lunes, 9 de enero de 2023

Estaciones de paso

Pasar a la edad adulta


Jóvenes, aturdidos y desorientados, pero empeñados en salir adelante, retratados a partir de pretextos tan dispares como el fútbol, los toros, la política, la cocina o la música. Grandes dilemas: la vida, la muerte, el amor, la enfermedad y, el mayor de todos, la familia.

Estaciones de paso (2005) recoge cinco historias de adolescentes abocados a vivir circunstancias que les sobrepasan, pero que, sin sospecharlo, acabarán forjándoles como adultos. Son historias de determinación y coraje, de conflicto con el entorno familiar, pero también de amor, de educación sentimental y de formación de la conciencia. Experiencias que por mucho que duelan son necesarias vivir y atravesarlas, como esas estaciones de paso que debemos recorrer para llegar a nuestro destino.

Demostración de la existencia de Dios

Mediante el relato ingenuo de un partido de fútbol, un adolescente narra su tragedia, ha perdido a su hermano mayor y aún no ha superado su muerte. Rafa se dirige a Dios, una y otra vez, pero este lo ignora “Bueno, Dios, es que… Esto es cojonudo, vamos. Es que no se pueden hacer tratos contigo, tío”. El recuerdo de su hermano Ramón se entrecruza con sus emociones deportivas. La dureza de la experiencia para la familia y para él mismo, pone sobre el papel el modo en que les ha cambiado la vida. 

Tabaco y negro

Una joven se siente heredera de un don y de un oficio legendarios. Trata de la relación de una niña con su abuelo, un conocido sastre de toreros. Un mundo lleno de tradición. En la historia nos cuenta el despertar de la niña al mundo y cómo se hace adolescente con los recuerdos de su abuelo y las carencias de su propio padre con una profesión que necesita de amor y tradición. El hilo conductor de la historia son los toros y los trajes de luces, aunque después el relato vaya por otros derroteros.
Paloma, al final, les demostrará a todos que la juventud no está reñida con la experiencia, con la sabiduría y, por encima de todo, les enseñará que ver no es lo mismo que mirar, y al mirar no todas las personas ven lo mismo. Y que escuchar no es lo mismo que entender. Porque hay quien no sabe escuchar y quien, aun sabiendo, no entiende ni una palabra de lo que escucha.

El capitán de la fila india

Carlos es un adulto que evoca en este relato las vacaciones que vieron nacer su compromiso político. La tercera historia nos cuenta como un hombre casado perteneciente a una enorme familia recuerda sus momentos de infancia a la hora de distribuir una herencia familiar. Las relaciones entre los miembros de la familia marcan la trama y el desenlace.

Receta de verano

Maite cocina su confusión interior mientras cuida de un padre inválido. Una chica tiene que afrontar la enfermedad de su padre y sus tareas familiares a cargo de la cocina. Entre recetas vivimos sus recuerdos y su forma de despertar al amor y a la vida. Es una historia que narra el paso de la adolescencia a la madurez con sus despertar a la sexualidad y su incomprensión del mundo adulto. La chica, una y otra vez, intenta hacer ese pastel con patatas y atún que a él tanto le gustaba pero fracasa y fracasa y fracasa. A la basura se van el pastel y el ánimo y la toda la vida toda. Y mientras cocina: “Las calles, las clases, mi barrio, mi casa, seguían siendo los mismos, y sin embargo hablaban con voces distintas. Espera, me parecía escuchar a cada paso, tienes que esperar, no seas tonta, estate quieta, espera”.

Mozart, y Brahms, y Corelli

Tomás consigue seducir a una mujer tan bella que era pura música. La quinta y última historia nos habla de un niño, que si bien no tiene un aspecto muy agraciado, dispone de la música como forma de expresión. Esa música le permitirá destacar en un mundo más bien extraño como puede ser el de la prostitución. Un relato sobre la belleza interior de las personas a través del amor inocente, casi infantil, de Tomás hacia una de las prostitutas de la Casa de Campo, Fernanda. La belleza de la música consigue imponerse en un contexto donde predominan el sexo vacío, la resignación ante la evidencia o los anhelos insatisfechos de otras vidas posibles. Un relato sobre los marginados por la sociedad que consiguen sobrevivir a la hipocresía moral en el anonimato, permaneciendo aislados.

"Necesitaba tratar con personajes que no fuesen adultos, hacer un recorrido con ellos para descubrir sus emociones, su fragilidad y vulnerabilidad en un momento muy concreto de su existencia. Creo que éste es un libro triste, pero optimista, de afirmación de la vida”, comentaba la escritora.

Almudena Grandes describe con gran acierto y sensibilidad la disyuntiva que representa la adolescencia para sus cinco personajes, y para el propio lector, relatando el permanente conflicto con el entorno familiar, el sentimiento de impotencia y rechazo ante los cambios advenidos, el descubrimiento del amor y el sexo, la nostalgia por la inocencia pérdida, entre otros. La antología de la escritora madrileña se caracteriza por una prosa contemporánea y urbana en la que predominan las reflexiones personales de los protagonistas en contraposición con la escasez de diálogos.

Tal vez las verdaderas experiencias emocionales, las que nunca se olvidan, sean las que se producen en la adolescencia, ese territorio quebradizo en el que uno se asoma por primera vez a la vida adulta.

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