A partir de este razonamiento, la psicoanalista y escritora Lola López Mondéjar ha construido una novela de gran hondura psicológica
"Quería acabar con ese mito porque creo que siempre ha funcionado como un corsé para la mujer. Es una creación patriarcal que anula la identidad de las mujeres", explica.
Un mito griego, el de Medea, y un terrible hecho real, el de la parricida de Santomera, le sirven de base para derribar tópicos en esta novela que reivindica que la mujer debe ser, ante todo, mujer, y amar siempre sin prescindir de ella misma.
Hace doce años, el pueblo murciano de Santomera se dio de bruces con el horror: una mujer había estrangulado a sus dos hijos de seis y cuatro años con el cable del teléfono.
En la tragedia griega, Medea mata a sus hijos tras ser abandonada por Jasón.
¿Qué pasa por la cabeza de una madre capaz de un acto así?
En Mi amor desgraciado (Siruela, 2010) se reflexiona sobre "uno de los últimos mitos que perviven en Occidente": el amor incondicional y abnegado de madre.
En la novela, las dos protagonistas se enfrentan a un conflicto personal inspirado por sus propios hijos. Para una de ellas son el obstáculo para desarrollar su vida sexual y amorosa. Para la otra, suponen una alienación.
"La dependencia de la mujer, de la pareja, de los hijos, es un tema importante, porque es una costumbre muy arraigada y todavía falta mucho para que cambie. El problema es que a los hombres se les enseña cuál es su deseo mientras que a las mujeres nos enseñan a satisfacer el deseo del otro", sostiene la escritora.
López Mondéjar reconoce haberse inspirado en testimonios de sus pacientes. También se ha ido a las estadísticas: "El 33% de las mujeres en edad reproductiva de Europa decide no tener hijos. Cuanto mayor es el desarrollo de un país, el desvalimiento del patriarcado también es mayor".
Para ella, esta no es una novela feminista, aunque sí comprometida. "Hasta ahora los hombres han escrito los discursos y son ellos los que han impuesto una forma de amor. Hay que dar voz a la mujer para que imponga otro distinto", apostilla. Esta novela es, de momento, su aportación.
Hélène es la protagonista que representa la entrega erótica, una mujer a la que la maternidad supone "una carga insoportable", en opinión de la escritora, "porque la distrae de su único objetivo, que es amar, y la entrega amorosa a un hombre".
En el otro extremo se encuentra una mujer española que ha decidido alejarse de su marido y de su hija para iniciar una búsqueda interior, "porque entiende que en el ejercicio de una maternidad convencional ella ha sido un ama de casa entregada que se ha perdido a sí misma", explica López Mondéjar.
Sin embargo, "Mi amor desgraciado" no pretende ser una tragedia, sino, un canto a la esperanza. "Porque la única posibilidad de vivir cómodamente en la vida es integrando los distintos aspectos de la vida que nos constituyen como sujeto".
Y añade: "me gustaría que se leyese así, que estos corsés sociales, que estos imperativos sobre como amar o como ser madre, puedan ser transformados internamente por nosotros".
La novela intenta responder, en palabras de López Mondéjar, a ese "terror" que se tiene a adentrarse en el interior de la madre, en el mito del amor maternal. "Tenemos que renunciar a ser madres perfectas para ser madres y mujeres a la vez", razona la escritora.
Hace doce años, el pueblo murciano de Santomera se dio de bruces con el horror: una mujer había estrangulado a sus dos hijos de seis y cuatro años con el cable del teléfono.
En la tragedia griega, Medea mata a sus hijos tras ser abandonada por Jasón.
¿Qué pasa por la cabeza de una madre capaz de un acto así?
En Mi amor desgraciado (Siruela, 2010) se reflexiona sobre "uno de los últimos mitos que perviven en Occidente": el amor incondicional y abnegado de madre.
En la novela, las dos protagonistas se enfrentan a un conflicto personal inspirado por sus propios hijos. Para una de ellas son el obstáculo para desarrollar su vida sexual y amorosa. Para la otra, suponen una alienación.
"La dependencia de la mujer, de la pareja, de los hijos, es un tema importante, porque es una costumbre muy arraigada y todavía falta mucho para que cambie. El problema es que a los hombres se les enseña cuál es su deseo mientras que a las mujeres nos enseñan a satisfacer el deseo del otro", sostiene la escritora.
López Mondéjar reconoce haberse inspirado en testimonios de sus pacientes. También se ha ido a las estadísticas: "El 33% de las mujeres en edad reproductiva de Europa decide no tener hijos. Cuanto mayor es el desarrollo de un país, el desvalimiento del patriarcado también es mayor".
Para ella, esta no es una novela feminista, aunque sí comprometida. "Hasta ahora los hombres han escrito los discursos y son ellos los que han impuesto una forma de amor. Hay que dar voz a la mujer para que imponga otro distinto", apostilla. Esta novela es, de momento, su aportación.
Hélène es la protagonista que representa la entrega erótica, una mujer a la que la maternidad supone "una carga insoportable", en opinión de la escritora, "porque la distrae de su único objetivo, que es amar, y la entrega amorosa a un hombre".
En el otro extremo se encuentra una mujer española que ha decidido alejarse de su marido y de su hija para iniciar una búsqueda interior, "porque entiende que en el ejercicio de una maternidad convencional ella ha sido un ama de casa entregada que se ha perdido a sí misma", explica López Mondéjar.
Sin embargo, "Mi amor desgraciado" no pretende ser una tragedia, sino, un canto a la esperanza. "Porque la única posibilidad de vivir cómodamente en la vida es integrando los distintos aspectos de la vida que nos constituyen como sujeto".
Y añade: "me gustaría que se leyese así, que estos corsés sociales, que estos imperativos sobre como amar o como ser madre, puedan ser transformados internamente por nosotros".
La novela intenta responder, en palabras de López Mondéjar, a ese "terror" que se tiene a adentrarse en el interior de la madre, en el mito del amor maternal. "Tenemos que renunciar a ser madres perfectas para ser madres y mujeres a la vez", razona la escritora.
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