"Las tías" de Mastretta
Arráncame la vida es la primera novela de Ángeles Mastretta y es sin duda la que más polémica y crítica ha creado a su alrededor. En ella, Mastretta utiliza la escritura, y el lenguaje, como un vehículo que no solamente induce a una lectura fácil, sino también como un medio a través del cual libera a sus personajes femeninos. Tema que vuelve a retomar en su segundo libro, Mujeres de ojos grandes (1990), compuesto de treinta y siete viñetas que muestran la vida de mujeres que, como en Arráncame la vida, están fuera del tiempo presente, están ubicadas en la historia y al mismo tiempo son mujeres que rompen con los cánones que la sociedad les ha impuesto. La misma Mastretta aseguraba en una entrevista, que sus mujeres personajes, "que aparentemente eran muy extraños en su época, y no nada más en Arráncame la vida y Mal de amores sino en Mujeres de ojos grandes, son en realidad mujeres pioneras, como las que con toda seguridad existieron pero sobre las que nadie escribió y a las que nadie hizo caso".
Cada una de las mujeres en el libro reacciona de una manera diferente a su circunstancia y las hay quienes son agresivas, otras son pasivas, algunas son religiosas y otras ateas, algunas hablan con un lenguaje popular grosero, supuestamente el lenguaje exclusivo de los hombres. Las personajes de Mujeres de ojos grandes son mujeres que de alguna forma han tenido una vida singular sin que jamás hubieran sido objeto de la atención que se merecían. Es un libro de historias cortas, "continúa el desarrollo del punto de vista femenino". Y así es, en efecto, las tías, como creación de Mastretta, se salen de todo lo establecido por el orden patriarcal. Sin sentirse culpables o crearse un sentimiento de culpabilidad alguno, las tías subvierten las convenciones sociales y llevan unas vidas llenas de emociones, sin un hombre a su lado muchas veces.
Mastretta, a través de las tías de la novela, subvierte el trato que se da a los valores tradicionales como la sexualidad femenina: La mujer o es virgen o es monógama. El derecho a darle vida a las fantasías sexuales con libertad y a tener una actividad sexual libre y sin restricciones está permitida sólo a los hombres. Las tías, entonces, subvierten esta noción al tener amantes y más de un compañero sexual en repetidas ocasiones.
Las tías de Mujeres de ojos grandes rompen con lo establecido buscando su propia felicidad. Sin necesidad de una lucha consciente o totalmente abierta, en contra del poder patriarcal y sin discutir causas o tesis feministas específicas, van en contra de convenciones morales y sociales que las oprimen y les impiden libertad sexual y de acción. Ángeles Mastretta afirmaba que, efectivamente, "son mujeres que ponen de manifiesto el poder que tienen en sus casas y el poder que asimismo tienen para hacer con sus vidas lo que quieran, aunque no lo demuestren. Son mujeres poderosas que se saben poderosas pero que no lo ostentan".
Aunque cada uno de estos relatos pueden leerse de forma independiente y en el orden que a cada uno le apetezca, todos están unidos por un nexo común: devolverle las ganas de vivir a una niña que padece una enfermedad letal. Con esa intención, la madre de la chica (La tía Jose Rivadeneira) cuenta a su hija la historia de sus tías, personajes principales de cada una de las historias incluidas en el libro.
Esta anécdota esta basada en una real, sucedida a la propia autora: la hija de Ángeles Mastretta cayó en coma y en un esfuerzo desesperado por su parte de fortalecer en la niña los deseos de no morir, la autora comenzó a contarle, en la sala de terapia, la historia de sus antecesoras familiares. Cada una de estas narraciones sirvió de inspiración para crear los retratos de las mujeres de ojos grandes que aparecen en el libro.
Cada una de las mujeres en el libro reacciona de una manera diferente a su circunstancia y las hay quienes son agresivas, otras son pasivas, algunas son religiosas y otras ateas, algunas hablan con un lenguaje popular grosero, supuestamente el lenguaje exclusivo de los hombres. Las personajes de Mujeres de ojos grandes son mujeres que de alguna forma han tenido una vida singular sin que jamás hubieran sido objeto de la atención que se merecían. Es un libro de historias cortas, "continúa el desarrollo del punto de vista femenino". Y así es, en efecto, las tías, como creación de Mastretta, se salen de todo lo establecido por el orden patriarcal. Sin sentirse culpables o crearse un sentimiento de culpabilidad alguno, las tías subvierten las convenciones sociales y llevan unas vidas llenas de emociones, sin un hombre a su lado muchas veces.
Mastretta, a través de las tías de la novela, subvierte el trato que se da a los valores tradicionales como la sexualidad femenina: La mujer o es virgen o es monógama. El derecho a darle vida a las fantasías sexuales con libertad y a tener una actividad sexual libre y sin
Las tías de Mujeres de ojos grandes rompen con lo establecido buscando su propia felicidad. Sin necesidad de una lucha consciente o totalmente abierta, en contra del poder patriarcal y sin discutir causas o tesis feministas específicas, van en contra de convenciones morales y sociales que las oprimen y les impiden libertad sexual y de acción. Ángeles Mastretta afirmaba que, efectivamente, "son mujeres que ponen de manifiesto el poder que tienen en sus casas y el poder que asimismo tienen para hacer con sus vidas lo que quieran, aunque no lo demuestren. Son mujeres poderosas que se saben poderosas pero que no lo ostentan".
Aunque cada uno de estos relatos pueden leerse de forma independiente y en el orden que a cada uno le apetezca, todos están unidos por un nexo común: devolverle las ganas de vivir a una niña que padece una enfermedad letal. Con esa intención, la madre de la chica (La tía Jose Rivadeneira) cuenta a su hija la historia de sus tías, personajes principales de cada una de las historias incluidas en el libro.
Esta anécdota esta basada en una real, sucedida a la propia autora: la hija de Ángeles Mastretta cayó en coma y en un esfuerzo desesperado por su parte de fortalecer en la niña los deseos de no morir, la autora comenzó a contarle, en la sala de terapia, la historia de sus antecesoras familiares. Cada una de estas narraciones sirvió de inspiración para crear los retratos de las mujeres de ojos grandes que aparecen en el libro.
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