martes, 30 de octubre de 2018

Bohumil Hrabal

Siempre junto a una cerveza
  

   En 1914 nace en Brno (Checoslovaquia), Bohumil Hrabal, un doctor en derecho antes de ser reconocido, a los 49 años, como un gran novelista.
   Ejerció los oficios más diversos: obrero de fundición, empleado de ferrocarril, corredor de seguros, oficial de notaría, viajante de comercio y… triturador de papel viejo.
   Considerado junto a Milan Kundera uno de los más grandes autores del siglo XX, en su lengua, por su facilidad narrativa y el uso alternativo del humor y la tragedia en un mismo plano.
   En 1956 publicó Conversaciones con la gente, pero fue Una perla en el fondo la que alcanzó un gran éxito, seguida de Los palabristas (1964). Tales obras son una confusa reunión de pequeñas historias y anécdotas de irrefrenable comicidad, sostenidas por un lenguaje rico y compacto.
   Después de la invasión soviética de 1968 y su adhesión al Manifiesto de las dos mil palabras, no pudo continuar publicando legalmente sus novelas, parte de las cuales aparecieron en samizdat (publicaciones al margen de la ley) o en el extranjero.
   Esto le supuso más de siete años de silencio editorial forzado, dos libros retirados de la venta y una publicación incompleta y cronológicamente desfasada de sus obras, Hrabal elaboró formas narrativas de inspiración más amplia, como la trilogía ambientada en Nymburk que tiene como protagonistas a los padres del escritor (sobre todo a la madre) y al propio Hrabal, y que integran las novelas La tonsura (1976), La pequeña ciudad donde el tiempo se detuvo (1978) y Los millones de Arlequín (1981).
   Le siguieron las tres novelas que representan la cumbre de su producción, Bárbara ternura (1973), publicada sólo en el extranjero, Yo que he servido al rey de Inglaterra (1982), y Una soledad demasiado ruidosa (1976), publicada también sólo fuera de Checoslovaquia.
   La trilogía de recuerdos Bodas en casa (1986-1987), que consta de una primera parte de título homónimo y una segunda y tercera tituladas Vita nuova y Solares. La obra recoge la trayectoria personal e intelectual del autor, narrada por su esposa Eliska y por otras personas que tuvieron algún papel en su vida, así como por el propio Hrabal.
   Con casi cincuenta años, Hrabal consigue publicar un volumen de cuentos que tiene gran éxito. Comienzan los reconocimientos, los premios, las salidas al extranjero. Pero no faltan las amarguras: enfermedades, temor a la muerte, separación de amigos, la invasión de Checoslovaquia en 1968 y la nueva inclusión del autor en la lista negra de la disidencia, disipadas ya las efímeras esperanzas de la primavera de Praga.
   No le gustaban los halagos, prefería la soledad, tampoco daba entrevistas, pero visitaba con regularidad una cervecería de Praga llamada El Tigre Dorado.



   Es conocido principalmente por Trenes rigurosamente vigilados (1964), que cuenta la historia de un aprendiz ferroviario en busca de su identidad y enamorado de una telegrafista, durante la Segunda Guerra Mundial. El libro fue adaptado al cine por el director Jirí Menzel (con guion de Hrabal) y obtuvo el Premio Óscar a mejor película extranjera, en 1967. 
   Sus libros tienen una velocidad, una fuerza y una voz que se leen de una sentada. El autor pasa con sutileza de lo absurdo a la normalidad y de la ternura a la crudeza, en historias cotidianas con las que un lector se puede sentir identificado.
“A mí me preguntan siempre cómo habiendo sido tan mal estudiante, soy escritor. Yo digo que porque es algo que llevaba dentro, estaba marcado con un dedo de Dios en la frente. Es la huella que puedo ver cuando bebo mucha cerveza”. 

  La vida de Bohumil Hrabal quedó truncada cuando cayó desde el quinto piso de un hospital mientras intentaba darle de comer a unas palomas y falleció con 82 años.

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