicista, aunque también la simpatía de los escritores dedicados al género.

"Una vez me pasé un año entero sin escribir, a propósito, para ver qué sucedía. No me sienta bien, me puse de muy mal humor"
   Con 76 años regresó en 1995 a Sudáfrica para visitar a su hija y a sus nietos, y dar a conocer la primera parte de su autobiografía, Bajo mi piel (1994). Ironías de la historia, fue acogida con los brazos abiertos, cuando los temas que ella había tratado en sus obras habían sido la causa de su expulsión del país cuarenta años atrás.
El entonces príncipe Felipe de Borbón bromea con la escritora Doris Lessing durante la entrega el Premio Príncipe de Asturias de las Letras 2001, acto celebrado en el Teatro Campoamor de Oviedo
   En 2007 se le concedió el Premio Nobel de Literatura, el cual no recogió, por su «capacidad para transmitir la épica de la experiencia femenina y narrar la división de la civilización con escepticismo, pasión y fuerza visionaria».

   Fallecida en 2003, Lessing propuso a sus lectores preguntas fundamentales sobre cómo actuar con responsabilidad en el mundo. Ser lector para ella es una toma de poder, un acto revolucionario que nos permite acceder a la memoria del mundo, a ser ciudadanos en el sentido más profundo de la palabra. “Literatura e historia son ramas de la memoria humana”, escribe. “Nuestro deber es recordar, incluso lo que está por suceder”.

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