El escritor Amin Maalouf se convirtió el pasado 24 de julio en el primer libanés que ingresa en la Academia Francesa. Rodeado por una nutrida representación de la colonia de Líbano, país que ha hecho acuñar una moneda con su imagén, el autor de León el africano rindió homenaje en su discurso a su antecesor en el sillón 29, Claude Lévi-Strauss.
Maalouf habló en su discurso de ingreso de los sueños de armonía, de progreso y de coexistencia, sueños maltratados hoy por el “muro del odio” que separa a europeos y africanos, Occidente e Islam, judíos y árabes. El autor de Los desorientados, hace un llamamiento a demoler esas barreras: “Esa ha sido siempre mi razón de vivir y escribir, y la proseguiré en el seno de vuestra compañía. Bajo la sombra protectora de nuestros antecesores. Bajo la mirada lúcida de Lévi-Strauss”.
Amin Maalouf nació en Beirut (Líbano) en 1949 en el seno de una familia árabe católica. Hijo de Ruchdi Maalouf, poeta, pintor y periodista, estudió economía, política y sociología y, siguiendo una larga tradición familiar, se dedicó al periodismo. Trabajó en el diario An Nahar como responsable de la sección de Internacional y viajó por países como India, Bangladesh, Etiopía, Somalia, Kenya, Yemen y Argelia, en algunos casos como corresponsal de guerra. En Vietnam fue testigo de la batalla de Saigón. En 1975, tras el estallido la guerra del Líbano y al igual que alguno de sus personajes, Maalouf también se exilió a Francia, donde vive con su familia desde entonces y donde durante algún tiempo ejerció como periodista en las publicaciones Jeune Afrique y An-nahar Arabe et International. Desde 1985, se dedica plenamente a la literatura, en la que ha cultivado la realidad histórica y la ficción, el ensayo y la novela. Pasa parte del año en una casa de pescadores de las Channel Islands, donde escribe sus novelas.
La mayoría de los libros de Maalouf se desarrollan en un entorno histórico y en ellos combina hechos históricos con la fantasía y los conceptos filosóficos. Sus textos, escritos con la habilidad de un auténtico maestro de la narración, ofrecen una visión refinada y sensible de los valores y actitudes de las diferentes culturas de Oriente Medio, África y el mundo mediterráneo.
En 1983 publicó su primer trabajo, Las cruzadas vistas por los árabes, un libro sobre este período histórico planteado desde la perspectiva musulmana. Con su primera novela, León el africano (1986), trazó a modo de diario una panorámica del mundo mediterráneo de comienzos del siglo XVI a través de la vida de un viajero.
Entre sus libros de ficción figuran Samarcanda (1988) y Los jardines de la luz (1990). Posteriormente publicó El primer siglo después de Beatriz (1992), una alegoría acerca de la división norte-sur, al tiempo que un alegato a favor de la mujer. En 1996, presentó en España Las escalas de Levante, una metáfora de la crisis de Oriente Medio, pero también del desgarro personal de su autor. En su segundo ensayo, Identidades asesinas (1999), Maalouf analiza la noción de identidad y las violentas pasiones que provoca. Por este trabajo obtuvo el premio europeo de ensayo otorgado por la Fundación Charles Veillon. El viaje de Baldassare (2000) es, en cambio, un canto a la tolerancia y al encuentro entre las diferentes culturas. En 2004 publicó Orígenes y, en su último ensayo, El desajuste del mundo (2009), Maalouf se cuestiona el destino del planeta compartido por todos.
En 2012 publicó su última novela, Los desorientados, un regreso literario a su país natal que se convierte en una reflexión universal sobre la amistad, el amor, la memoria, el exilio y la identidad.
Premio Príncipe de Asturias de las Letras 2010 |
Las novelas de Amin Maalouf son como unas fotos de vida, cuyo objetivo es intentar llenarlas de fraternidad y convivencia en un mundo en el que todos estamos un poco desorientados.
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