lunes, 4 de septiembre de 2023

Todo cuanto amé

El simbolismo de lo cotidiano


Todo cuanto amé (2003) es una novela de personajes, de seres humanos. Siri Hustvedt consigue trasmitir un río de sentimientos, centrándose casi exclusivamente en dos familias con un hijo cada una de ellas.

Todo cuanto amé es una novela compleja, que peca de un elitísmo intelectual, con muchos temas de fondo: la creación artística y la interpretación del arte, los encuentros y desencuentros de las parejas, la dificultad y la responsabilidad de educar a los hijos, la amistad y sus goces, la pérdida y el duelo, la traición, el trabajo intelectual y la vida cotidiana.

Personajes formados en las mejores universidades, atractivos, que viven en un Nueva York no descrito, en un mundo aparentemente idílico que se topa con la tragedia.

En 1975 el historiador de arte Leo Hertzberg descubre un cuadro extraordinario de un pintor desconocido, Bill Weschler, en una galería de Nueva York. Tras décadas de amistad con el artista y de recuerdos guardados en un cajón, Leo decide contar su historia, que también es la historia de sus obras, de las mujeres de su vida, Érica, Lucille y Violet, de sus hijos Matt y Mark y de los caminos que cada uno de ellos tomó.

Leo es el único narrador de esta historia, y el único de los cuatro personajes adultos que seguirá en el mismo lugar a lo largo del tiempo. Leo es la memoria. Él, en primera persona, estructura la novela en tres partes, muy propio de un temperamento ordenado y racional como el suyo.

«Las historias que relatamos sobre nosotros mismos sólo pueden narrarse en pasado. El pasado se remonta hacia atrás desde donde ahora nos encontramos, y ya no somos actores de la historia sino espectadores que se han decidido a hablar.»

El amor y la amistad son los grandes temas en esta novela. Nos encontramos con una fuente inagotable de sentimientos que fluyen de manera natural. La elegancia es una característica de la prosa de Hustvedt. Abundan escenas conmovedoras, el contacto físico y el cariño que ilumina y sosiega.

Las vacaciones compartidas, las conversaciones sobre los trabajos de cada uno: histerismo, problemas de alimentación, en el caso de Violet; los libros de historia del arte que escribe Leo, la obra plástica de Bill y su búsqueda: cuadros, esculturas, montajes, vídeos; las investigaciones de Érica y sus publicaciones sobre Henry James, todo eso tenía gran importancia para el grupo porque había un auténtico interés por el trabajo de cada uno y un auténtico respeto por el otro.

El dolor también se expresa con la misma fuerza que se experimenta. No sólo cuando hay muertes, también detectamos dolor, por ejemplo, en el reconocimiento de la culpa que confiesa Bill al pensar en las posibles consecuencias que su divorcio pudo causar en su hijo. Es, también, desgarradora la escena en clase, cuando frente a un cuadro de Chardin, la contención de Leo se quiebra ante la visión del agua (hijo ahogado) y se pone a llorar en público sin su característico control. O el afán de acudir al llamado/trampa de Mark en ese absurdo viaje de Leo a Minnesota, Iowa, y Nashville, que sólo puede interpretarse como un acto de amor y lealtad a los vínculos.

Vaso de agua con cafetera de Jean Siméon Chardin

El arte es un tema compartido por todos: Bill crea, Violet inspira y provee contenido, Leo interpreta y saca sus propias conclusiones del arte producido por otros artistas vivos y muertos, Érica es profesora de lengua Inglesa en Rutgers y luego Berkeley. Sin embargo serán las artes plásticas la rama tratada con más profundidad. La producción de cajas de Bill es analizada y valorada por Leo, el amigo crítico será su gran baluarte en el medio, y también importante estímulo. Por otro lado, las exposiciones de Bill nos plantean el tema del comercio del arte: las galerías, los coleccionistas, los precios, la fama. Con el personaje del artista provocador Teddy Giles, la escritora pone sobre la mesa el mercantilismo del arte, el valor de las nuevas técnicas y la violencia expuesta sin pudor ni límites.

Obra del pintor y escultor estadounidense Joseph Cornell, pionero del Arte del Assemblage,
proceso artístico de juntar objetos tridimensionales para crear una obra de arte.

La imaginación de Siri no tiene fin y leerla supone un esfuerzo adicional: hay que prestar atención a absolutamente todo lo que menciona porque nada es casual, que sí causal. Plasma con fuerza unas personalidades tan complejas y cambiantes, contradictorias, humanas. Una mujer que no solo goza de una gran inteligencia y cultura sino que además tira de la inteligencia de quien la lee.

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