
Para el escritor Federico García Montalbán, como plasma en el prólogo, El dibujo de los días de Alicia Noland constituye una literatura ofensiva que seguramente se escribe con una bomba entre las manos. Ya en los dos primeros relatos de das cuenta de ello, porque te dejan el estomago contraído y lleno de metralla.
Dice de ella que "se expone a cuerpo descubierto en cada narración. La autora se coloca en la primera línea de fuego en la lucha de la ficción contra esta realidad".
García Montalbán considera que este libro es un regalo en forma de revelación. La mentira y la metáfora forman parte de la trama haciendo que las palabras se muevan por el territorio de lo irreal.
La pasión ciega de un padre por encontrar en el mundo algo extraordinario por lo que vivir inaugura la selección de relatos.
Noland, quien ya había publicado alguno de estos cuentos, reconoce haber seleccionado estos relatos porque "siento que tienen una relación entre ellos. Todos intentan contar lo mismo. Es como un diario en el que se van dibujando los días. El dibujo que se puede hacer de la vida es algo que no comprendemos. No sabemos qué significan las cosas".
Demonios familiares de Ana María Matute

En el bosque cercano a su casa, Eva encuentra el cuerpo malherido de un paracaidista, y ayudada por Yago, lo trasladan al desván. Eva sabe que debe mantener la presencia de este joven en el más absoluto secreto, y más desde que la zona ha sido tomada por el bando nacional. Dedicada al cuidado del muchacho, la joven e inexperta muchacha desarrollará un sentimiento que sabe que no debe sentir, algo que traiciona a todos cuantos ama.
La última novela que Ana María Matute escribió antes de morir es una historia de amor y culpabilidad que sucede en julio de 1936 en una pequeña ciudad del centro de España…
Fuente: Estandarte
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