Cuando intento seguir lo que se podría considerar las pautas
para llegar a crear un buen club de lectura, me topo con una realidad muy
distinta.
- Primera realidad. Más de veinticinco personas, aunque no vienen todas siempre, es una locura. Pero el problema es que no puedo prescindir de ninguna de ellas, las oficiales, las extra oficiales y las VIP, título ganado a las que se fueron y volvieron. Bienvenida Teresa. Todas y cada una son club.
- Segunda realidad. Tras el Paco Pack, los dos libros de verano, los cortos club os habéis ganado el cielo, pero no es culpa mía que si alguien propone Patria de Aramburu os quedéis tan panchos.
- Tercera realidad. No puede haber relación horizontal entre vosotros y yo. Me siento, me levanto, los corrillos, no me llega la voz, habla uno, habla dos, habla tres… Bueno intentaré el truco de Rocío a ver si me funciona.
- Cuarta realidad. Cuidado con el whatsapp. Ahí cabe todo. Desde el uso de las placas fotovoltaicas hasta la deducción fiscal por donaciones y mecenazgo. También están los cumpleaños, las buenas cosas que nos pasan a cada uno, las noticias de cada día, los mensajes maravillosos, los vídeos de humor, las cosas que nos preocupan, las injusticias… Bueno y también “hablamos” de libros, de actividades culturales.
Paro. No voy a sacarle más punta a todo. Me quedó con Reme
y sus palabras “No hay que perder la frescura”
Así que os comunico que estamos todos suspensos pero os lo
digo con la media sonrisa de regusto del que sabe que así nos podemos volver a
ver en septiembre.
Os quiero “Anti-Club”
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