Nacido en 1947 en Kobe, Teru Miyamoto trabajó como redactor publicitario antes de dedicarse por completo a la escritura en 1970. Se graduó en la facultad de letras de la Universidad Otemon Gakuin. Desde los 20 años vive atormentado por su delicado estado de salud y un trastorno de pánico causado por su vida laboral, así que toma la decisión de hacerse escritor en los años 70, gracias a su experiencia con la lectura, ganando rápidamente un gran reconocimiento.
Con novelas sensibles y profundamente humanas, que abordan temas como la familia, la pérdida, la redención y la búsqueda de sentido en la vida cotidiana, el estilo de Miyamoto se caracteriza por una prosa lírica y una fuerte conexión emocional con los personajes.
En 1977 logra el premio Dazai Osamu con El rio de barro, un retrato de la pobreza en la posguerra japonesa desde la mirada de un niño. La obra fue muy elogiada y fue adaptada al cine en 1981 por el director Kohei Oguri. A continuación el premio Ryunosuke Akutagawa con El río de las luciérnagas (1978). Posteriormente consigue el premio Eili Yoshikawa con Oración (1987) .
Además de Kinshu. Tapiz de otoño (1982) que se reeditó en España en 2012 (Editorial Alfabia), Premio de Literatura de la Academia Japonesa, del mismo autor se han publicado además en nuestro país Gente de la calle de los sueños, en 2012, Los sueños de la primavera (2022) y Lo que nos gustaba (2025).
Miyamoto se distingue por su retrato delicado de las emociones humanas, su enfoque en las relaciones familiares y los lazos rotos, el tono melancólico, introspectivo y a menudo esperanzador de su relato y una profunda conexión con la naturaleza y el entorno japonés.
Aunque no tan ampliamente traducido como Haruki Murakami o Yukio Mishima, algunas de sus obras han sido traducidas al inglés, francés, alemán y español. Su literatura ha sido muy valorada por su autenticidad emocional y su retrato del Japón moderno desde una óptica íntima.
Kinshu. Tapiz de otoño
Kinshu (錦繍) es una palabra japonesa poética que puede traducirse como “bordado de brocados” o “hermoso bordado”, y en un sentido más figurado, se refiere a los colores otoñales, como una metáfora visual del otoño, colores rojizos, dorados, cobrizos, extendiéndose sobre un paisaje como si fuera un fino bordado de seda.
En la novela de Teru Miyamoto, el título no es solo estético, sino que contiene el tono lírico y reflexivo, ya que simboliza la belleza y la complejidad de las emociones humanas, entrelazadas como hilos en un bordado, el otoño como metáfora del cambio, la madurez y la melancolía, una etapa de transición en la vida de los protagonistas y la posibilidad de redención o reconstrucción emocional, así como la aceptación del pasado.
¿Es posible expiar los errores del pasado? ¿Se puede limpiar el recuerdo sucio por el rencor y plantear un futuro a partir de un presente en el que el resentimiento haya dado paso a la calma y el perdón?. Ésta es la idea que subyace tras las últimas páginas de Kinshu. Tapiz de otoño (1982), de Teru Miyamoto (1947), una novela epistolar de delicado trazado en el que el escritor japonés explora los abismos del dolor y la capacidad curativa del afecto y la comprensión.
La historia abarca casi un año de intercambio epistolar entre una antigua pareja que se divorció diez años atrás debido a un dramático incidente. El detonante de esas cartas es un encuentro casual de los protagonistas, Aki y Yusuaki, durante una visita al monte Zao, un volcán cercano a la ciudad de Sendai, la «ciudad de los bosques». Tras ese momento inesperado, y conmovida por los recuerdos y el no haber sabido el uno del otro durante una década, Aki decide iniciar el envío de varias cartas en las que rememora con su ex marido su vida en común y el dolor ante el fin del matrimonio, motivado por un suceso que les cambió completamente: el adulterio de Yusuaki con un antiguo amor del instituto que, mientras dormían juntos, intentó cometer un doble suicidio con él.
Kinshu. Tapiz de otoño es una novela de singular belleza, que, construida como una relación epistolar, aborda las huellas del pasado, de los errores y del amor frustrado, evocando con melancolía y tristeza lo que los personajes fueron en un pasado y ya no pueden recuperar. Son cartas. algunas muy largas, que muestran dos personalidades en las que, pese a todo, se mantiene la honestidad, donde se intercambian no reproches, sino sentimientos como las dudas, el miedo, la esperanza o las ansias de encontrar la felicidad.
El intercambio de cartas progresa en dos direcciones: el esclarecimiento del incidente decisivo y cómo han seguido adelante unas vidas salidas de un carril que parecía su hábitat natural. Aki perdida en un matrimonio infeliz con un hijo discapacitado y Yasuaki hilvanando relaciones sentimentales vacías mientras fracasa en cada negocio que emprende.
Teru Miyamoto infunde a su texto un ritmo pausado, temperado, reflejo de la templanza de la pareja, que transmite al lector paz y armonía. Lector que se plantea temas como la culpa, el karma, la relación entre pasado, presente y futuro en la vida del individuo y un análisis de sentimientos como la compasión y el respeto.
Tapiz de otoño es una novela triste, una ironía de la vida que desplazan a las personas de las vidas que pudieron vivir. Pero también maneja emociones más sutiles como la esperanza, la redención, el perdón, el olvido, la comprensión, la perseverancia o la resignación, o según el simbolismo que maneja la novela: la madurez baraja sentimientos tan variados como los colores de las hojas en otoño. Miyamoto ha escrito una novela conmovedora.