jueves, 2 de enero de 2020

Eugénie Grandet

Balzac y la comedia humana
"Gilles comprendió entonces que cada novela que leyera lo ayudaría a entender la vida, a sí mismo, a los suyos, a los demás, el mundo, el pasado y el presente, una experiencia similar a la de la piel; y cada acontecimiento de su vida le permitiría, asimismo, iluminar cada una de sus lecturas. Al descubrir esta circulación continua entre la vida y los libros, encontró la clave que daba un sentido a la literatura; pero, al mismo tiempo, después de la vivacidad de la conversación, de la avalancha de reproches, del vaivén de situaciones que jamás habría imaginado unos minutos antes, tuvo el presentimiento de que la vida, como los libros, era una fuente infinita de rebotes, de imprevistos, de secretos enterrados bajo las palabras, de que nada era inmutable y de que todo se transformaba sin cesar".
   Eugénie Grandet (Honoré de Balzac, 1833) acompaña a Gilles, uno de los personajes de Al envejecer los hombres lloran (Seix Barral, 2013) de Jean-Luc Seigle. De la novela de Balzac, Gilles se identifica con el primo de la protagonista, Charles, que acaba de perder a su padre. El padre comete suicidio tras haber perdido toda su fortuna y deja a su hijo, un joven ya maduro, a cargo del padre de Eugénie, el señor Grandet. Charles llora el suicidio de su padre al comienzo de la novela y Gilles descubre que los hombres también lloran.
   Como dijo Oscar Wilde, el siglo XIX es un invento de Balzac. Dentro de La comedia humana, Eugénie Grandet ocupa un lugar destacado. La historia del avaro Grandet y de su hija Eugénie, que vive desgarrada entre la tiranía de su padre y su amor por un joven parisino, compone el mejor retrato coral de la sociedad francesa de la época situada en la ciudad francesa de Saumur, a la vez que presenta a algunos de los personajes más perfectos de la historia de la literatura. 
   Dos son los retratos que hacen a la novela tan especial: una joven que descubre por primera vez el amor y entrega todo lo que tiene para ayudar a su enamorado, y un padre avaro.
   El amor paternal será abolido por la avaricia de un Grandet que, en el último momento de su vida, amenaza a su hija con pedirle cuentas de la herencia cuando Eugénie llegue al otro mundo. Al lado de estos dos potentes personajes, Charles, el joven parisino criado entre el lujo y la ociosidad,  sólo sirve para poner de relieve la realidad de la vida cotidiana, la potencia del amor de Eugénie y los extremos a que puede llegar la avaricia dominando a las personas, a las leyes e incluso a los sentimientos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario